sábado, octubre 12, 2024

Juan Domingo Perón y el Mundial de básquet de 1950

Por Tagliapietra Martina, Ferreiro Brisa y Wasilewski Tobias

En 1950 se disputó el primer Mundial de básquet que tuvo como sede a la Argentina. La razón por la cual se eligió al país es porque no estaba involucrado en la Segunda Guerra Mundial y el entonces presidente  Juan Domingo Perón apoyaba con sus políticas a los deportes, haciéndolo accesible para todas las clases sociales con medidas como el aumento del presupuesto destinado al deporte, construyó estadios de fútbol, el Autódromo y Velódromo Nacional entre otras obras de infraestructura y cedió terrenos fiscales para la creación de clubes y centros deportivos.


El básquet argentino logró en ese evento su primer y, hasta el momento, único mundial tras ganarle la final a Estados Unidos. Además contó permanentemente con el apoyo del General, que luego de la final visitó a los campeones en el restaurante donde festejaron la victoria y les dijo que habían hecho más por el país que 100 embajadores.
Por otro lado el gobierno sustentó la gira del Club Palermo por España y consiguió el permiso para que el seleccionado nacional se entrenara en la mejor cancha del país por su infraestructura, la del Instituto de San Fernando.

Pero el suceso más importante fue el premio que se les dio al equipo luego de la obtención del Mundial. Como reconocimiento Perón le otorgó a cada integrante del plantel, además de una recompensa económica, un permiso de importación gratuito para poder entrar desde Estados Unidos el auto que cada uno quisiera. Este beneficio generó lo que se conoció en 1957 como un “asesinato deportivo” ya que ese año la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu sancionó a esta camada por obtener beneficios económicos a pesar de ser un deporte amateur y apoyar el gobierno Perón abiertamente con hechos como desfilar en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de 1952 con corbatas negras en conmemoración al fallecimiento de Evita Perón.

Por esta razón se suspendió a los 36 jugadores de por vida. El fallo fue levantado en 1967 en el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía tras una resolución de la CABB (Confederación Argentina de Básquetbol), pero el daño ya era irreversible debido a que esta camada no pudo volver a jugar de manera competitiva, además de que pasaron muchos años para que el básquet argentino volviera a competir con los seleccionados de primer nivel. 

 

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