Por Bruno Sisti
Nicolás Ricci tiene una discapacidad de nacimiento, una parálisis cerebral que lo acompañó durante toda su vida. Su supuesta imposibilidad de realizar algún deporte que le permita competir debido a su falta de coordinación lo tuvo renegando durante toda su infancia. Incluso en su escuela primaria, el sentimiento de exclusión fue aún mayor, debido a que una profesora le pidió a los directivos que lo quiten de la clase porque podía lastimar a sus compañeros. A los 13 años, inmerso en la expedición familiar de ir a tomar un helado a Cremolatti, encontró la solución a todo lo que estaba buscando. Su futura entrenadora de natación paralímpica, Marcela Belviso, estaba parada en la heladería, analizando su biotipo y charlando con su padre acerca de la posibilidad de que arranque en esta disciplina. El caso de Nicolás Ricci de 20 años, ya con dos mundiales y un ParaPanamericano en la espalda, es una forma de poner en perspectiva la realidad. Aunque Argentina está avanzando hacia la inclusión, es evidente que todavía hay muchos aspectos en los que se encuentra rezagada.
La educación cumple un papel central. Las personas con discapacidad tienen más riesgos de caer en pobreza debido a la falta de oportunidades laborales, dificultad para realizar actividades, movilidad limitada y discriminación. Según la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires, en Argentina más del 87% de las personas mayores de 14 años con Certificado Único de Discapacidad (CUD) no tiene trabajo. Además, un estudio de la consultora Adecco en 2022 mostró que queda mucho por hacer en lo que se refiere a la demanda laboral inclusiva: apenas tres de cada diez empresas incluyen personas con algún tipo de discapacidad en las áreas de trabajo, y más del 60% de esas empresas carece de programas que promuevan la incorporación de ellos.
Si no hay igualdad para una persona con discapacidad que busca un laburo, ¿qué posibilidades hay para aquellos que desean competir al más alto nivel en la natación adaptada? El enfoque del deporte para el desarrollo puede utilizarse de forma muy efectiva para promover la igualdad de personas con discapacidad, pero tiene que ocurrir el cambio social desde las bases y no apartarlos de la sociedad, como si fueran extraños. Fomentar la inclusión como medida esencial.
El contexto aporta muy poco para que los nadadores encuentren su mejor versión. Nicolás Ricci, que actualmente integra el equipo de River, que representó a Argentina en el último mundial de paranatación en Manchester que se disputó desde el 31 de julio al 6 de agosto y que ahora mismo se encuentra en Chile en los ParaPanamericanos, considera que hay otro elemento, otra causa que como consecuencia deja a los paranadadores en una posición de desventaja: “Algo que creo fundamental es el tema de la difusión y que haya chicos con discapacidad que conozcan que existe la natación paralímpica. Yo tenía diez años, y era un loco por competir, pero no tenía dónde ni en qué, y tarde muchísimo en encontrar esto en lo que ahora me desempeño, porque mediáticamente casi que no existe”.
La difusión para los nadadores es primordial. El deporte paralímpico sale a la luz de los periodistas únicamente cada cuatro años, con motivo de la celebración de los Juegos Paralímpicos. Luego, vuelve a caer en el rincón de los olvidos. Los deportistas necesitan de esa difusión para que el deporte en sí crezca. Los países que se encuentran en la élite de este deporte disfrutan del beneficio de la divulgación. Sin ir más lejos, Nicolás Arregui, subcampeón mundial de natación paralímpica en México 2017 y muy experimentado en el tema de viajar por el mundo compitiendo, afirma: “La difusión en países del primer mundo de Europa está prácticamente a la par del deporte convencional, tanto en publicidad, sponsor, infraestructura. Te diría que es muy probable que la gente conozca de la misma manera a un deportista adaptado que convencional”. El diario Marca, quizás el periódico más recurrido en España, tiene una sección en su soporte digital de “paralímpicos”, en la que diariamente informan sobre las noticias más importantes del deporte adaptado de su país.
La prensa es uno de los actores principales en esta construcción social que se genera alrededor de la gente que tiene alguna discapacidad. La masividad con la que disponen les permite formular una “opinión”, un sentimiento de pena, de debilidad, que se instala en el pensamiento de la sociedad.
