Por Valentín Gourovich
De estar a dos puntos de descender a la Primera B en el 2022, a ser líder del campeonato y soñar con el ascenso. Las razones de por qué Nueva Chicago volvió a ser competitivo.
Luego del ascenso frustrado en 2019, en el cual finalizó tercero y fue eliminado en la primera ronda del reducido, comenzó un ciclo lleno de frustraciones para el Torito. En el campeonato correspondiente al 2019/2020 estaba en el último lugar, pero debido a la pandemia fue suspendido y pudo mantener la categoría. En los siguientes torneos, ya con Hugo Bellón como presidente, la temática no cambió: volvió a quedar último en el 2021 y sufrió hasta el final para mantenerse en el 2022. A lo largo de esos tres años, el Verde ganó 13 partidos de 97 y pasaron 10 entrenadores distintos. Una verdadera locura, y más tratándose de un equipo tan grande de la categoría.
Pero la crisis no solo era deportiva; a nivel infraestructura y economía, el club estaba a la deriva. El terreno de juego en pésimas condiciones, las tribunas abandonadas, el predio donde se entrenaban los jugadores destratado, sueldos adeudados y las cuentas embargadas. Recién en el 2023 pudo lograr un poco de tranquilidad en el ámbito futbolístico tras la designación de Alejandro Nania como manager a principio de ese año y de Andrés Montenegro como entrenador, en mayo tras la salida de Tomás Arrotea. Ganó el clásico frente a All Boys y quedó afuera del reducido por un punto, pero lo más importante es que le devolvió la ilusión al hincha.
En diciembre del año anterior, los socios del Torito se expresaron en las urnas: Juan Ángel Guerra, quien ya había sido presidente desde el 2000 hasta el 2005, se convirtió en el elegido con más de 1000 votos. Durante su anterior gestión, Chicago consiguió el ascenso a la máxima categoría en el 2001 tras un partido memorable en Córdoba ante Instituto. Al asumir, Tito fue claro: “Mis objetivos son volver a ser lo que fuimos en lo social y en lo deportivo”. La primera medida de este segundo mandato fue poner al día a todos los empleados del club. A nivel infraestructura, el Torito crece a pasos agigantados; se puso en marcha la construcción del predio en los terrenos del Mercado de Hacienda, el estadio volvió a tener sus colores característicos y se realizaron obras para mejorar la condición de las tribunas, que estaban en mal estado. Desde entonces, se respira otro aire en los pasillos de Mataderos, y tras cinco años de sufrimiento, los hinchas, incondicionales en todo momento, se ilusionan con la posibilidad de lograr el quinto ascenso a primera en la historia del club.
Hasta el momento el conjunto de Mataderos acumula 55 puntos, producto de 16 victorias, 7 empates y 9 derrotas. Pese a estar puntero no se puede relajar debido a que hasta el octavo puesto solo hay seis unidades de diferencia, lo que marca la gran paridad que hay en esta categoría. Aún restan disputarse seis jornadas, y en caso de finalizar primero, una hipotética final.
Además de los aciertos dirigenciales, gran parte de este presente se explica mediante la fortaleza que ha adquirido jugando como local (ganó 11 de 16), gracias a la conexión que hay entre los hinchas, que revientan el estadio sin importar día ni horario y los jugadores, que van a todas como si fuese la última. Sin ser uno de los planteles con más presupuesto de la categoría, no se achica contra ninguno. Es un equipo sólido que sabe aprovechar las oportunidades y que se respalda en la columna vertebral, compuesta por Facundo Ferrero, Stefano Callegari, Tomás Bottari y Facundo Castro, que, junto a Montenegro, quien ya sabe lo que es ser campeón con Chicago, son la bandera de la ilusión de todo un pueblo.