Por Luca Quagliatini
A las 10:00 se abren las puertas del primer día de una nueva edición del abierto de Buenos Aires en el Racket Club, fundado e impulsado por el tenista argentino de antaño para el incentivo del deporte en la capital federal. Pinta un domingo de pleno tenis, que para eso lo hizo Guillermo Vilas.
Afuera, en la calle, a lo largo de la boscosa avenida Valentín Alsina, hay una serpiente de personas que esperan para entrar desde mucho más temprano para ver a los primeros clasificados del ATP Challenger 75 de Buenos Aires. Adentro, Nicolás Kicker y Hernán Casanova estrenaron el torneo.
El partido inaugural arrancó a puertas cerradas. El predio abrió a eso de las 10:20, tarde según lo estipulado pero los que estaban ahí poco se inquietaron. Kicker ya perdía por un game. Aunque el encuentro fue entre compatriotas, los recién llegados hicieron sentir visitante a Casanova, que se conformó con pequeños aplausos para sus grandes jugadas. Casi en simultáneo, inició el partido entre el brasilero Joao Reis y Ezequiel Monferrer en la cancha 8, que apenas tenía una platea petisa al costado. Este fue el primer resultado en la mañana, y del Challenger, después del 2-0 en favor del carioca.
Mientras tanto, en el estadio, el artificial foráneo, Casanova, cerró el primer set en un 6-1 frente al campeón del 2017. Kicker mostró ideas en el juego defensivo pero no le salieron sumado a la dificultad que tuvo, y que aprovechó el rival, con su revés. Sin embargo, en el amanecer del segundo parcial tomó las riendas en el juego y manejó el ritmo del encuentro durante los puntos restantes. Estrategia que le funcionó al ex-campeón, ya que con el mismo resultado venció a Casanova y llevó el partido al tie-break. Donde remontó y se llevó la clasificación para el segundo día de competencia. El justo vencedor fue mucho más expresivo que su oponente, tanto a la hora de festejar como en la frustración de ir abajo en el marcador; insultos, gritos desahogados, quejas pero también puños en posición de victoria, aliento propio y el encuentro con la aprobación en los ojos de su entrenador sentado en una esquina del campo de juego.
Al final quedó tiempo para una anécdota, como una de cal y una de arena, Kicker rompió, culpa de la cólera luego de perder un punto sencillo, una raqueta con sus propias manos. Igualmente, luego la regaló a uno de los niños de la hinchada, que la atesorará como uno de sus mejores trofeos seguramente.
Si bien las otras canchas no tenían mucho lugar para el espectador, sí estuvo llena con gente en la platea y detrás de la reja cuando Federico Coria, hermano del consagrado tenista, salió a entrenar en la previa de su debut.
Entre los resultados más destacados de este primer turno de tenis en Buenos Aires: El único europeo del día, Edoardo Lavagno, quien parece convertirse en un habitué en el torneo argentino, cayó ante Orlando Luz, brasilero. Otro de los que ya saben qué se siente ganar en esta tierra, tierra batida en este caso, es Renzo Olivo, quien venció ajustadamente al peruano Arklon Huertas del Pino por 2-1, con parciales 6-2 / 5-7 / 7-5. Por último, Lucca Guercio, uno de los invitados por el sistema de Wild Card, se despidió sorpresivamente del torneo luego de la derrota contundente ante Tomás Farjat.
El plato principal de la jornada se cocinó en el partido siguiente al inaugural. De pronto, las tribunas comenzaron a llenarse. La popular este, la única con sombra al mediodía, rebosante de espectadores, aunque más que simples espectadores eran hinchas. La platea sur bien asediada por aficionados del tenis. Enfrente, el palco de los socios del club, básicamente la terraza del bar concesionado que tiene mesas afuera y donde bienaventurados hombres y mujeres se sientan a almorzar y disfrutar de lo que se viene. Por último, la popular oeste, arrasada por los rayos del sol, ocupada por un par de adolescentes y por Casanova cabizbajo.
En la cancha central del Vilas, Mateo Del Pino, prácticamente vestido de Wimbledon, y Alejandro Lorenzo Lingua Lavallén, con una pintoresca remera lila y pantalón violeta, dieron un espectáculo. El primero, con 21 años, apenas tiene 2 Challengers en su carrera, este incluido. Lingua, categoría 2001, inició el año a exhibirse en el plano internacional, ya participó en un puñado de Challengers en Argentina y Brasil. Dos jóvenes que, a priori, aspiran a una larga carrera, aunque todavía son promesas. El encuentro fue un palo por palo, violentos drives contra suaves, aunque malintencionados, drops en la primera parte de la cancha. Un partido lleno de puntos de quiebre; games que, sin riesgo de error, se jugaron más de 15 pelotas. Ya el primer set se debió estirar hasta el tie-break, donde ajustadamente quien ahora vestía una camiseta transpirada color violeta húmedo se lo llevó en 7-5.
El segundo parcial del plato fuerte empezó de la misma manera que el anterior. Continuaron con el enérgico ritmo de juego, que le gustó al público, tanto que hasta los que fueron a alentar a Del Pino se sumaron en los aplausos para Lingua. Sin embargo, con empate a tres games en el marcador, un cambio de lado se demoró por la intervención de los médicos del torneo para atender al de ropa pálida por una molestia en la zona del cuádriceps derecho. El malestar, que pese a la ayuda profesional y de los entrenadores, lo acompañó, y prácticamente verdugueó, al final del partido. Con el claro dolor encima, un Del Pino aquejado y rengo consiguió un juego más, donde se hizo muy fuerte con su saque. Lo que más le pasó factura fueron los puntos largos, culpables de que no le alcanzara para emparejar la balanza y así caer 6-4 en el último set. Correr tanto y en una superficie que resbala no jugó en su beneficio. Masticando bronca y resignado, quedó eliminado luego de haber batallado hasta el final en un duelo para aprovechar y mostrarse en uno de los mejores torneos formadores.