Por Yamil Toral
El 6 de octubre de 2014 falleció Carlos Delia Larocca, jinete olímpico acusado, años mas tarde, de secuestro, tortura y asesinato. Murió sin ser juzgado. A una década de su deceso todavía siguen en la memoria, por la verdad y la justicia, los militantes asesinados durante su actividad militar.
Los Juegos Olímpicos de Munich 1972 fueron particulares. Los primeros días de septiembre, a partir de un secuestro organizado por el grupo “septiembre negro”, terminaba en la masacre de 15 personas: nueve israelíes, cinco palestinos y un alemán. Cinco días después los soviéticos le ganaban el oro en básquet a los Estados Unidos en plena guerra fría. También fue la primera edición en tener una mascota: Waldi. Argentina fue representada por 98 deportistas, el abanderado fue Carlos Delía Larocca. Un jinete que llegaba a su quinto Juego consecutivo: Melbourne 1956 donde fue su mejor rendimiento al quedarse con un diploma en equipo, Roma 1960, Tokio 1964 y México 1968. En los juegos panamericanos había logrado tres medallas de plata, dos en 1951 y una en 1963. Subcampeón mundial de Salto Ecuestre 1960 y campeón argentino tres veces.
Ajeno a los caballos en el ámbito profesional, hizo la carrera militar que lo llevó a ser Jefe del Tercer Cuerpo del Ejército, con base en Córdoba. Durante ocho meses hasta septiembre de 1975, su sucesor sería el genocida Luciano Benjamín Menéndez. En esos años, la violencia en la calle se volvió una realidad. Organizaciones políticas buscaban hacer la revolución a partir de la lucha armada. En marzo de 1976 durante el golpe cívico-militar comandado por Jorge Rafael Videla se hizo cargo de los tres poderes con la excusa de “reestablecer un orden”. Durante seis años, hasta 1982, el gobierno militar secuestró, torturó y desapareció a 30 mil personas. Una hoguera en la que el Estado argentino fue la leña.
A principios de 1975, María Estela de Perón firmó el decreto para llevar a cabo la “Operación Independencia” en Tucumán. El objetivo: “Apagar el foco revolucionario del ERP en la provincia”. El Tercer Cuerpo del Ejército participó activamente bajo la dirección de Larocca. En estos primeros enfrentamientos comenzó a caldearse el gran estilo siniestro de los próximos seis años en el país. Por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en Córdoba desde marzo de 1974, durante el operativo independencia y en los centros clandestinos de detención La Perla y Campo de la Ribera, se abrió una megacausa por el asesinato de más de 700 personas. Titulada “MENÉNDEZ III” se convirtió en el juicio más importante de la provincia, el abanderado olímpico fue imputado en 2012.
Larocca ejerció también como agregado militar en la embajada estadounidense, país mentor del “Plan cóndor” propulsor de las dictaduras latinoamericanas. Fue designado en varios roles diplomáticos hasta 1979 cuando presentó la renuncia. Para 1980 fue nombrado por decreto como presidente de la Federación Deportiva Militar Argentina hasta el 10 de diciembre de 1983.
Vinculado a una causa que incluye delitos de lesa humanidad, el jinete decidió durante el juicio la defensa responsabilizar a la Policía provincial, y afirmó que el ejército intervino recién cuando asumió Menéndez. Sin embargo, un año después confirmaron su procesamiento.
Se cumplen 10 años de la muerte de un particular personaje de la historia Argentina. Murió, el 6 de octubre de 2014, a los 91 años sin ser juzgado por los delitos que se le imputaron: Tortura, privación ilegitima de la libertad, homicidios calificados y tentativa. Sin embargo su apellido en el mundo hípico sigue firme como representante del país por parte de su sobrino, Jose Maria Larocca, que llegó a París 2024 a su quinto Juego consecutivo (desde Beijing 2008) y con dos medallas de plata en los Panamericanos de 2015 y 2019. Su accionar en el Tercer Cuerpo del Ejército durante la etapa más triste de nuestra historia, sigue presente en la memoria de los argentinos, en esos pañuelos blancos y en cada “Nunca Más”.