Por Abril Alesio, Bruno Caletti y Lucas Camargo
El fútbol de los campeones del mundo vuela con una sola ala. A raíz del asesinato de Javier Gerez a manos de la policía bonaerense, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (Aprevide) tomaron la decisión de prohibir el ingreso de las dos parcialidades a los estadios el 11 de junio de 2013, un día después de los incidentes en La Plata tras el encuentro entre Estudiantes y Lanús que concluyeron con la muerte del simpatizante granate.
Es por eso que el 6 de octubre de 2013, en el Monumental sólo flamearon banderas rojiblancas. El River de Ramón Díaz y el Boca de Carlos Bianchi, con el condimento especial de la vuelta de Juan Román Riquelme tras su primer retiro, se vieron las caras frente a 65.000 fanáticos millonarios. Un partido cerrado que se definió en una jugada que coronó Emmanuel Gigliotti y los jugadores de Boca festejaron solos al final del partido, una imagen que nos acostumbramos ver con el paso del tiempo.
A partir de ahí, la discusión de los visitantes estuvo en boca de todos los poderes políticos de la Argentina a lo largo de los años. Claudio Tapia, por entonces flamante presidente de la AFA, confirmó la vuelta de los visitantes tras el Mundial de Rusia de 2018. “Es importante la vuelta de los visitantes en el fútbol argentino y poder garantizar la seguridad al hincha para que vaya a la cancha con la familia”, declaraba el ex dirigente de Barracas. No se cumplió.
Mauricio Macri, mientras se desempeñaba como presidente de la Nación, se proclamó a favor de la inclusión de los visitantes en la final de la Copa Libertadores de 2018 entre River y Boca; pedido que fue ignorado por la AFA y los presidentes de ambos clubes, Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici.
En la actualidad, los únicos que piden fervorosamente la reinserción de los visitantes son los hinchas. En 2016, una encuesta realizada a mil simpatizantes en barrios porteños arrojó un 76% de apoyo a la vuelta de las dos hinchadas. En los últimos años han sido muy pocos los partidos que se jugaron con público de ambos equipos, los encuentros por Copa Argentina o alguna copa internacional, y si bien muchos dirigentes piden por el regreso de los visitantes, puertas adentro las opiniones cambian.
Boca, River, Talleres, Newell´s y Central son los principales equipos en contra de la idea. Sus respectivos estadios tienen la totalidad de abonados, por ende esta decisión dejaría a socios que ya pagaron su lugar afuera de algún partido. “Si hoy le decís a Boca, River, Independiente, Racing y a todos los grandes que vamos a volver al público visitante te dicen magoya”, declaró en marzo de este año el exministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni.
Ya son 29 los superclásicos que no contaron con las dos hinchadas presentes en el Monumental o en la Bombonera. El partido más significativo de nuestro fútbol tiene un solo color y el horizonte parece auspiciar la continuidad de esta tendencia. Mientras tanto, la pelota sigue rodando y los debates se alejan más y más del folclore argentino.
Once años, cuatro gobiernos, decenas de dirigentes que solo defienden sus propios intereses y ni un solo responsable: el show debe continuar y el grueso de los hinchas seguirá pagando los platos rotos de unos pocos.