sábado, septiembre 7, 2024

Daiana Ocampo y la entereza como bandera

Por Ignacio Pretto

En el año 2012 al norte de la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Pilar, como todos los años se corrió la maratón de 10 kilómetros en la que participó una sola mujer que tenía 21 años  y que todavía pensaba en que hacer de su vida luego de haber dejado el fútbol, sin saber que ese mismo día se encontró con lo que es su mayor pasión y su trabajo: correr 

Daiana Ocampo,la mayor y única mujer, en una familia de seis hijos desde chiquita que es aficionada al deporte. Su padre fue futbolista amateur y ella se crió jugando con sus 5 hermanos varones. Daiana jugó amateur toda su vida, hasta que en la adolescencia tuvo la chance de dar un paso al profesionalismo cuando llegó a la primera de Fénix. A pesar de ser una de las titulares del equipo nunca vio como una opción dedicarse al fútbol ya que esta disciplina, en el ámbito femenino, no estaba lo desarrollada que está ahora por lo que lo terminó dejando a los 18 años para centrarse en los trabajos que podía ir consiguiendo mientras pensaba a qué quería dedicarse.

“A pesar de dejar el fútbol sabía que quería seguir en contacto con la competición, tengo 5 hermanos varones y soy la mayor tuve que competir bastante. Así que empecé a salir a trotar por todo Pilar, hasta que por fin tomé la decisión de anotarme en una carrera”, contó Daiana

Para una deportista profesional ser madre puede significar el fin de su carrera y en muchos casos a muy temprana edad. Miles de ejemplos en deportes como el fútbol o el tenis dieron sobradas muestras que las deportistas, a pesar de seguir compitiendo, nunca volvieron a su mejor nivel luego del embarazo. Incluso Daiana que siempre mantiene el mensaje de nunca bajar los brazos creyó que era imposible que vuelva a competir al nivel que lo hizo hasta la llegada de Amparo en 2016: “En mi caso, yo fui una corredora totalmente diferente antes de ser madre  y otra después. Apenas recibí la noticia del embarazo pensaba no sé si voy a poder correr igual que antes y para mi sorpresa no volví igual sino que volví mejor que antes. Obviamente en ese momento, no lo pensas, con todas las emociones.Recuerdo el primer trote, a los dos meses que nació Amparo, volví llorando a mi casa porque me dolían las rodillas, mi familia me ayudó mucho en ese momento”.

Gracias al carrerón que hizo en Rotterdam en 2019, quedó dentro de las 100 mejores del mundo a un año de los Juegos Olímpicos y con el sueño más vigente que nunca, pero como varias veces en sus 12 años de carrera la vida le puso otro palo en el camino.

Tokyo 2020 fue un juego olímpico que sirvió para desvelar las malas decisiones y la poca importancia que le da la World Athletic a los deportistas sudamericanos, de hecho, en diciembre de 2020, a 12 horas de largar la maratón clasificatoria de Polonia le informaron a los extranjeros que  no iban a ser parte del evento, a pesar de que muchos de ellos ya estaban en el país. Este imprevisto perjudicó demasiado a muchos atletas,a tal punto que se les hizo imposible clasificar a los juegos, entre ellos se encontraba Daiana, que con 29 años se despedía de su chance de clasificar a su primer Juego Olímpico. Como relata su entrenador Hugo Bressani fue el momento más duro de la carrera de Daiana: “Después de la disolución de Tokyo costó mucho volver a entrenar pero yo le recordaba siempre la charla que tuvimos la primera vez que nos conocimos. En esa charla Bressani preguntó: ¿Cuál es tu mayor sueño? A lo que Daiana contesto: ir a un Juego Olímpico”.

Como suele decir Daiana ella nunca bajó los brazos y luchó para conseguir su máximo  sueño y así fue como de tanto insistir y nunca darse por vencida hizo una de las mejores marcas de su carrera en la maratón de Hamburgo para clasificar a los JJ.OO París 2024 y obtener su merecido premio de una vez por todas.

 

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