sábado, octubre 12, 2024

Maccari: “El ADN de las Leonas tiene que permanecer a través de los años”

Por Martina Coria 

Nació el 3 de julio de 1984 en Buenos Aires, inició su carrera deportiva en el Club San Fernando donde actualmente es parte del Plantel B como jugadora. En su juventud, emigró a España para jugar en el Club Atlétic Terrassa y volvió para ser parte del seleccionado nacional. 

Sofía, con la medalla de plata el día de la premiación en Tokio.

-¿Cómo fue el llamado del Chapa Retegui para volver, te lo esperabas? 

-No estaba en mis planes, pero el Chapa me conoce desde muy chica y sabe bien lo que le podía aportar al equipo para Tokio. Había sufrido mucho cuando me tuve que ir y por eso reacomode mi vida en el hockey y volví a jugar en mi club, nunca pensé en volver a la selección hasta que un día me llamó y acepté la propuesta. Sabía que podía ayudar a las más chicas, sobre todo a mantener unido al equipo en un proceso olímpico que es muy duro físico y mentalmente.

-Arrancaron perdiendo en los JJOO: ¿Qué herramientas crees que son importantes para imponerse en esos momentos y por consecuencia lograr una medalla como lo hicieron ustedes? 

-Creo que desde el partido que perdimos con Australia entró más en juego mi rol, todos esos golpes sirvieron para aprender y mejorar, siempre el cuerpo técnico me dijo que era fundamental para mantener el espíritu alto y eso te lo dan los años y la experiencia. Era un equipo joven, para muchas era su primer Juego, pero las distracciones que hay alrededor nunca sacaron del eje al equipo, fuimos por una medalla y luchamos por eso. Yo quiero que las Leonas vuelvan a transmitirle a la gente la sensación de querer vernos en la tele, que nos rompemos para conseguir lo que queremos.

-¿Veías posible la medalla después de esa derrota?

-Desde el día uno me quería llevar una medalla, sabía que podíamos y mis compañeras también, en mi cabeza era totalmente posible, por eso siento que los cuartos de final fue nuestro partido más importante, te abre la puerta a luchar por dos opciones de medalla. Para mi todo eso no fue una mochila, fue una motivación, el ADN de las Leonas tiene que permanecer a través de los años, somos historia. 

Maccari yendo a quitar en el primer partido de los JJOO contra Australia.

-¿Cuál fue la diferencia que sentiste entre tus últimos torneos en 2013 con respecto al 2020? ¿Cuál fue el cambio más grande para vos en el hockey internacional?

-Mis últimos Juegos Olímpicos habían sido en Londres 2012 donde también nos entrenaba el Chapa, ahora se juega otro hockey, el nivel antes estaba mucho más parejo, era muy competitivo. Hay dos o tres selecciones que están muy por arriba hoy en día y eso que en Londres nosotras teníamos un equipazo y la teníamos ni más ni menos que a Lucha Aymar. Actualmente todo es más vertical, de ida y vuelta y más peligroso, la velocidad es la principal diferencia pero hay carencias técnicas y a todo hay que ir acomodándose, siento qué hay que buscar un equilibrio entre lo técnico y lo físico. 

-Desde tu visión periodística, ¿Cuánto crees que influyen los medios y las redes sociales en el estado anímico de las jugadoras durante torneos tan importantes?

-En Tokio hubo muchos deportistas que estuvieron influenciados para mal por el tema de las redes y por esa razón se salió a hablar mucho más de la salud mental que me parece algo súper importante, más teniendo en cuenta las presiones que vivimos día a día. Yo creo que más allá de que las redes formen parte del perfil del deportista todo eso te influye y te golpea, hay que tratar de  abstraerse. 

-Por último, con respecto a la medalla que te robaron: ¿Qué significó ese hecho en tu vida? 

-Cuando volví a Argentina me robaron mi auto y las cosas que tenía adentro, entre ellas, la medalla; denuncie el hecho y pedí ayuda en redes para encontrarla pero nada, hasta que unos meses después escribí al Comité Olímpico contándoles lo que me había pasado y lo importante que era para mi y me mandaron una réplica. Para mi significaba la culminación de todo el trabajo realizado y era el premio al esfuerzo, además, la de Londres tenía que tener su hermanita, jaja. 

 

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