sábado, julio 27, 2024

Arqueros: la línea que divide el fracaso del éxito

Por Matteo Vignapiano

Hay que tener coraje para ponerse unos guantes y estar parado sobre la línea que divide el fracaso del éxito. Los arqueros aprendieron a convivir con la soledad, a ser espectadores de lujo mientras sus equipos atacan o a tomar el total protagonismo mientras el rival tiene aproximaciones a su arco. Un pequeño error los puede convertir en criminales, en las personas más odiadas sin importar todo lo bueno que hicieron anteriormente.

“En Brasil, la pena mayor por un crimen es de treinta años de cárcel. Hace 43 años que yo pago por un crimen que no cometí”, declaraba Moacyr Barbosa, muchos años después de perder la final del Mundial 1950 ante Uruguay. En esa misma competición había sido reconocido como el mejor arquero, pero el segundo gol uruguayo lo condenó a ser persona no grata en el ambiente del fútbol brasileño.

¿Cómo se mide el fracaso y el éxito de un arquero? No cometiendo errores y a medida que el fútbol evoluciona no cometer errores es un desafío aún más grande ya que el arquero tiene mayor responsabilidad, por ende más posibilidades de confundirse. Antes, solían quedarse cerca de su arco, esperando a que el rival se aproxime con el único objetivo de evitar que la jugada termine en gol, mostrando poca movilidad. Con el tiempo, fueron cambiando para darle más dinamismo al juego: además de evitar goles, asumieron un papel de líbero en la fase defensiva, gestionando el espacio detrás de los marcadores centrales. Tienen que estar preparados para despejar, recuperar y anticipar jugadas y a su vez ser una cobertura para sus compañeros. En ataque muestran una participación más activa en la cancha, siendo parte de la construcción del juego desde atrás y estando atentos para asistir con un pelotazo a algún delantero. Es importante que sepan controlar la pelota, dar pases, tanto largos como cortos y participar como un jugador más de campo cuando su equipo tiene la pelota.

En Argentina, Amadeo Carrizo revolucionó el fútbol con su técnica. Fue el primer arquero en salir del área, gambetear rivales, el primero en implementar los saques como una forma de contraataque y fue quien trajo los guantes a la Argentina. “En el 57 fuimos a jugar un partido con la Selección a Italia, y el arquero de ellos, un tal Viola, usaba guantes. Le pregunté si daban resultado favorable, y me contestó “Buono, buono” y me regaló un par. Me compré unos más y a la vuelta, contra Racing, los estrené”, afirmaba Amadeo, en una entrevista con El Gráfico.

Sin embargo en el Mundial del 58 Argentina sufrió una dura derrota 6-1 ante Checoslovaquia que la dejó afuera del Mundial y como siempre hay que buscar un culpable. Carrizo, quien había sido el arquero de la Selección en ese partido, fue muy criticado hasta el punto de renunciar a volver a jugar para su país debido a las amenazas y críticas recibidas. A pesar de ser uno de los mejores de la historia de Argentina, tampoco se salvó de convertirse en un villano.

Rene Higuita revolucionó el mundo del fútbol en 1990. El arquero colombiano tenía un estilo similar al de Carrizo y era considerado un jugador de campo y arquero a la vez. Para que se quede entre los tres palos había que atarlo a un poste porque siempre quería salir jugando y amagar a los rivales. Con un gran dominio de balón marcó un cambio importantísimo en el fútbol. En 1992 se incorporó la nueva regla que determinaba que si un jugador le daba un pase deliberado al arquero, éste no podía tomar la pelota con la mano.

Este cambio generó que los guardametas aprendan a dominar la pelota con los pies y que su función no pase solo por saber detener las balones con la mano sino que a su vez le implementen algo al deporte con sus pies. El cambio en el reglamento fue inspirado en el arquero colombiano y por eso se llamó: “Ley Higuita”. Siendo una de las figuras de su Selección y responsable de la clasificación al mundial 1990 a Colombia después de 28 años de no competir en este torneo, por un error haciendo lo que hacía siempre, por lo que era caracterizado y por lo que la gente lo aplaudía, Colombia fue eliminada en los octavos de final ante Camerún por 2 a 1 en el tiempo extra. Toda la gente que aplaudió y le festejó cada uno de sus movimientos no lo querían ni ver cuando regresó a su país. “Los errores hacen parte del fútbol y la vida, sin embargo lo importante es aprender de ellos! sin perder la esencia de lo q te hace feliz”, publicaba Higuita en twitter con una foto de él corriendo a Milla.

El error del arquero se paga con un gol, por eso su responsabilidad es tan grande. Si analizamos por partido cuántas chances de gol pierden los delanteros y esas chances perdidas las llamamos errores, se podría decir que se confunden muchísimas veces por encuentro. Pero el delantero se puede confundir mientras que en uno de sus tantos tiros al arco desperdiciados termine en gol. El mediocampista, con su rol principal de generar juego y ser el cerebro en la mitad de la cancha, si nos ponemos a constatar cuántos pases equívocos da por partido y a esos pases mal dados los llamamos errores, se puede decir que cometen muchos errores, incluso más que el resto del equipo.

Y con la línea defensiva pasa lo mismo, un defensor puede no frenar al atacante, cometer un error en salida o entregarle un pase al rival que lo deje de cara al arco, pero tiene atrás al arquero para que le salve las papas evitando el gol o la posibilidad de que al delantero rival se le vaya larga, defina mal y cientos de posibilidades para que la pelota no acaricie la red. Sin embargo con el arquero es todo distinto. Cualquier error puede terminar en un gol. Error que termina en un gol = pecado. Pueden evitar 500 goles e incluso ser el mejor jugador de su equipo, pero una confusión lo puede transformar en alguien muy criticado. De ser querido a odiado.

Este fenómeno no comprende de edades ni de experiencias. Durante el Mundial Sub 17 de Indonesia, en el cual Argentina demostró un grandísimo nivel llegando a semifinales donde fue derrotado por Alemania, el arquero Jeremías Florentin de 17 años quien de los 5 partidos que atajó mantuvo en tresel arco en cero y solo recibió goles en dos (uno en fase de grupos y tres ante Alemania en semifinales), fue insultado en las redes sociales al punto de que tuvo que suspender los comentarios de sus posteos para que dejen escribirle cosas horribles. Ubaldo Fillol, Peke Schwartzman, Lionel Scaloni, entre otros, salieron a brindarle apoyo al juvenil de Talleres de Córdoba. Con 17 años, en un Mundial Juvenil, cumpliendo un sueño, mientras él y sus compañeros estaban logrando realizar un gran torneo, tuvo que sufrir la cruda realidad que conlleva jugar en esa posición.

Ser arquero es más que detener goles, es soportar la carga de la responsabilidad y el escrutinio constante. En una posición donde los errores se pagan con goles, el arquero se enfrenta a la realidad de poder ser ovacionado y a los pocos partidos abucheado por las mismas personas. En soledad viven, esperando el momento para lucirse o en el peor de los casos llegar a ser los villanos de una historia mal contada.

 

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