También hay diferencias infraestructurales en países de Primer Mundo, que en mayor medida son las potencias en la natación paralímpica, como España e Italia, que hoy son las dos mejores competidoras que hay. Desde el punto de vista económico les sobra algo que a Argentina le falta: herramientas. Gracias a esto, desde un principio, los nadadores se encuentren en un ámbito propenso a crecer de forma más rápida. Atraer a los patrocinadores y anunciantes que a menudo gravitan hacia los principales eventos deportivos, descuidando el potencial que se encuentra dentro de los Juegos Paralímpicos, es un objetivo claro. Al destacar la habilidad, la determinación y las cautivadoras historias de los nadadores paralímpicos, los medios de comunicación pueden atraer patrocinadores, lo que genera mayores inversiones financieras en instalaciones de entrenamiento, equipos y sistemas de apoyo a los atletas.
Así como falta infraestructura, educación y difusión, también falta la reclutación. No se buscan nuevos talentos, aparecen. Eso es una pérdida total de oportunidades y potencial. En muchos casos, las personas con discapacidad no tienen acceso a una educación física inclusiva o a programas deportivos adaptados desde una edad temprana. La falta de apoyo y orientación adecuada dificulta que aquellos con talento y pasión por la natación puedan explorar su capacidad.
-¿Creés que falta un sistema de reclutamiento de talentos? -le pregunta El Equipo a Marcela Belviso, entrenadora de los nadadores paralímpicos en River y ex entrenadora de la selección argentina.
-Hace 30 años que trabajo con personas con discapacidades. Evidentemente la cosa fue evolucionando. Al principio, cuando estaba haciendo el curso de profesora, le contaba muy ilusionado a mis maestros la iniciativa para que ellos me presten la pileta. No había centros de entrenamiento ni conocimientos. Yo misma iba analizando biotipos de la gente con discapacidad y me tomaba el atrevimiento de ir a preguntarles si hacian algún deporte y tratar de inducirlos a este camino. Igualmente, todavía hay mucho para mejorar y a veces las condiciones del país no ayudan mucho.
-¿Cómo fue evolucionando con el transcurso de los años?
-Hoy es totalmente diferente a mis inicios. Antes tenía que ir a promocionar el deporte, ilusionar a los chicos. Ahora son los chicos los que vienen a River y les tenemos que explicar que se los trata como deportistas de alto rendimiento, que tienen que estar preparados para entrenar de lunes a sábado, y algunos doble turno. Cambiaron muchas cosas.
-¿Y hay lugar para todos?
-La realidad es que no. Nosotros no hacemos tareas recreativas. Tratamos a los deportistas como lo que son, deportistas de alto rendimiento. A veces es difícil explicarles a algunos de los chicos que no están preparados y hay que tener mucho cuidado. Cuando te vas a probar al fútbol de River y te dicen que no entraste, te vas a probar a Defensores, a Excursionistas. Acá si le comunicás a alguien que no puede entrar al programa te puede denunciar por discriminación contra un discapcitado. Hay que ser muy claro y tener muchísimo tacto.
El establecimiento de programas de detección y desarrollo de talento en la natación adaptada no solo permitiría descubrir y nutrir a los futuros campeones paralímpicos, sino que también fomentaría la participación generalizada en el deporte adaptado y promovería una cultura inclusiva en la sociedad. Al brindar a los nadadores con discapacidad las oportunidades y el apoyo adecuados desde una edad temprana, se puede cultivar un entorno propicio para el crecimiento y el éxito en la natación adaptada en Argentina. La detección temprana es crucial para identificar a los posibles nadadores paralímpicos y proporcionarles un entrenamiento especializado desde etapas iniciales de su desarrollo. Sin programas de detección y seguimiento, es posible que muchos talentos pasen desapercibidos y no puedan alcanzar su pleno potencial en la natación adaptada.
El caso de Nicolás Ricci muestra cómo la natación adaptada puede ofrecer oportunidades y un sentido de pertenencia a personas con discapacidad. Sin embargo, Argentina aún enfrenta desafíos en términos de inclusión para las personas con discapacidad.