viernes, mayo 3, 2024

Kiki Vaporaki: “El crecimiento del futsal está a la vista con la cantidad de chicos y chicas que lo empezaron a jugar”

Por Ramiro Carrillo 

Nacido en Ushuaia, Tierra del Fuego, Constantino Vaporaki es uno de los jugadores de futsal más reconocidos en Argentina. Bicampeón de la Copa América con la Selección en 2015 y en 2022, Kiki forma parte de ese reducido grupo de gente que pudo consagrarse campeón del mundo del deporte que más ama, con la particularidad de que lo hizo con su hermano Alamiro en Colombia 2016.

En 2017, luego de ser campeón del mundo, abrió una academia de futsal junto a su hermano con el fin de enseñar, promocionar y desarrollar el deporte que estaba en crecimiento. Y en el 2020 pasó a llamarse formalmete Club Social y Deportivo VK Asociación Civil.

En la actualidad, Kiki está disputando el futsal de Letonia, en el Riga FC, y es uno de los referentes de la selección argentina de fútbol de salón, que está pasando por un momento de recambio de jugadores, luego de la época dorada de títulos, y se prepara para las eliminatorias del mundial, que se disputará en septiembre de 2024 en Uzbekistán.

-¿Qué opinás del crecimiento que tuvo en los últimos años tanto el futsal masculino como el femenino?

-El crecimiento de nuestro deporte está a la vista con la cantidad de chicos y chicas que están practicando futsal. Cambiaron la mentalidad de los jugadores y de los entrenadores, que ya son más profesionales. Lamentablemente no es un buen momento del país económicamente y eso no ayuda a que la liga se potencie más porque muchos chicos están jugando en otras ligas ya que en Argentina está difícil poder vivir del futsal, pero aun así las divisiones inferiores tienen buenos entrenadores y gente capacitada para trabajar, y creo que es el mejor logro que tuvimos en los últimos años.

-¿Que la selección femenina haya llegado a la final de la última Copa América forma parte de este proceso que mencionás?

-A las chicas las veo muy bien, están siguiendo el proceso que nosotros hicimos hace unos años con la llegada de Diego Giustozzi, donde empezamos a tener muchas mejores condiciones para entrenar, para competir y empezamos a cambiar la mentalidad del amateurismo al profesionalismo.  Entendimos que con trabajo, mentalidad y con nuestra esencia podemos competirle a Brasil y a cualquiera. Las chicas jugaron realmente bien, disfrutando de competir en casa y haciéndose fuertes.

-Vos fuiste campeón de ambas competencias, Copa América y Mundial, ¿qué consejos les das a los chicos de las nuevas generaciones que llegan a la Selección?

-Siempre que hay algo para aportar para los chicos lo hacemos, es un grupo muy sano, muy bueno, nosotros los necesitamos y ellos a nosotros. Tratamos de hacerles las cosas más fáciles para que ellos disfruten de estar en ese plantel, que requiere una gran responsabilidad.

-¿Cómo ves a Argentina de cara a la próxima Copa América y al próximo Mundial de 2024? 

-Argentina está en un momento bisagra, hay muchos chicos de la camada nuestra o anterior a la mía que están haciendo sus últimos partidos con esta camiseta, por un tema lógico de edad o de exigencia. Por otro lado, hay muchos jóvenes que se suman al proceso y pasan a integrar un equipo que ganó mucho y tiene mucho prestigio. Necesitamos trabajar y competir lo máximo posible antes de las eliminatorias porque es un torneo que requiere mucha exigencia física-mental. En diciembre tenemos una gira en Japón, así que hay que aprovechar al máximo para juntarnos, competir y prepararnos para lo que se viene.

-¿Cómo fue tu llegada al Riga? Compartís equipo con Ricardinho, uno de los mejores jugadores del mundo…

-La negociación fueron varias propuestas, al principio lo vi un poco más complicado porque es un lugar más exótico, donde ningún argentino había venido, una liga de menor nivel y una cultura muy distinta. Fueron varias reuniones debatiendo condiciones hasta que nos pusimos de acuerdo. Por suerte se pudo sumar Dylan Vargas (ex jugador de San Lorenzo futsal) conmigo y también tuvimos la llegada de Ricardinho que le suma prestigio y hace que todo sea más fácil y profesional.

-¿Cómo es vivir en un país como Letonia? 

-Mi día a día en Letonia la verdad que es muy lindo, estoy muy contento, me sorprendió para bien la ciudad, es un lugar con mucha vida, con mucha gente, con muchas cosas para hacer y con mucho espacio verde, que es algo que a mí me gusta. En cuanto a lo deportivo estamos entrenando mucho y preparándonos para la segunda parte de la temporada.

-¿Extranás algo de Argentina?

-Argentina se extraña siempre, es mi lugar en el mundo, disfruto estas experiencias, pero mi futuro es en Argentina. La idea siempre es volver a vivir en mi país y disfrutar de mi familia, mi cultura y de todas las cosas lindas que tenemos.

-En el Riga ya ganaron los primeros tres partidos de la fase de grupos de la Champions, imagino que las expectativas son muy altas…

-Pasamos la primera fase y no fue nada fácil, pero nos hicimos fuertes de local y pudimos ganar bien todos los partidos. Ahora preparándonos para la segunda fase, que es a fines de octubre en República Checa, donde de un grupo pasa uno solo y no podemos fallar, hay que ganar todos los partidos para asegurarnos la clasificación. Después viene la parte más difícil que es clasificar al final 4 donde ya te enfrentás con equipos grandes de Europa. 

-¿Qué equipo considerás que puede llegar a consagrarse del torneo de AFA?

-La verdad que no veo muchos partidos de la liga argentina, veo solo los resúmenes porque tengo seis horas más de diferencia y los partidos suelen caer a las 3/4 de la mañana, y al otro dia tenés partido, entrenamiento o simplemente no aguantás hasta esa hora, que es lo que me suele pasar (entre risas). Los candidatos son Boca, San Lorenzo como siempre, veo muy fuerte a Hebraica, pero la liga argentina es muy competitiva y en los play off cualquiera le planta cara a cualquiera y por más de que un equipo tenga más recorrido o jerarquía siempre esta liga tiene un final abierto.

-¿Qué recuerdos te llevás del Mundial 2016 y de la Copa América 2022? 

-Recuerdos de esos títulos tengo un montón. El mundial en 2016 tuvo la particularidad de que fue en sudamérica (Colombia) y un montón de familias pudieron viajar. Yo tenía a mi mamá y a mi hermano en la tribuna, y mi otro hermano jugando conmigo (Alamiro), lo que fue espectacular. Después venían a visitarnos en el hotel, pasamos tiempo juntos, lo que hacía todo un poco más fácil. La sensación apenas sonó el silbato y que eramos campeones del mundo fue un poco de incredulidad ya que lo que acabábamos de hacer era una hazaña y quizá no caímos, pero hoy y a medida que pasa el tiempo toma más valor, al igual que la Copa América.

-¿Y del subcampeonato mundial en Lituania 2021? ¿Qué faltó para coronar?

-Nos dio la sensación de que lo que hicimos en 2016 podría pasar nuevamente y lo demostramos, cosa que no es fácil, llegar a las finales del mundo consecutivas, teniendo en cuenta la cantidad de selecciones competitivas y de jugadores top que hay en el mundo. La sensación era de que no había sido casualidad haber ganado un mundial y volvimos a jugar una final, que la perdimos por muy poquito, por algunos detalles. Nos tocó la llave más difícil (Paraguay, Rusia, Brasil y Portugal). 

 

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