sábado, noviembre 23, 2024

Aquella rifa que llevó a Brenda Rojas a ser Olímpica 

Por Martina Sette 

Un 15 de octubre de 1995 nace en Canaletas un barrio de San Pedro, ciudad de la provincia de Buenos Aires, una nena que tiempo después iba a llevar su ciudad a lo más alto del canotaje. Gracias a esa rifa que compró para ayudar a la escuela de canotaje de San Pedro, se despertó la curiosidad de Brenda Rojas, que con 12 años iba a conocer lo que era el amor hacia los botes y el agua. 

Rojas no se rindió aunque los resultados no eran positivos para ella, supo esperar y eso la llevó a triunfar. Con 18 años entró al equipo nacional y un año después iba a disputar su primer Juego Olímpico. 

A los 13 años entró a la escuelita de canotaje Canaletas, en donde no logró ganar ningún premio pero sí ganó su amor hacia este deporte. Dos años más tarde no pidió lo que todas quieren, no quería un viaje y menos una fiesta: Rojas pidió plata para comprarse su primer bote con unos remos. Disputó dos Juegos Olímpicos en Río 2016, Tokio 2020 y París 2024 será su tercero donde irá a por todo. 

Rojas recuerda siempre con una sonrisa y nostalgia la escuelita, en el barrio donde se crío y donde gracias a esa rifa empezó su amor por el canotaje, ella es la muestra que no importa de dónde vengas, con esfuerzo y sacrificio podes llegar a donde vos te propongas. “Esto me hizo dar cuenta de lo que quería para mi vida, representar a Argentina, San Pedro, mi barrio, y a cada chico que va a “Las Canaletas” a remar y mostrarles que ellos pueden estar donde ellos se lo propongan”, contó Brenda Rojas. 

La nena de 12 años de aquella época, no se esperaba la cantidad de medallas que iban a colgar de su cuello, si con 15 años pidió para celebrar, un bote con remos, no se imaginaba que para los 20 años tuvo que pedir celebrar la primera clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Para Rojas no fue tarea fácil entrar al equipo nacional y ella lo sabía mejor que nadie, pero nunca se rindió, dio pelea y con dos entrenadores que tuvo para ayudarla, fueron fundamentales en su crecimiento. Logró dar el gran salto, haber vivido todo eso y no llegar a tener los resultados esperados, fue lo que la hizo más fuerte. 

Haberse criado frente a un río empujó aún más el amor de Rojas hacia este deporte, había pasado por varios como el patin, pero siempre se muestra más que feliz por la decisión que tomó de dedicarse al canotaje y entregarle su amor y dedicación a ese deporte que le dio todo y la aísla del mundo. 

Pertenecer al seleccionado femenino de canotaje es un privilegio que Rojas tiene el gusto de vivir con sus seis compañeras y amigas que forman parte de la selección. Desde 2016 las siete representan a la Argentina en el canotaje donde cuentan con tres medallas de plata. 

El entrenador es la pieza fundamental del equipo y en la carrera de cualquier deportista, así como lo fue y es Juan Pablo Bergero para Brenda Rojas. Se conocieron en 2014 donde compartían equipo juntos. “Desde los Juegos de Tokio y ahora París que entrenó solo a Brenda, clasificamos solo al K1”, explicó Bergero que hasta el día de hoy sigue con ella en cada paso que da y la alienta en cada competencia que tiene que pelear. 

Rojas ya no es la misma de hace uno años ni cómo se sentía en sus primeros Juegos de Río donde compitió con grandes del canotaje. “En ese momento era muy nueva, tenía muchísimo por aprender de mis compañeras, del entrenador, de todos los que me rodeaban. Pero ojo, hay cosas que no se pierden, porque ahora también siento que estoy aprendiendo constantemente”. 

La deportista está llevando el canotaje a los más alto para la Argentina, para San Pedro y para su familia que la apoyan y la acompañan desde el día uno. Quien iba a pensar que gracias a una rifa Rojas iba a disputar su tercer Juego Olímpico y formar parte de la Selección Argentina de canotaje.

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