Por Brian Silvera, Nahuel Montenegro, Tobías Gallardo y Juan Manuel Tesolin
Tras igualar en puntos en la última fecha del Campeonato de Primera División de 1951, Banfield y Racing jugaron un partido de desempate pese a que el Taladro tenía una mejor diferencia de goles que la Academia.
Los rumores que circularon antes y después de esa definición provocaron que fuese titulada como una de las más politizadas de la historia argentina. Una especie de interna ética, moral y deportiva en los adentros del gobierno, englobada por un trasfondo de ideales sociales y culturales: el “equipo humilde”, con Eva Perón como abanderada, contra el “equipo poderoso”, apoyado por el Ministro de Hacienda de Juan Domingo Perón, Ramón Cereijo. Evita tenía preferencias por Banfield por ser el equipo más débil, más una cuestión de principios que de simpatía por el club del Sur.
La primera final fue el 1º de diciembre de 1951 y terminó empatada 0-0, por lo que hubo que jugar otra. El segundo partido acabó 1-0 a favor de Racing con un gol de Mario Boyé y el conjunto de Avellaneda se consagró campeón. Ambos encuentros se disputaron en el Gasómetro de San Lorenzo, en Avenida La Plata. A pesar de la derrota, Banfield fue bautizado por la prensa como el “campeón moral”, ya que fue el primer equipo fuera de los cinco grandes que ocupó la primera colocación en un torneo de AFA.