jueves, noviembre 21, 2024

“Las pibas del Millo”, el grupo de hinchas que se formó para que ninguna vaya “sola” a la cancha

Por Leticia Villagra

Miércoles por la tarde. Faltan dos horas para el clásico entre River e Independiente,
las calles de Núñez se tiñen de familias y amigos con camisetas de River. La cantidad de
“manteros” que venden gorros y bufandas aumenta proporcionalmente a la cercanía del
Monumental. En la Plazoleta Adán Quiroga, a 700 metros del estadio Antonio Vespucio
Liberti, se arma la “previa” entre varios hinchas que, con un par de horas de anticipación, se acercan a la intersección de las Avenidas Libertador y Udaondo cada vez que el “Millonario” tiene la localía en un partido oficial. Abundan los vendedores con heladeras cargadas de cervezas, y surgen los primeros simpatizantes que, después de haber tomado dos o tres, arengan con canciones de tribuna para levantar el clima de cancha.

Entre la multitud, están las pibas. Hacen lo posible por ir a ver a River, y no se
resignan de vivir lejos, o de estar solas. Quieren ir a la cancha igual. Una bandera colgada en las rejas del monumento “De los cuatro Siglos” funciona como punto de encuentro de chicas de distintas zonas alejadas de la ciudad. La frase “Las Pibas del Millo” identifica al movimiento que, desde mayo de este año, se difunde en redes sociales como una “opción segura” para que las jóvenes que no tienen acompañamiento puedan ir más tranquilas al Monumental. “Surgió de un grupo de cinco chicas que habíamos quedado afuera una vez, y con el paso del tiempo empezamos a difundirlo en Tik Tok o en Twitter. Poníamos un mensaje simple como: ‘¿Querés ir a la cancha y estás sola? Somos un grupo de chicas que nos organizamos para ir’, decía Carolina, una de las creadoras.

Ni ella ni ese pequeño grupo reducido se imaginaban la viralización que iban a lograr
en las redes en tan poco tiempo, ni tampoco la complejización del trabajo que implicaba.
“Armamos un grupo de Whatsapp, pero cuando superamos la capacidad se nos complicó. Ahí tuvimos que organizarnos y dividirnos por zonas”, comentó Caro. Hay coordinadoras para Zona Norte, Zona Sur, Oeste y Capital. Incluyeron un formulario para poder identificar la identidad de cada una que esté en el grupo, y una división para conocer a las chicas con quienes van a compartir tribuna o platea. Están presentes en Twitter, Tik Tok y Facebook, y en Instagram ya alcanzaron los 22 mil seguidores en estos siete meses.

Carolina está segura que la idea es crecer: “Lo que logramos lo hicimos laburando y difundiendo, pero igualmente buscamos un respaldo oficial del club. Queremos que esta
movida se conozca, y que podamos acompañar a cualquier chica que quiera venir al estadio para que se sienta segura. No solo eso, sino que también se crean grupos de amigas, de fútbol también, etcétera”.

El armado de filiales para acercarse al club no es ninguna novedad, ni tampoco lo es la inclusión de las mujeres en los estadios las últimas décadas. Sin embargo, la expansión de estos espacios de encuentro y sororidad sirven para visibilizar un movimiento y facilitar la experiencia de alguna chica que sienta miedo o inseguridad de ir sola a un lugar donde mayoritariamente fue ocupado por hombres a lo largo de la historia. Dependiendo del día y horario del partido, varía la cantidad de chicas que se suman. A River – Independiente fueron 60, pero esperan seguir creciendo, y ser cada día más.

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