domingo, junio 30, 2024

Cayasso, el futbolista escritor e ídolo nacional de Costa Rica

Por Thiago Cammarota

Juan Cayasso anotó el primer gol para su selección en un Mundial; el más festejado en la historia de Costa Rica. De futbolista a escritor, su libro cuenta la historia detrás de la jugada que lo convirtió en leyenda.

El gol de Italia 90: destino, suerte o casualidad retrata la jugada que recuerdan un futbolista y un pueblo entero. El gol con el que Costa Rica le ganó 1-0 a Escocia, cuando salió a escena por primera vez en una Copa del Mundo. Aquella tarde de sol en el Estadio Luigi Ferraris, de Génova, forma parte de un verano italiano que quedó grabado para siempre en la memoria de los ticos. Es la obra maestra de Juan Cayasso.

“¿De qué se trata? Tiene un poco de todo. Es un poco de autoayuda, porque habla de como conseguir el éxito en los sueños; para mi, Italia 90 fue un sueño. Es historia porque habla de algo que pasó hace rato. Hasta tiene un poco de periodismo, porque tuve que entrevistar a gente que estuvo conmigo en aquel entonces”, comenta Cayasso acerca de su libro, que en la portada fija el instante crucial de la jugada histórica: la pelota ya superó la estirada del arquero Jim Leighton, mientras que en segundo plano tres jugadores escoceses miraban atónitos, sin poder comprender lo que estaba por suceder.

Aquel 11 de junio de 1990 significó el paso a la inmortalidad para el hombre nacido hace 63 años en Limón, la capital de la cultura afro-caribeña de Costa Rica. Pero Cayasso es un dios terrenal, caracterizado por la humildad y por la sonrisa que siempre aparece dibujada en su rostro. “Los niños me paran en la calle para saludarme y me dicen: ‘Usted es Cayasso, el que mi papá me dijo que hizo un gol en Italia 90’, eso se multiplica y sigue ahí, como una leyenda”, recuerda el exjugador, quien actualmente es el director deportivo del equipo Limón Black Star que milita en el ascenso costarricense. 

Pero en un principio, la convocatoria de Cayasso para la cita mundialista generó murmullos desconfiados del público futbolero. Esto se debe a que jugó en los dos equipos más grandes del país. Debutó en la Liga Deportiva Alajuelense en 1981 y ocho años más tarde, luego de un conflicto con los dirigentes, pasó al Deportivo Saprissa, eterno rival de Alajuelense, al que le marcó un gol en el primer clásico. Desde entonces, la hinchada rojinegra no tolera verlo en la selección. Su destacada actuación en Italia 90 le dió la oportunidad de emigrar a Europa para defender los colores del Stuttgarter Kickers, de la segunda división, con el que ascendió a la Bundesliga. En Alemania fue blanco de miradas despectivas fuera del césped, debido a su color de piel.

Hay muchos ejemplos de futbolistas que, al igual que Cayasso, decidieron dedicarse a la literatura luego de colgar los botines. Alberto Edjogo-Owono nacido en Barcelona pero de origen africano, escribió Indomable: cuadernos del fútbol africano que explica de un modo ameno la historia poscolonial de distintas regiones del continente, siempre con el fútbol como excusa. Miguel Pardeza, exjugador del Real Madrid en los 80 publicó dos novelas que reflejan el lado más amargo de la élite y las preocupaciones por el retiro profesional. Fútbol B: lo que me hubiera gustado saber cuando era futbolista y nadie me contó es el libro escrito por Jacinto Ela Eyene, quien pasó de ser una de las grandes promesas del fútbol mundial a dejar el deporte por la puerta de atrás con tan solo 26 años.

¿Destino, suerte o casualidad? es el interrogante que emerge de las letras impresas en la página del libro de Cayasso. El protagonista de esta historia es quien da la respuesta: “Hay un poco de suerte y casualidad porque justo estaba en esa posición favorable. Pero, sobre todo, hay mucho de destino en la jugada. Estaba marcado que debía hacer el primer gol de Costa Rica en un Mundial”. Y Cayasso lo hizo. Su seleccionado superó la fase de grupos, pero perdió 4-1 con Checoslovaquia en los octavos de final de aquella Copa del Mundo. Así fue como su leyenda se extendió a lo largo y ancho de 51.100 kilómetros cuadrados de territorio costarricense.

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