El miércoles se conoció oficialmente que los tres primeros partidos del Mundial 2030 de la FIFA se jugarán en Uruguay, Argentina y Paraguay. El resto del torneo se disputará en España, Portugal y Marruecos. Rápidamente, los referentes de las distintas confederaciones y asociaciones que rigen el fútbol en dichos países se hicieron eco de la noticia, atribuyéndose un triunfo que más bien huele a derrota.
El 7 de febrero de este año se oficializó, en el predio de la AFA en Ezeiza, la candidatura en conjunto de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile para albergar la Copa del Mundo. En ese entonces, Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL, planteó: “Estamos convencidos y FIFA tiene la obligación de honrar la memoria de quienes nos antecedieron y creyeron en grande e hicieron el primer Mundial”.
Por su parte, Claudio Tapia, presidente de AFA, aseguraba: “Sabemos que esto es un compromiso muy grande y que debemos demostrarle al mundo que Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile están a la altura para ser sede del Mundial 2030”. Sin embargo, la candidatura ya había sido confirmada hacía tres años, e incluso años antes Argentina y Uruguay ya emprendían su propia campaña, con una foto de Luis Suarez y Lionel Messi en un partido por las Eliminatorias Sudamericanas.
Pese a esto, todo el énfasis que demostraban los dirigentes en los últimos años se diluyó con un simple anuncio. Hace horas el mismo Tapia declaraba: “Era imposible conseguir los votos, era imposible conseguir la inversión para realizar un Mundial de tal magnitud”. Estas declaraciones guardan, por un lado, una halo de conformismo por albergar tres partidos de un campeonato en el que se disputarán 104 encuentros. Por otro lado, es ineludible al menos preguntarse por qué hace solo 8 meses la posibilidad de tener un Mundial sudamericano era planteada por Tapia como más real que nunca, y ahora la describe como una utopía inalcanzable. Todo esto dejando de lado que Chile no será sede de ningún partido sin explicación alguna.
Otra incógnita que se abre es el sistema de clasificación que se aplicará para los anfitriones. Usualmente, el país sede se clasifica sin jugar clasificatorias, pero no existe antecedente en la historia en que seis naciones en conjunto organicen una Copa del Mundo. Para la edición del 2026, en la que participarán 48 equipos, CONMEBOL cuenta con seis plazas y media -seis clasifican directo y una a repechaje-. Resta confirmación oficial pero, en un principio, las tres sedes inaugurales ya tendrían asegurado su lugar dentro del Mundial Centenario. Por otro lado, hay chances de que los otros tres lugares y medio se repartan entre los siete países restantes de Conmebol.
Por otra parte, cabe destacar que Portugal y Marruecos serán organizadores por primera vez. La Federación Marroquí ya había presentado su candidatura para la edición de 2010 y 2026, donde perdió frente al proyecto de Estados Unidos, México y Canadá. Será la segunda vez que un país africano sea sede de una Copa del Mundo luego de Sudáfrica.
Si algo ha abundado en todo este proceso son las irregularidades, cuanto menos, en el manejo de la información y en las formas en que los representantes del deporte a nivel institucional han decidido comunicarse. El centenario del Mundial de 1930 debería representar un orgullo y una oportunidad de devolverle a la competencia la impronta sudamericana que tanto la representó en sus inicios. Conformarse con migajas no debería ser una opción para los dirigentes que representan nuestro fútbol.
Producción y realización: Tomás Succo, Juan Cruz Magri, Cristian Gonzalez y Valentino Gentile