Por Nicolás Renedo
Se nota en su juego dinámico y vertical, en su vagancia al retroceso defensivo, en su sonrisa… El 17 que entró en el Bajo Belgrano ante Excursionistas, sí, ese, es brasilero. Su ídolo de chico es Dener, definitivamente hay algo ahí. Pequeño físicamente, volante ágil y habilidoso para los afortunados que lo vieron jugar al “Sucesor de Pelé”, como se lo denominaba a comienzos de la década de los ‘90.
Comenzó a los cinco años jugando en una escuelita en Cabo Frio, ciudad de Río de Janeiro, hasta que a los diez llegó a las inferiores del Vasco da Gama, instancia donde llegan las responsabilidades. La fortuna de que un micro lo pase a buscar por el barrio de Santa Cruz, a una hora del predio “Moacyr Barbosa”, le den la posibilidad de comer y dormir allí, hizo que para Gabriel da Conceição el club de Regatas sea “su segunda casa”. El agotamiento de esta misma rutina lo fue desgastando y le hizo preguntarse si valía la pena: “Fue un descanso de la rutina. Soy muy chico, no estoy disfrutando nada de mi juventud ni de mis amigos. No quiero más”, fue el descargo y motivo de aquel niño de 14 años para “tomarse un respiro”.
Finalmente, a los 17, decidió retomar su camino futbolístico: “Como dicen acá: uno tiene que ‘ponerse la diez’ para que le vaya mejor en su futuro”. Esa característica brillaba en aquel volante central… podía mejorar su quite, su ida y vuelta, el control orientado, etc. Pero dejó maravillados a todos en otro aspecto. Siempre con su buena onda y su sonrisa, no pareciera sorprender que su círculo confiara en Gabriel debido a la confianza que emana al recordar esos tiempos.
Arribó a la Argentina en 2017 junto a otros tres compañeros brasileños y su representante en busca de oportunidades. Ya había tenido un contacto con el país cuando Independiente le ofreció probarse en el club a sus 15 años, pero debido al papeleo por ser menor y no tener la nacionalidad se bajó esa opción. Volvieron a aparecer los fantasmas cuando las pruebas en otras instituciones como San Telmo y Colegiales también se desestimaron por problemas con los trámites.
Deportivo Español, club que milita en la Primera C, alojó a los cuatro cariocas, aunque seguía habiendo desafíos y paredes que derribar para da Conceição, quién confesaba que “la adaptación costó mucho por la comida, el clima y las costumbres”. Sumándole que su entrenador le aconsejó un cambio rotundo de posición: “En Argentina me dijeron ‘vos sos brasileño, de color… ¿qué haces jugando de cinco?, anda a jugar de delantero o de volante por afuera’”.
Hoy, ya en Acassuso desde enero de 2024, convive con algo común que es el cambio de técnicos. Da Conceição es dirigido por su tercer entrenador en lo que va del año y el comienzo de aquellos ciclos — con Alejandro Friedrich, Facundo Arguello y, actualmente, Juan José Serrizuela — es un borrón y cuenta nueva con la adaptación que requieren estos procesos.
Con 23 años se lo ve muy cómodo en el país y valorando lo que tuvo que pasar para llegar donde está, consciente de que aún falta un largo trecho: “Estoy feliz de la vida, uno a veces no está conforme con las cosas que pasan pero después termina creciendo en esos pequeños detalles”. Como dice su lema: “Dios te escuchó, solo sé paciente”, y él de verdad lo fue.