lunes, noviembre 25, 2024

Dodgeball, el deporte que jugabas de chico, pero que lo conocías por el nombre de “quemado”

Por Lautaro Bracaccini

El dodgeball nació durante el siglo XX en Estados Unidos, arrancó como un ejercicio universitario, queriendo salir de los deportes comunes como el básquet y el béisbol. El año que se oficializó como deporte fue en 1960.

Son dos equipos en la cancha; la medida es de 18 x 9 y está dividida por la mitad. Seis jugadores por equipo y se utilizan media docena de pelotas. Dirigen cuatro árbitros y dos jueces de línea. Los partidos son de 40 minutos y se dividen en dos tiempos de 20. Y un sólo objetivo, “eliminar” al otro equipo y dejarlo sin jugadores en la cancha.

El partido se inicia cuando el árbitro coloca las seis pelotas en la mitad de la cancha y los jugadores se paran en la línea final de su respectivo lado. Así empieza el set; se llama “Bienvenida”. El juez pita y los jugadores tienen que correr hacia las pelotas y agarrar las tres que ven a su derecha.

El objetivo es “quemar” al rival; la pelota puede pegar en cualquier parte, exceptuando la cabeza. Hay muchas formas de ser eliminado: una es que te toque y caiga al suelo, la otra es que se te caiga la pelota que intentás agarrar. La última es que la pelota que lanzaste la agarraron, y en ese momento el expulsado es uno.

Como todo deporte tiene sus prohibiciones: no se puede utilizar los pies, no se puede retener la pelota más de cinco segundos. La última prohibición es la de no poder salir del campo de juego ni cruzar la línea de mitad de cancha.

Hay formas de defenderse a la hora del juego y en el momento que te atacan; una es esquivar, otra es el utilizar la pelota que tenés en tus manos como escudo y desviarla.

Un rol importante es el de “Catcher”: la especialidad es agarrar y lograr el reingreso del jugador de su equipo que fue eliminado. Otro papel importante en el deporte, pero fuera del campo de juego, son los “Shaggers”, son las personas fuera de la cancha que alcanzan las pelotas a los que están adentro.

El deporte tiene su Mundial y su ente regularizador llamado World Dodgeball Federation (WDF). Contiene a la Federación Africana, la de Asia, de Europa, la latinoamericana y por último la de América del Norte y el Caribe. Dentro de esas regiones hay miembros, en total 87. En 2024 se realizará el décimo Mundial en Austria. El primero fue en 2012 en Kuala Lumpur.

Los países más fuertes en el dodgeball son Estados Unidos, Canadá y Malasia. Argentina fue pionera en América del Sur; fue el primer país que empezó a jugarlo y luego se le sumó Colombia y Brasil. Dentro de Argentina, tomó tal magnitud que muchas provincias lo practican: Buenos Aires, Córdoba, Catamarca, La Rioja, Salta, San Luis, San Juan, Río Negro y Jujuy.

Argentina tiene un ente regularizador, la Asociación Argentina de Dodgeball (AAD), y el presidente y además vicepresidente de la World Dodgeball Federation Latinoamericana es Diego Bértola. El AAD nació el 14 de noviembre de 2018 y la sede queda en CABA, en la calle Ávalos al 1000.

En Buenos Aires se juegan dos torneos; uno es la Liga Foam en donde el material de la pelota es de espuma recubierto con poliuretano, y la otra es la Liga Cloth en la cuál es de tela. Hay más equipos en la Foam, nueve, que en la Cloth, siete.

Cada balón cuesta 30 mil pesos, se necesitan 180 mil para el set, y tres Padrenuestros para pedir que no se te rompa ninguna sino estás incompleto.

Los equipos de la Liga Foam son Freestyle, Griffindodge, Leviatán, Lynch, Hydra, Almirante Brown, PCH, Supernova y Panthers. Mientras que los que juegan el torneo Cloth son Freestyle, Griffindodge, Panthers, Supernova, Burzaco, Lynch y Leviatán. Todos los domingos por la mañana estos equipos buscan sumar puntos para escalar posiciones. Los partidos empiezan desde las 9:30.

En Argentina hay muchos jugadores buenos que lograron vestir la camiseta de la selección. Uno de ellos es Rodrigo Manzella, jugador del equipo Supernova, que cuenta cómo llegó al dodgeball: “Por un amigo qué me invitó a jugar, en ese momento los dos estudiábamos en el profesorado de Educación Física. Empecé en 2018 a jugar al dodgeball”, dice Manzella. Y señala que usar la camiseta de Argentina es lo mejor que le puede pasar a cualquier deportista. Indica que su rol en el juego y su virtud es la de esquivar las pelotas y sus lanzamientos fuertes.

