viernes, octubre 11, 2024

El ¿Caballero? Rojo

Por Agustín Caballero

Marcos Rojo no para de cobrarse víctimas. Incluso, parece haber completado su conversión a luchador profesional. En caso de hacer un análisis en profundidad, podría decirse que tiene un golpeado en cada equipo. Aún así, lector, no desespere: para eso estamos nosotros. He aquí un recuento de sus peores yerros como jugador xeneize. Es intrépido y leal, es valiente y es genial… O quizá no tanto.

La violencia tardó en comenzar; acumuló buenas actuaciones domésticas e internacionales. Mientras tanto, el hincha de Boca respiraba: después del régimen López-Izquierdoz, por fin había arribado un zaguero que se hacía respetar. Sin embargo, la ilusión culminó tras su expulsión por doble amarilla en su cuarto superclásico, a los 15 minutos de partido. Después perdieron, claro.

A diferencia de su homónimo pugilista, quien acumuló pocas derrotas a lo largo de su carrera, Marcos parece no perder nunca. Así lo certificó en su primer clásico oficial ante San Lorenzo, con un pisotón salvaje en área propia contra Malcom Braida. Minutos después, Bareiro marró el penal y dejó al luchador con una bala más en el cargador, recibida por Iván Leguizamón en forma de hombro en la cara. Fernando Espinoza, árbitro, revisó la situación y decidió que no era roja. En fin…

Todo fue in crescendo y la noticia corría de boca en boca: ya teníamos un luchador en la Liga Profesional. El “Caballero” Rojo dejó de ocultar sus dotes y comenzó a disfrutar de la práctica profesional. ¿El damnificado? Nicolás de la Cruz, otro gallina, a quien le tatuó los 6 tapones en la testa. Roja y a las duchas. Intrépido, seguro. Leal… No tanto.

La emersión de Nicolás Valentini significó un contratiempo para el Caballero. Tras un tira y afloje por la titularidad, logró establecerse como zaguero zurdo en las semifinales de la pasada Copa Libertadores ante el Palmeiras. Motivado, suponemos, por el contexto, no dudó: levantó en pala a Endrick a falta de 30 minutos para el final, con un resultado por sostener. Una vez más, dejaba a Boca con diez jugadores. ¡Caballero, Caballero Rojo!

Tiempo después, una doble amarilla en el primer tiempo (figurita repetida) ante Platense y golpes de puño y antebrazo ante Facundo Colidio le serían suficiente para dejarlo claro: es momento de oficializar su traspaso a la lucha libre. En caso de hacerlo, Humberto Reynoso, el Caballero Rojo original, sonríe desde el cielo: ya tiene quien continúe con su legado. 

 

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