viernes, octubre 11, 2024

Matías Lucuix, un ejemplo de superación y resiliencia

Por Joel González

En 2012, tras sufrir una triple fractura de peroné, Matías Lucuix quedó apartado de las canchas. Actualmente es el entrenador de la Selección nacional y buscará clasificar a la semifinal del Mundial de Uzbekistán.

Con 26 años, una lesión le dio un giro de 180º a su vida y lo apartó por un tiempo del 40×20 que tanto ama. Mientras cumplía el deseo de probablemente cualquier jugador argentino de representar a su país en un Mundial de futsal, una patada convirtió el sueño en una pesadilla. En el tercer partido de fase de grupos del Mundial de Tailandia de 2012, un jugador australiano golpeó a Matías Lucuix y le ocasionó una triple fractura de peroné que lo dejó fuera de la pista.

Sin embargo, se transformó en un luchador de la vida y referente del deporte argentino. En la actualidad da indicaciones, pero desde fuera de la cancha, y buscará clasificar a la Selección nacional a la semifinal del Mundial de Uzbekistán, cuando enfrente a Kazajistán el lunes 30 de septiembre a partir de las 12.

Lucuix tuvo sus inicios en el 40×20 de River Plate. Rápido como un rayo y habilidoso como ningún otro jugador, les pintaba la cara a los rivales en una baldosa. No lo podían agarrar. Los cambios de ritmo y los firuletes con la pelota bajo la suela lo caracterizaban y diferenciaban del resto de los jugadores. Poco a poco comenzó a hacer ruido en las tribunas. Las canchas se llenaban para ver a la joven promesa. Hasta los mejores equipos del planeta querían tener a quien, por su juego, no parecía humano.

En 2007, la élite del futsal puso la mirada en Lucuix y, gracias a la influencia y recomendación de Diego Giustozzi, quien sería el mentor de Matías como entrenador años más tarde, trasladó sus goles y gambetas a la Liga Nacional de Fútbol Sala de España.

Con 21 años armó su valija y, además de guardar objetivos, deseos y sobre todo el mate para sentirse cerca de su casa, llevó también miedos e incertidumbres que con el correr del tiempo se perdieron. El cariño del público del Caja Segovia lo acogió y Matías no tardó en demostrar sus habilidades e inflar las redes. Luego de cuatro años en un alto nivel y con grandes actuaciones, Inter Movistar, uno de los equipos más destacados del mundo, lo fichó. Ningún jugador alcanzaba a frenarlo.

Lamentablemente, lo único que pudo fue la lesión en el peroné. Sin embargo, lejos de tirar la toalla, Matías pasó la operación como si hubiera sido un rival en la cancha. Pero lo que no pudo gambetear fue la recuperación. Recibió otro golpe. “El jugador se acostumbra a estar dentro de la cancha, y me pasó lo contrario, por eso sufrí mucho. Tuve una infección muy grave que los médicos me curaron, pero después, el hueso no solidificó porque no le llegó el riego de sangre necesario. En un tratamiento de casi tres años, me sacaron una parte de la Cresta Ilíaca y con eso se pudo pegar. Con el paso del tiempo, pensé en el futuro y no quería ser un inválido con 30 años, por eso empecé a ver el deporte desde otro lado y decidí ponerle punto final a mi carrera”, confesó Lucuix en una nota con Tyc Sports en 2021.

Lo que Matías no sabía era que su vínculo con el 40×20 iba a seguir, pero desde otro lado. Diego Giustozzi lo eligió como ayudante de campo de la Selección Argentina, y Lucuix pasó a dirigir a quienes eran sus compañeros.

La vida y el futsal le dieron revancha en el Mundial de Colombia, en 2016. El 1° de octubre fue un antes y un después en la historia del deporte argentino, y Matías fue uno de los grandes responsables. La Selección le ganó la final 5-4 a Rusia y se consagró por primera vez campeona del mundo. El certamen que lo apartó de la pista para siempre, le dio la mayor alegría cuatro años más tarde.

En 2018, cuando Giustozzi consideró que no quedaba nada por enseñarle a Matías con la pizarra, dio un paso al costado y Lucuix, sin dudarlo, tomó las riendas de la Selección. “Argentina es distinta al resto del mundo, la gestión de grupo es completamente diferente. El jugador argentino es inteligente, obediente, y tiene calidad. Yo tuve que cambiar mucho mis formas en estos años fuera del país. El jugador argentino sabe sufrir, modera su ego”, declaró Giustozzi. Agregó : “Me da felicidad desde afuera ver el nivel del futsal y que podemos competir como selección”.

Desde ese entonces, Argentina conquistó la Copa América de 2022 y un subcampeonato del mundo. El entrenador argentino, además de estar catalogado como uno de los mejores del mundo, es un claro ejemplo de resiliencia y superación, que tuvo revancha en el deporte que lo hizo abandonar su carrera futbolística.

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