sábado, diciembre 7, 2024

Auge japonés en la tierra de los campeones mundiales

Por Lucas Torre y Martina Pereyra

La influencia de Takahara y su paso por Boca. ¿Cómo y cuándo fueron llegando a la Argentina? El desembarco de jugadoras niponas y su adaptación al fútbol femenino local. 

Japón y Argentina, dos países con costumbres y culturas totalmente distintas que están unidos por una misma pasión: el fútbol. Uno se destaca por ser completamente organizado y estructurado, mientras que en el otro predominan las destrezas individuales y el potrero. 

En el año 2001 Naohiro Takahara llegó a Boca procedente del Júbilo Iwata con la intención de extender el mercado xeneize hacía los países asiáticos, ya que el club pasaba por un buen momento y visitaba tierras niponas por la Copa Intercontinental. Este fue un boom mediático, debido a que el jugador venía desde el otro lado del mundo y lograba ser el primer japonés en la historia del fútbol de primera división. Si, de primera división, pero no el primero de la historia. Yasushi Kawakami era un niño que a los cinco años dejó su Okinawa natal para mudarse a la Argentina con su familia en 1968, en el 82’ realizó su debut en la primera de Banfield y jugó por cinco años en la segunda categoría del fútbol argentino, casi 20 años antes de Takahara.

 

La costumbre trasciende géneros: la falsa información sobre Ichika Egashira

En el mercado de pases de este año se oficializó la llegada de Ichika Egashira a River Plate procedente de Excursionistas, pero ¿cómo llegó Egashira a Excursio? Tras no jugar en su equipo en Japón, decidió mudarse a la Argentina para probar suerte en el fútbol “de los campeones del mundo” y mediante un convenio de la Universidad Nacional de Tres de Febrero consiguió una prueba en el equipo de Bajo Belgrano, donde jugaría un año antes de vestirse de rojo y blanco. La llegada de Ichi a River se anunció a bombo y platillo, no solo por el lado del marketing, sino también por la importancia de su fichaje, ya que fue una de las más destacadas del torneo 2023: “La primera japonesa de la historia del fútbol femenino llega a River”. Lastimosamente para aquellos medios adictos al clickbait, este título es falso, al igual que fueron los de Takahara, ya que en los 90’ Kaori Nagamine jugó tres partidos en Yupanqui. Desde Japón, la futbolista seguía las noticias televisivas sobre el fútbol de Argentina y no vino por Messi, sino por Diego Maradona: “Lo único que lamento de Ichika es que no juegue en Boca”, dijo entre risas en una entrevista con “PanaFem” previo a desearle mucha suerte en esta nueva aventura.

Egashira es fanática de Messi y ya tuvo el placer de conocerlo. El 25 de marzo de 2023 el predio donde entrena la selección argentina se rebautizó como “Lionel Andrés Messi” en un acto llevado a cabo en dicha sede. El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia, invitó a los capitanes y referentes de todos los clubes fútbol argentino y ahí es cuando aparece la figura de la primera japonesa profesional en la historia del fútbol femenino junto al capitán del seleccionado albiceleste: “Es un día que no voy a olvidar nunca, no me salían las palabras”, dijo Ichika en diciembre de ese mismo año en una entrevista con “Japón Hoy TV”.

El impacto por la llegada a River de Egashira fue notorio en Japón, y en el mismo mercado tres nuevas jugadoras fueron anunciadas en clubes argentinos: Luna Watanabe en Ferro Carril Oeste, Fuko Takahashi en Gimnasia y Esgrima de La Plata y Yuria Sasaki en Boca Juniors.

Lo de la nueva gladiadora es un caso aparte. Cuando tenía 12 años, Yuria ya jugaba en una escuela de Boca en Tokio que está principalmente ubicada como una estrategia de expansión, pero también de búsqueda de jóvenes talentos masculinos. Tras varios intentos de la familia Sasaki hacia la academia en búsqueda de la aceptación, lo consiguieron y hoy, diez años después, representa los colores que la introdujeron en el mundo del fútbol a 18.000 kilómetros de La Bombonera. 

Su debut fue nada menos que contra River en la primera fecha del torneo femenino 2024, ingresó desde el banco en el segundo tiempo y fue amonestada. Luego del encuentro, declaró con orgullo y humor que su actuación “fue a lo Boca”. El resultado fue un 2-0 a favor de las xeneizes, pero eso es algo anecdótico, ya que por primera vez en la historia del fútbol argentino se enfrentaron dos japonesas en un partido: el River de Egashira contra el Boca de Sasaki.

Luna Watanabe fue una fuerte apuesta de Ferro y ha sido una de las jugadoras más jóvenes en la historia en emigrar desde otro país a la primera división femenina de la Argentina y a tan corta edad, ya que tiene 20 años y poca experiencia en el fútbol. Fernando Moya durante muchos años intentó atraer talento joven japonés masculino a la Argentina sin mucho éxito, pero en la rama femenina claramente le fue mejor debido a que fue clave a la hora de negociar la llegada de Luna al club de Caballito. Moya también es el representante de Ichika y de Takahashi, y realiza constantemente pruebas en Japón de jugadoras y jugadores amateurs que salen en vivo vía redes sociales. La mediapunta atrajo a Ferro por su zurda y su juventud, la agencia se encargó del papeleo y los trámites, y la joven firmó contrato hasta fin de año.