Valentín Garaventa, el 10 de la Argentina y de Leviatán, habló sobre cómo llegó el dodgeball a su vida: “A principios de 2018, mi hermano que también juega, Agustín, encuentra una nota de Infobae en el cuál contaba lo qué era el deporte, dónde se jugaba y eso nos interesó. Representar a mi país es una experiencia única”.

Leviatán fue creado en 2019 por los hermanos Agustín y Valentín Garaventa. Al principio el equipo de dodgeball se llamaba “Hellfish”, pero luego adoptó el nombre actual ya que Valentín es parte del club de e-sport de League of Legends (LOL), un juego de PC en el que se utiliza la estrategia, y pidió si podían utilizarlo. Leviatán lo autorizó a partir de 2022. Agustín cuenta que el sueño del equipo es salir campeón de la liga FOAM y Cloth de dodgeball. Además, señala que el premio total son cien mil pesos, es el total de la cantidad que cada equipo pone para participar. La idea que tienen es que se empiecen a entregar medallas, pero lo que resalta es el tema de que sale todo de ellos, la iniciativa y el dinero.


Carlos Goonting, de Malasia; Andrew Ketchum, de Estados Unidos; y Piong, de Hong Kong son los tres mejores jugadores del mundo.

El dodgeball nació en el siglo XX, pero llegó a Argentina a finales de 2015 gracias a Diego Bértola. En la actualidad, se juega más en el AMBA. La idea de los referentes es que el dodgeball se masifique y se haga eco en todas las provincias del país.

Argentina, por ahora, pudo participar en dos mundiales. El primer Mundial se realizó en 2012 el deporte aún no había llegado al país. Luego le siguió el de 2013, 2014 y 2015. En 2016 tampoco participó Argentina, pero el deporte ya se practicaba en suelo argentino. Llegó 2017, en Toronto, y Argentina podía ir, pero había un problema más grave, el dinero. La Selección Argentina de dodgeball no tenía la economía para llevar su delegación y no pudo participar. En el Mundial Los Ángeles 2018, Argentina participó, pudieron viajar gracias a que los jugadores y dirigentes se movieron y en distintos medios señalaron que querían representar al país en el Mundial. Lograron reunir la plata necesaria y emprendieron el viaje. No pudieron lograr el podio, salieron octavos, pero fue el primer Mundial y la primera experiencia. En 2019 participaron del Mundial que se disputó en Cancún. El problema fue la falta de dinero, pero finalmente lo pudieron costear. Y en el de 2022 en Canadá, con una Selección Argentina con más chapa para demostrar, tuvo el mismo inconveniente que le imposibilitó el de 2017, la escasez de la plata. Por cuarta vez se impone, por ende la selección no pudo representar.

Manzella, el jugador de Supernova, piensa que habría que darle importancia al dodgeball. “Se le da importancia solo al fútbol, una ayuda económica de parte de marcas comerciales sería buenísimo para cubrir gastos básicos y hacer un poco más profesional al deporte”, dice Manzella. En la actualidad, el dodgeball argentino tiene dos sponsors: GBSPORT y Banco Nación.

En la actualidad, el deporte no es olímpico pero Manzella no descarta que en un mañana pueda suceder, no en lo inmediato, pero sí en un futuro. “El dodgeball debería ser olímpico porque representa todos los valores y objetivos que demuestra. Además es muy entretenido y fácil de entender”.

El entrenamiento del equipo PCH arranca como cualquier otro, haciendo una entrada en calor. Luego se realiza un juego, parecido al dodgeball. Termina, arman los equipos, colocan las seis pelotas en su lugar y empieza el partido. Se juegan varios, los equipos van cambiando, pero lo importante es que perfeccionan el juego y los errores que cometieron en el partido anterior. Finalizado el entrenamiento, elongan.

Todo el entrenamiento transcurrió en el Parque Chacabuco, al lado del Centro Cultural Adán, en un pasaje que hay debajo de la autopista, lo que conlleva que tenían que frenar por si pasaban transeúntes. Hacen lo posible por entrenar. Es un poco lo que caracteriza al dodgeball, seguir practicando el deporte y siempre desde la iniciativa de los jugadores, todo a pulmón. Mientras que a deportes como el fútbol se le da todas las herramientas y ni hablar la cantidad de dinero.

 

Más notas