viernes, julio 26, 2024

Menotti, táctica y estrategia del Mundial ’78

Por Renata Btesh

La asunción de César Luis Menotti como entrenador de la Selección Argentina en 1974 marcó el inicio de una era memorable en el fútbol argentino. Dejó una huella imborrable al liderar a la Selección nacional hacia la gloria en el Mundial de 1978, celebrado en Argentina. Aunque su trayectoria empezó con tropiezos, como la temprana eliminación en primera ronda en la Copa América de 1975, su visión táctica y su compromiso con el juego ofensivo lo convirtieron en un líder indiscutible.

La Copa del Mundo se desarrolló en Argentina, entre el 1 de junio y el 25 de junio de 1978. El torneo fue disputado en seis estadios, repartidos en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza. La fase inicial consistió en cuatro grupos clasificatorios, donde los dos mejores equipos de cada grupo avanzaron a la segunda fase. En esta etapa se definieron los finalistas, siendo los Países Bajos, ganadores del Grupo A, y Argentina, que se clasificó liderando el Grupo B. Fue un partido muy disputado en el que los equipos debieron ir a tiempo suplementario, ya que en los 90 minutos habían empatado 1 a 1. Con un gol de Daniel Bertoni, y un doblete de Mario Kempes, que fue la figura del equipo y reconocido como mejor jugador del torneo, la albiceleste se impuso por 3 a 1 y levantó la copa por primera vez.

El Matador' Kempes en el Mundial 1978 - CONMEBOL

En el Mundial del 78, Menotti utilizó el 4-3-3. En su libro “Fútbol. Juego, deporte y profesión”, publicado junto con la revista El Gráfico, el entrenador expuso una de sus ideas más representativas: “Prefiero los conceptos por encima de los esquemas. Cada posición adquiere su real dimensión cuando se mira con vistas al funcionamiento del equipo”. Otra idea clave de su filosofía era la reducción de espacios al rival, conocido en Argentina como “el achique”. Esto se basaba en la aplicación constante de la regla del fuera de juego, una estrategia que, cuando se ejecutaba correctamente, limitaba las opciones ofensivas del adversario.

Desde sus tiempos como futbolista, Menotti fue un defensor del juego ofensivo y de la generación de pequeñas sociedades entre los futbolistas. Priorizó la selección de jugadores con una excelente técnica individual pero que además demostraban un perfecto entendimiento del sentido colectivo del juego. No solo buscaba que fueran habilidosos, sino que también exigía que cada decisión tomada en la cancha contribuya al crecimiento colectivo del equipo.

La fase inicial del torneo presentó desafíos, pero Argentina logró superarlos con determinación. En la primera ronda, consiguió victorias contra Hungría y Francia, aunque sufrió una derrota ante Italia. Sin embargo, en la segunda fase, el equipo demostró su verdadero juego con triunfos contundentes sobre Polonia y Perú, y sacó un empate ante Brasil, el clásico sudamericano. Menotti contó en una entrevista con el canal de Youtube Memoria Abierta qué era lo mejor que tenía ese equipo:  “El juego. Todos tenían buen pie. Olguín podía jugar de 9; Galván ni te cuento, en la final sale gambeteando de adentro del área. Passarella lo mismo… Tarantini. Ardiles era un futbolista excepcional.Teníamos una manera de recuperar la pelota impresionante, con dos tipos que fueron muy importantes como Ortiz y Bertoni que ayudaban achicando los espacios. Era un equipo invencible.”

Imagen Los titulares de Argentina en la final; arriba: Daniel Passarella (C), Daniel Bertoni, Jorge Olguín, Alberto Tarantini, Mario Kempes y Ubaldo Fillol; abajo: Américo Gallego, Osvaldo Ardiles, Leopoldo Luque, Oscar Ortiz y Luis Galván.

Sin embargo, el éxito deportivo se vio ensombrecido por la dictadura militar que transitaba Argentina en aquel momento. El 24 de marzo de 1976, al mismo tiempo que se concretaba el golpe de Estado y la dictadura militar irrumpía en el poder, la Selección le ganaba 2-1 a Polonia en Chorzow. Ese día, la Junta Militar permitió que la televisión transmitiera sólo dos cosas: los comunicados oficiales y el amistoso de Argentina. A raíz de esto, “El Flaco” aseguró que el Mundial no fue valorado como se merecía: “Fue una miserable infamia de los que después se hicieron los revolucionarios y durante el Mundial 78 transmitían los partidos con Videla en los oídos. Realmente es una vergüenza no reconocer todo lo que hicieron esos jugadores, que jugaron gratis toda la vida, que nunca cobraron un premio. Le donamos un millón trescientos mil dólares a la AFA por un amistoso que organizamos nosotros porque no lo querían ni hacer porque decían que daba pérdidas. Y con esa plata hicieron el predio que está en Ezeiza.”

 

 

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