Por Iván Cardozo, Yessica García y Valentín Gerez
Juan Domingo Perón y María Eva Duarte asistieron a la inauguración del primer certamen continental deportivo que se llevó a cabo en nuestro país el 25 de febrero. Los estadios de GEBA, River, Huracán y el por entonces recientemente construído de Racing Club (recinto que lleva el nombre del General y fue utilizado para la ceremonia inaugural) fueron elegidos como sedes para dicho evento. También se usó el tradicional estadio cubierto Luna Park.
El acontecimiento fue promocionado por el gobierno de Perón, todavía en su primer mandato, con lo que cumplía la premisa de dar al fomento deportivo un gran impulso desde el Estado. El presidente de la Nación fue el encargado de inaugurar los Juegos: “El deporte es para nosotros un medio, de tantos, que usamos para fortalecer, elevar y dignificar al hombre”. Además, el Jefe de Estado de México, Miguel Alemán Valdés, le obsequió a Perón un caballo blanco como símbolo de amistad y unidad entre naciones.
Participaron 21 países de América con 2.513 atletas para competir en 18 deportes. La delegación argentina logró 154 medallas: 68 doradas, 47 plateadas y 39 de bronce. El presidente fue el encargado de colgar las medallas a los deportistas argentinos. Es hasta la fecha la segunda mejor marca del país en los Juegos Panamericanos, por detrás de Mar del Plata 1995 donde obtuvo 159. Fue tal el buen desempeño de los demás deportistas argentinos que el mismísimo Pascual Pérez no pudo competir, ya que no superó la instancia eliminatoria. El atletismo contó con buenas actuaciones, Delfo Cabrera repitió la conquista de los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y consiguió la medalla de oro en maratón; también el atleta nacido en Armstrong fue el abanderado.
En fútbol, el seleccionado dirigido por Guillermo Stábile con estrellas de la época como Norberto Cupo, artillero del equipo con 5 goles y Rogelio Antonio Domínguez, arquero juvenil de Racing que luego supo vestir la camiseta de Real Madrid, se quedó con la medalla de oro.