Por Tomás García Mojica
Julian Quiñones será uno de los jugadores destacados que representarán a México en la Copa América 2024. El futbolista que hace poco menos de un mes se coronó campeón con el América del Torneo Clausura de la Liga MX, tiene una traumática historia de vida previo a su llegada al fútbol profesional.
Nacido y criado en Magüi Payán, municipio ubicado al sur de Colombia, Quiñones tuvo su primer desafío a una muy temprana edad: su padre los abandonó a él, sus tres hermanas y su madre, Gloria. Con el estudio como prioridad de la mujer mayor de la casa, la familia Quiñones se mudó a Buenaventura (Bogotá) para seguir con su vida alejados de su ciudad natal, dominada por narcobandas que se encargaban de la producción y movilización de droga. Allí, el hoy delantero mexicano tuvo que decidir entre seguir el estudio o comenzar su carrera como deportista de élite.
El Club Deportivo Fútbol Paz fue la primera institución que puso sus ojos en el delantero, un club con un proyecto serio y que le proporcionaba todas las comodidades que Quiñones necesitaba, por lo que su madre aceptó que su hijo siga con su sueño de convertirse en jugador.
A los directivos del Club Tigres ,de México, les atrajo el trabajo que hacían en el equipo colombiano y por ello decidieron invertir en él, crear y ampliar un plan de desarrollo de jóvenes y capacitación de futuros talentos, entre los que estaba quien hoy se nacionalizó mexicano.
Un año después de su llegada al cuadro colombiano, en 2015, la vida de Quiñones tomó un giro rotundo: la institución mexicana decidió fichar para su equipo “B” al joven Julián, quien en su primera temporada impresionó a todos tras anotar 50 goles en 38 partidos con la casaca azul y amarilla.
“México me abrió las puertas para convertirme en la persona que soy ahora y creo que la mejor manera de agradecerles todo eso es jugando en la Selección”.
Luego de disputar siete partidos con la sub-20 de los Felinos, fue enviado a préstamo al Lobos de la BUAP, conjunto que competía en la Primera División mexicana y en el que Quiñones se despachó con 17 tantos en 28 encuentros para así volver al club dueño de su pase y poder continuar su carrera pero en uno de los grandes del fútbol norteamericano.
En 2018, su primera temporada luego de su vuelta a los Auriazules, demostraría números mejores en respecto a los que había dejado en 2016, ya que se consagró campeón en cuatro ocasiones (dos veces de la Liga MX y un par de la Copa de Campeones), aportó seis anotaciones en 25 fechas. Los dos años siguientes no fueron los mejores para Quiñones, debido a que jugó 27 encuentros más y solo pudo convertir en dos ocasiones. A raíz de ello, Tigres tomó la decisión de venderlo y el Atlas Futbol Club fue quien apostó por él y se lo llevó.
Portó la camiseta rojinegra desde 2021 hasta 2023 y lo hizo en 78 ocasiones, en las cuales anotó 36 goles y propinó 11 pases-gol para sus compañeros de equipo. Su carrera empezó a tomar otro rumbo. Tal es así, que el futbolista que para ese entonces seguía siendo colombiano, empezó los trámites para ser ciudadano mexicano en ley y así portar la doble nacionalidad. “México me abrió las puertas para convertirme en la persona que soy ahora y creo que la mejor manera de agradecerles todo eso es jugando en la Selección”, así fundamentó el futbolista su decisión.
Tras su paso de dos años en Atlas, y luego de conseguir tres títulos, el Club América adquirió los servicios del futbolista mexicano, quien sería una pieza clave en el elenco dirigido por el brasileño André Jardine. Fueron 14 los goles que convirtió esa temporada en 20 partidos, los cuales los llevaron a hacerse de tres títulos nacionales -dos Ligas MX y una Copa de Campeones-. Su instinto y olfato goleador, más a flor de piel que nunca.
Quiñones se convirtió en el jugador más joven en conseguir seis campeonatos de la primera división mexicana y forma parte de los 26 jugadores convocados por el entrenador de la selección de México para representar a su nación en la máxima competencia americana de selecciones este año.