sábado, mayo 4, 2024

Universidad pública, semillero de campeones

Por Luciana Secchi, Martina Bellizzi y Eva Pietrantuono

Hace casi 120 años Bernardo Houssay dejaba su huella en el deporte universitario tras marcarle dos goles al popular y entonces incipiente River Plate. Pero su nombre se grabó a fuego en la historia de la medicina cuando se convirtió en el segundo argentino sobre cinco en conseguir el Nobel –todos formados en la Universidad de Buenos Aires-. En la actualidad, más de un siglo después, miles de estudiantes acceden a tales instituciones de educación pública, gratuita y de calidad,  y transpiran la camiseta a nivel académico y deportivo como él, en marco de la Federación de Deporte Universitario Argentino (FeDUA); otros miles caminan por esos mismos pasillos de la Facultad de Medicina de la UBA, solo que a oscuras, donde las luces apagadas ilustran el riesgo que el desfinanciamiento supone para las 72 casas de estudio de dependencia estatal a nivel nacional, las cuales temen no poder funcionar más allá de mayo. Por eso, una multitud de alumnos empapelaron las redes sociales para incentivar la movilización de toda la ciudadanía este 23 de abril hacia Plaza de Mayo. 

Lo que desencadenó la apretada situación económica fue la decisión del gobierno de mantener para este 2024 el mismo presupuesto que se brindó en 2023, luego de que ese año acabase con un índice inflacionario de 211.4%. Como un efecto dominó, la posible extinción de la escuela pública superior afecta de forma directa al submundo del deporte en ellas. Emiliano Ojea, presidente de la FeDUA,  confesó que este panorama “pone en duda la realización de los Juegos Universitarios Argentinos (JUAr)”. En la última edición, la cifra de estudiantes que participaron superó los 15.000, provenientes de más de 120 academias privadas y estatales, de los cuales muchos logran sostener tanto la carrera deportiva como académica gracias al sponsor del programa Doble Carrera de la FeDUA. 

Foto de @unlamdeportes en Instagram tras consagrarse heptacampeón de los Juar el 15 de septiembre de 2023.

Los Juar tuvieron su primera edición en 2014, dos años después de la creación de la FeDUA. La versión más reciente es la del 2023. Se compite en 19 deportes, con un escalón inicial de 9 regionales y una instancia final con 4.000 alumnos deportistas.

Ojea afirmó que “todas las actividades relacionadas al deporte corren mayor peligro que cualquier otra” porque la emergencia presupuestaria compromete el propio funcionamiento de las instituciones a nivel general. Su desarrollo está en riesgo porque todo lo está. Sin embargo, hay consignas que al ser desafiadas provocan la reacción tan inmediata como ferviente de gran parte del pueblo argentino. La masiva movilización por la Memoria, Verdad y Justicia del pasado 24 de marzo fue una prueba irrefutable. Casi un mes después, es la defensa de la universidad pública lo que desencadena una nueva convocatoria popular, frente a la degradación del valor real de los fondos que pone en jaque la continuidad de las casas de estudio, así como el futuro académico de los más de dos millones de alumnos que las habitan. 

 “¿Qué tiempos son éstos en los que tenemos que defender lo obvio?”, se pregunta Jorgelina Bertoni, ex leona línea fundadora y socióloga de la UBA, al recordar la frase del poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Al mismo tiempo, la doble campeona panamericana, lamentó que se tenga que marchar este 23 de abril por la educación pública porque cree que es una conquista que “no debería haber estado en cuestión por ningún gobierno”. Pero este espíritu de batalla se imprimió en el sentir nacional hace más de 100 años atrás. “Entonces la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud”, rezaba el Manifiesto Liminar de los estudiantes de la Universidad de Córdoba, en una puja de voluntades que terminó con el presidente Hipólito Yrigoyen –primero en ser elegido en 1916 bajo la Ley Sáenz Peña de voto universal (masculino)– sin otra opción más que cumplir con sus demandas: democracia institucional, libertad de cátedra y una vida universitaria que traspasara las paredes de las aulas y alcanzara a toda la comunidad. Así, la Reforma Universitaria de 1918 irradió sus principios desde Argentina al mundo entero.

1918. Universidad Nacional de Córdoba. Estudiantes en la huelga general previa a la Reforma Universitaria. Foto: UNC

Pero no fue suficiente. La gratuidad de la educación superior argentina, impulsada por un movimiento estudiantil, se aprobó el 22 de noviembre de 1949. Las aulas abrazaron la distribución equitativa del conocimiento y comenzaron a promover la posibilidad de una movilidad social ascendente. Para la época, el país se había convertido en un ejemplo educativo para Sudamérica. Los alumnos se han involucrado históricamente en la lucha por los derechos y por mantener las estructuras de pie. Los centros de estudiantes y las distintas agrupaciones políticas, las cuales tiñen las paredes de vibrantes colores, suelen ser quienes convocan a movilizarse con el fin de reclamar problemas de índole sociopolítico o presupuestario. Hay una frase que se reitera en el inconsciente colectivo nacional y resume esta conquista: “Soy el primer graduado en mi familia”, en agradecimiento   por la posibilidad de acceso; hijos de inmigrantes, hijos de padres analfabetos, hijos de una realidad económica que demandaba salir a trabajar. Incluso, varios de ellos, han tenido la posibilidad de viajar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 a representar a la Selección Argentina; de los 178 atletas, 45 estudiaban al mismo tiempo que competían a nivel nacional e internacional. 

Para Bertoni la educación pública forma parte de la conjunción identitaria argentina; se ve en una vacuna, en los profesionales, en un médico, en los satélites, en los premios Nobel que nos representan”. La socióloga argumenta que “es un sistema que atraviesa todo el país; que sería difícil pensar la sociedad que hoy tenemos sin ella”. La exdeportista, quien se desempeña como Secretaria de Deportes del municipio de La Matanza, apuntala el desfinanciamiento de las universidades estatales como un “golpe simbólico, emocional, hacia futuro y presente”. Explicó además que “la educación pública tiene todo un raigambre en nuestro país, claro, fundamental, federal, y con cada vez más universidades provinciales que  facilitan la democratización del aprendizaje para muchas familias”. En el deporte existen casos que dan cuenta del acceso a una formación gratuita y de calidad, como lo es el de Carlos Salvador Bilardo, médico ginecólogo que sacó campeón al equipo nacional de fútbol en el mítico mundial de México 1986, el cual desató la alegría en un territorio nacional de fresca democracia. 

La batalla no se presenta como algo individual; no solo levantan su voz estudiantes y docentes  contemporáneos, sino también personas que tienen un graduado cerca, que haya sido atendido por un médico de la universidad pública o simplemente que crea en estas instituciones como formadoras de pensamiento crítico. La inversión del Estado en lo educativo empuja al crecimiento en todos los rincones de la sociedad. La misma Confederación Argentina de Deportes (CAD) se pronunció al respecto y convocó a marchar desde su rol en la comunidad deportiva. El atleta trae en su trayectoria una columna extensa de profesionales que quizás transitaron la universidad pública; kinesiólogos, psicólogas, abogados, nutricionistas, entre otros. Entiende que allí puede construir un futuro que acompañe su carrera.

El martes 23 de abril se pintó una nueva imagen de lucha en la galería de la historia nacional; imagen de todos los colores que excedió ismos (o partidismos) y gritó por una dimensión vertebral de la sociedad; la imagen de la Argentina en defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad.

Producción:  Valentín Acejo, Constanza Cultrera, Julieta García Larralde y Leila Loporacci

 

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