Por Gianfranco Stumbo
Cesar Luis Menotti se encargó de entrenar a la albiceleste en el Mundial de 1982, torneo que en Argentina pasó a un segundo plano por la Guerra de Malvinas ante el Reino Unido, que se desarrolló en simultáneo a la cita mundialista.
La competencia fue celebrada en España y tuvo su partido inaugural el 13 de junio. Argentina fue parte de aquel encuentro debido a que era la vigente campeona, y la base de su equipo era muy parecida a la de cuatro años atrás. Refuerzos de la talla de Diego Maradona, Ramón Díaz y Jorge Valdano le agregaron jerarquía a un plantel que ya estaba consagrado, por lo que la expectativa era mucha. En las semanas previas al Mundial, Menotti expresó en una conferencia de prensa exclusiva a medios extranjeros: “Desde nuestro humilde puesto debemos intentar darle al mundo, a través del fútbol, una imagen cabal de lo que somos”.
Además, el gobierno de facto instruyó a los futbolistas para que supieran qué decir en los reportajes. “Nos dieron un documento con algunas instrucciones que tenían que ver con la comunicación, aquello que resultara prudente decir si nos hacían alguna entrevista. Menotti me dijo personalmente que eso no iba a sustituir a nuestra conciencia”, confesó Valdano en una entrevista para DeporTV años después.
Los periódicos argentinos dieron una versión alterada de los hechos y crearon un clima efusivo y victorioso en relación al enfrentamiento bélico. Para los jugadores de aquel plantel solo fue necesario abrir los diarios españoles para darse cuenta de la realidad de la guerra. La prensa de España advirtió acerca del avance británico en las Islas y cómo la resistencia argentina se debilitaba, por lo que el fin del conflicto era cuestión de tiempo.
Aquel 13 de junio, Argentina y Bélgica se enfrentaron en el Camp Nou por el primer partido de su grupo. En paralelo, tropas argentinas se estaban enfrentando en las Islas Malvinas a las unidades inglesas en la Batalla de Puerto Argentino. Algunos grupos de combatientes escucharon el partido por radio dentro de sus trincheras en el mismo momento en el que había fuego cruzado. A los 63 minutos del encuentro, el belga Erwin Vandenbergh marcó el único gol del juego y decretó la derrota de la albiceleste. Un día más tarde, los británicos tomaron Puerto Argentino y pusieron fin a la guerra, decretando la derrota de Argentina toda.
“La guerra del Atlántico Sur debe forjar una unidad nacional de la mano de una independencia política y económica. Nuestro país, en la historia, volvió a ser víctima del colonialismo y el imperialismo. A partir de ahora, los argentinos debemos tener en cuenta quiénes son nuestros amigos y nuestros enemigos”, fueron las palabras de Cesar Luis Menotti mientras el Mundial estaba en pleno desarrollo.
A pesar de todo, la delegación argentina siguió compitiendo en el torneo. Un 4 a 1 ante Hungría y un 2 a 0 contra El Salvador le permitieron a la Selección quedar en el segundo lugar del grupo y avanzar de ronda. La segunda fase fue lapidaria para el equipo que entrenó el Flaco: último puesto (y por ende eliminación) en un grupo compartido con Italia y Brasil, con los que perdió por 2 a 1 y 3 a 1 respectivamente; con el agregado de la expulsión de un joven (y debutante mundialista) Maradona ante los sudamericanos cerca del final del partido.
La competencia para la Selección Argentina había llegado a su fin. Ni siquiera la decepción de aquel Mundial pudo opacar el sentimiento de pesadumbre de la pérdida de los 649 soldados argentinos en las Islas Malvinas. Si bien el dolor de una eliminación mundialista existió, existe y existirá; aquella derrota deportiva en España terminó de teñir de negro a una de las etapas más tristes y sombrías de la historia nacional.
Tras ocho años de continuidad, un campeonato del mundo y un cambio de cara a todo el fútbol nacional, el 10 de diciembre de 1982 finalizó el ciclo de Menotti a cargo del seleccionado argentino. El traspaso de mando en la dirección técnica marcó el inicio de una nueva era en el combinado albiceleste. Carlos Salvador Bilardo, con una escuela e ideales completamente alternos a los de Menotti, asumió el cargo. Casualidad o no, otro 10 de diciembre, pero de 1983, Argentina celebraba el retorno a la democracia luego de siete años del régimen dictatorial, régimen responsable de aquella dolorosa e innecesaria guerra.