Por Ulises Lazzari
Se cumplen 104 años del histórico encuentro entre Argentina y Brasil, que no es recordado precisamente por lo futbolístico. El 6 de octubre de 1920, se enfrentaron en un amistoso, ya que los brasileños debían hacer escala en tierras argentinas, tras disputar el Campeonato Sudamericano en Chile. El diario Crítica publicó una polémica nota que desató la cólera en el conjunto visitante.
El periódico era reconocido por sus polémicas durante esa época. El 3 de octubre, ni bien arribó al país la “Canarinha”, se publicó una nota dándoles la bienvenida en el boletín. Lo provocativo fue el título: “Monos en Buenos Aires. Un saludo a los ilustres huéspedes”. Como si fuera poco, el recorte venía acompañado de una imagen en la que se apreciaba a un grupo de simios vestidos con la camiseta brasileña.
La lluvia postergó el encuentro por tres días, lo que dio tiempo a que semejante hecho de racismo llegara a manos del plantel visitante. La comisión brasileña se dirigió hacia el edificio en el que funcionaba el diario -situado en Sarmiento 800- e increparon, con razón, al periodista uruguayo Antonio Palacio Zino, autor de la caricatura, y al dibujante Diógenes Taborda con la intención de que se rectificaran.
A raíz de todo esto, los jugadores Telefone, Rodrigo, Japonés, Junqueira, Zezé y Fortes se negaron a participar del partido, prefiriendo salir a pasear por la calle Florida. El resto del plantel hizo oídos sordos a los hechos y se presentaron a jugar, por respeto a los 5000 espectadores que presenciaron el cotejo. El problema era que con todas las bajas, Brasil contaba con seis jugadores, sumado el jefe de la delegación.
Llegado el día del amistoso, la “Verdeamarela” salió a la cancha de Sportivo Barracas con siete brasileños y cuatro argentinos. El público, al percatarse de la situación, comenzó a arrojar de todo a la cancha. Finalmente, Argentina retiró a cuatro jugadores y el juego se disputó siete contra siete, en dos tiempos de treinta minutos.
El triunfo fue para los locales por 3 a 1, con un doblete de Raúl Echeverría. El tanto restante fue obra de Fausto Lucarelli. A más de 100 años de este hecho, la AFA reconoce el resultado, pero ni la FIFA ni la federación brasileña lo hacen.