Fuko Takahashi es la más experimentada de las cuatro. Con pasado en Alemania, Takahashi se sumó a la exótica lista de incorporaciones de Gimnasia y Esgrima de La Plata. No fue la primera extranjera en el mercado de fichajes de enero, ya que se sumó a la colombiana Gabriela Camargo y a la brasileña Malu Macedo. El Lobo la presentó con un video de Dragon Ball Z, dibujo animado característico de Japón, junto a sus primeras palabras como parte del conjunto platense: “¡Estoy contenta por estar aquí, vamos Lobo!”. Takahashi fue recibida por sus compatriotas en el Aeropuerto de Ezeiza junto a Fernando Moya, quien también fue una parte clave a la hora del scouting y el reclutamiento, ya que Fuko se encontraba jugando en la liga nacional de su país con el Harmia Albion.

Ichika Hegashira, pionera de esta camada, demostró estar muy entusiasmada por el hecho de que sus compatriotas se animen a seguir sus pasos y dijo que la adaptación es costosa, pero que valía la pena: “Estás lejos de tu familia, pero allá no podía vivir de esto. Nos solemos juntar a comer con las otras japonesas y estamos juntas”, declaró la jugadora de River a Ángela Lerena en una entrevista en TNT Sports.

 

 

 

¿El éxodo de japonesas fue positivo? 

Excursionistas vendió todas las camisetas de Ichika Egashira, River incorporó a una jugadora joven con experiencia, sumado a eso puede hacer campañas grandes de marketing debido a la magnitud del club. El caso de Boca es similar y Yuria Sasaki suele ser una de las caras a la hora de presentar nuevas camisetas o anunciar el equipo por redes sociales. Gimnasia y Ferro apostaron y ganaron, ya que también cuentan con múltiples interacciones en redes y un sentimiento de pertenencia con otro país y en un continente lejano. Las xeneizes de Sasaki lideran el torneo, la jugadora va encaminada a ser la primera campeona japonesa en la historia del fútbol argentino. En el tercer puesto están las millonarias de Egashira, que por primera vez en mucho tiempo se encuentran cerca de la cima de la tabla. Cuartas están las chicas de Ferro, donde Luna Watanabe suele ir al banco y suma minutos de experiencia con ocasionales ingresos, y en quinta posición está el Gimnasia de Fuko Takahashi. Todas en la zona alta de la tabla de la liga de primera división argentina.

 

Japón, un pueblo criado a potrero y Maradona

La gran diferencia entre ambas ligas se da en el aspecto físico. Los japoneses son más ordenados, le dan prioridad a lo colectivo; en Argentina triunfa el individualismo y la gambeta, por lo cual no parece una mera coincidencia que las cuatro jugadoras niponas en el fútbol local sean punteras, ágiles y corredoras. 

Otra de las grandes conexiones con Argentina son sus ídolos. Marcos, de @FútbolSamurais (Perfil de X), le adjudica la idolatría japonesa hacía Diego Armando Maradona a la época consumista de la sociedad asiática, que coincide con el Mundial de fútbol de México 1986, donde Argentina se proclamó campeón. Algunos de los jugadores japoneses que se desarrollaron en la élite lo hicieron con impronta sudamericana: el Diego nipón supo ser Shunsuke Nakamura, quien por problemas de comunicación abandonó España, pero supo ganar títulos asiáticos en dos ocasiones. El actual abanderado de este estilo es Ritsu Doan, un medio que se desempeña en la Bundesliga alemana y que ya disputó un Mundial. 

Las hinchadas de los clubes de fútbol japonés cuelgan telones, llevan bombos y van a la cancha con ropa deportiva, sin saco ni corbata, pero también sin violencia ni marginalidad; sí con pasión y ritmo, así como se ve en el video de Joaco Santos (Perfil de Youtube) conociendo estadios japoneses. 

Maradona dejó una gran huella en Japón. Cuando el fútbol todavía no era tan popular en el país asiático, la serie de manga y animación Captain Tsubasa (lo que en América Latina fue conocido como Súper Campeones) atrapó a los espectadores con jugadas futbolísticas que parecían imposibles, pero que el astro argentino logró llevar a la realidad. Tanto es el fanatismo en Japón que incluso tienen máquinas expendedoras con muñequitos de Diego cuando fue el director técnico de la selección argentina en Sudáfrica 2010.

Maezono Masakiyo fue uno de los jugadores que soñaba con poder jugar como Maradona, de chico alquilaba videos de fútbol internacional en un local de deportes de su barrio y se dedicó a imitar las jugadas y gambetas del astro argentino. Llegó a ser capitán de su selección en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, en los que Japón volvió a participar en la disciplina después de ausentarse en los siete anteriores. Llegó a declarar que su estilo de juego no habría existido si no lo hubiera tenido como referente a Maradona.

 

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