Por Santiago Bussetti
El 21 de septiembre de 2001 nació un talentoso niño en la ciudad de San Rafael, ubicada a 233 kilómetros al sur de la capital de la provincia de Mendoza, quién empezó a jugar al tenis de mesa desde los 7 años y se dispuso a llegar a ser un olímpico en esta disciplina. Ese niño se alejó de su familia cuando tenía 15 para poder enfocarse en su carrera y crecer en este deporte.
A Santiago Lorenzo siempre le fascinó jugar al tenis de mesa. Esta pasión se la transmitió su padre, Fabio, quien solía llevarlo de pequeño los fines de semana a la casa de los abuelos. De vez en cuando peloteaban en una mesa de ping pong que había allí. Desde ese entonces, Fabio empezó a darse cuenta de que su hijo tenía una facilidad increíble a la hora de manipular la paleta y pegarle a la pelota.
Al principio, Lorenzo, quién solo tenía 7 años, le encantó el tenis de mesa, lo disfrutaba y se lo tomaba como un pasatiempo en el que lo único que quería hacer el resto del día era solo jugar en la cochera de su casa y pasarse el resto del día ahí. Siempre practicaba en la mesa de madera que le construyó su abuelo carpintero, Evaristo, que se la regaló a su nieto en un cumpleaños. Además, Santiago tiene una gran relación con su abuelo ya que tienen gustos similares como por ejemplo: la pasión por el tenis de mesa.
Desde los 10 años, Lorenzo participó en torneos locales, provinciales e incluso llegó a jugar en los nacionales en la categoría de menores. Su talento llamó la atención de la selección argentina, específicamente de los entrenadores de aquel entonces, Gustavo Levisman y Oscar Roitman, quienes lo convocaron para jugar el Campeonato Sudamericano Sub 11 en el año 2011 en Paraguay. Sin embargo, cuando Santiago cumplió 15, los mismos entrenadores de la selección vieron futuro en él y le ofrecieron dejar San Rafael para ir a entrenar a Buenos Aires y poder alcanzar todo su potencial y que represente a Argentina en el tenis de mesa. Tras una charla importante con su familia, el joven mendocino decidió aceptar la propuesta y se trasladó a la provincia bonaerense.
Lorenzo empezó a vivir por un año en el CeNARD, es el lugar donde los deportistas de alto rendimiento y la mayoría de los seleccionados nacionales se entrenan. Sin embargo, las cosas fuera de Mendoza no fueron fáciles, o por lo menos para el joven sanrafaelino, ya que el miedo, la incertidumbre y la soledad se apoderaron de él. “Ese periodo en el CeNARD fue bastante complicado. Para un atleta del interior, siendo tan joven y que decida radicarse ahí, es muy difícil. A veces un centro de entrenamiento puede pasar a ser una prisión”, detalló Fabio Lorenzo, el padre de Santiago.
Muchos pensamientos negativos pasaban en la cabeza de Lorenzo, tanto fue así que casi se retira. A pesar de todo, el joven del interior pudo salir adelante con el apoyo de su familia quien lo cobijaba desde San Rafael y por Gustavo Levisman, quién le ofreció su casa para que se alojara mientras que a la vez pudiera entrenar libremente: “Santi estuvo un año en Buenos Aires y ya no quiso vivir más en el CeNARD. Le ofrecí mi casa y terminó viviendo conmigo ya que siempre recibía chicos”.
Con el enorme gesto de Gustavo, Santiago ya no se sentía solo y pudo terminar de explotar todo su potencial que venía guardando desde chico. Salió subcampeón en el Sudamericano Juvenil y llegó a la final del Campeonato Argentino que se hizo en Buenos Aires, donde dio el batacazo y venció a varios de los mejores tenimesistas del momento como Gastón Alto, quién fue su compañero de selección y quién hoy en día lo está entrenando como director técnico. “Santiago no vislumbró mucho en juveniles. Recién entre 2017 y 2018, cuando se vino a vivir conmigo, explotó por primera vez y nos dejó a todos sorprendidos”, contó Levisman sobre el repentino crecimiento de Lorenzo.
Santiago decidió continuar su carrera en Europa a sus 18 años. A su lado estuvo Horacio Cifuentes, su actual compañero de cuarto y de la selección argentina. Por otro lado, Gustavo Levisman los acompañó a ambos tenimesistas y los ayudó a instalarse definitivamente por un mes en un departamento de Porto, Portugal, ambos siguen viviendo juntos incluso en la actualidad. Una vez instalados, Lorenzo afrontó este nuevo desafío en contraste de cómo lo hizo en su llegada a Buenos Aires, se despojó de cualquier tipo de pensamiento negativo que lo afecte.
Estuvo jugando para varios equipos, jugó en España para Alzira Tenis Taula, pero en un momento jugaba para dos equipos a la vez, entrenaba durante la semana en el Galoma de Portugal y luego, se tomaba un avión los fines de semana para representar a Charleville-Mézières en Francia. Por el momento, el joven sanrafaelino está jugando en Amiens, un equipo de la segunda categoría de Francia, aunque, según Fabio Lorenzo, Santiago ha recibido varias ofertas para jugar en la PRO A, la primera división francesa, y las está considerando positivamente.
No fue un camino fácil pero los miedos e inseguridades que se le presentaron a Santiago Lorenzo fueron los obstáculos que lo terminaron de forjar quién es hoy. Ya no es aquel niño que no podía estar lejos de su familia, ahora es un hombre que le queda por lo menos 10 años más de carrera por delante pero que ya, gracias a su propio esfuerzo, cumplirá el sueño de cualquier atleta a los 22 años, jugar los Juegos Olímpicos.