Por Alex Roldán
-Les rogamos a ustedes, son nuestra última esperanza, ¡por favor, ayúdenos!
Dos hombres de pelo blanco están sentados en un sillón azul, ubicado en un pequeño escenario del microcine de la escuela. Lucen esa cabellera que desnuda el paso del tiempo y dejan atrás aquellos rulos colorados y negros que tenían en 1978, cuando estuvieron Argentina. Año mundialista y época en la que pudieron darle voz a los reclamos de aquellas mujeres que habían sufrido la desaparición de hijos, nietos o maridos por el golpe militar del 24 de marzo de 1976.
Después de mucho tiempo, los periodistas holandeses Jan Van der Putten y Frits Barend volvieron a Buenos Aires invitados por el Centro Ana Frank para América Latina (CAFA) y pasaron por Tea y Deportea para contar sus experiencias a las y los estudiantes de periodismo.
Van der Putten, autor de la entrevista icónica a las Madres de Plaza de Mayo, contó que se dio cuenta que el golpe había sido ”muy sucio” cuando le llegaron las noticias de que sus propios amigos habían desaparecido. Uno de ellos, Zelmar Michelini, ex senador uruguayo, que fue secuestrado y posteriormente encontrado como cadáver en el baúl de un auto. “Si son capaces de matar a mi amigo, son capaces de todo y efectivamente lo eran”, aseguró el periodista. Con la voz afligida, agregó que estando en Holanda se enteró a través de unos pequeños artículos que otros dos allegados también se habían ido para siempre.
Adentrándose en lo que fue 1978, dijo que el Mundial no tenía nada que ver con el fútbol y que solo era un juguete que servía como campaña publicitaria para demostrarle al mundo que “en Argentina todo era fantástico y nada malo sucedía”. Para dar certeza de esto, decidió viajar con dos colegas a nuestro país y apenas pusieron sus pies en Ezeiza lo primero que escucharon fue: “Bienvenidos al Mundial, las puertas están abiertas”.
Así como la dictadura cívico-militar utilizaba al evento como pantalla para tapar lo que realmente sucedía, Van der Putten también le dio otra utilidad: lo usó de pretexto para poder estar en el país ya que en sus trasmisiones hablaba de “la situación política, económica y más cosas, pero no de fútbol”. Asimismo, aprovechó para hacer entrevistas con familiares de desaparecidos. El fútbol fue su vía para visibilizar lo que los militares no querían.
En el medio de su travesía, recibió una amenaza de muerte de manera indirecta. Un hombre relacionado al gobierno siguió a su compañera, que estaba sola caminando por el centro porteño, y de forma intimidante le dejó un mensaje para su colega de pelo negro con rulos y para el otro: “Dile a tus amiguitos que se comporten bien, si no lo hacen van a tener que atenerse a las consecuencias”.
El neerlandés reconoció que fue la amenaza más civilizada que tuvo en su vida pero que de igual manera se comunicaron con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Países Bajos, que les brindó total apoyo dejándoles en claro que si algo les sucedía el seleccionado dirigido por Ernst Happel no jugaría la última fase. “Se sabía que la final era entre Argentina y Holanda”, afirmó Van der Putten. Agregó que se tenía conocimiento de esto porque el partido entre los dirigidos por César Luis Menotti y Perú ”estaba arreglado”.
La participación del país europeo en la copa del mundo y la investigación del periodista continuaron sin sobresaltos. Para sacar testimonios, no tuvo mejor idea que emplear el recurso de la provocación. “El gobierno dice que ustedes son mentirosas”, fue la frase que soltó a las mujeres de Plaza de Mayo. Solo eso bastó para que, desesperadas, largaran toda la angustia y pedido de ayuda que guardaban en el interior de sus corazones.
Antes del encuentro con Van der Putten, las Madres de Plaza de Mayo solo habían sido entrevistadas una vez y fue por Frits Barend, algo que explicaba el hecho de que veían a los periodistas holandeses como la única y última opción para ser escuchadas. Mientras este hacía las preguntas, de lejos algunos hombres gritaban que “esas mujeres debían estar orgullosas por haber sacrificado a sus hijos para la liberación de la patria”.
Sin darle relevancia a las barbaridades que les decían, ellas nunca se rindieron en esa constante búsqueda de respuestas. “Las mujeres son el ejemplo de cómo hacer sus reclamos de manera pacífica, pero arremetiendo y no terminando de reclamar”, concluyó Van der Putten.
Llegó el turno de Frits Barend, quien se había hecho pasar por jugador de La Naranja para entrevistar a Videla. Comenzó diciendo que para el periodista es importante describir la verdad y controlar el poder de los gobiernos. Por eso, cuando se enteró de la situación en Argentina, decidió realizar un curso de español, nutrirse de bastante información sobre el momento que estaba atravesando el país y tomar un vuelo con destino a Buenos Aires.
“Bienvenido a Argentina. Todo son mentiras, el país es muy bueno y no hay problemas, solo son terroristas que quieren destruirlo”. El periodista ni siquiera había bajado del avión, pero ya era recibido de esa manera por el embajador holandés.
El partido inaugural se había jugado el jueves primero de junio de 1978 entre Alemania y Polonia en la cancha de River Plate, pero Frits decidió ir a Plaza de Mayo y no al estadio para charlar con “Las Madres Locas”, nombre con el Jorge Rafael Videla llamó a las mujeres que pedían por sus familiares.
“Ese torneo tuvo su apertura el jueves a las cuatro de la tarde porque en ese día y horario las madres asistían a la Plaza de Mayo”, aseguró Frits Barend. Tan solo eso le bastó para darse cuenta cómo era la situación en el país. El que estaba en el poder había utilizado el Mundial para tapar las voces de las madres. “Es increíble que la FIFA haya aceptado esto”, declaró el periodista.
A las dos de la tarde comenzó su camino hacia el lugar donde se encontraría con muchas historias acerca de las desapariciones. Media hora después se metió a un cine para ver el inicio de la copa del mundo y unos quince minutos antes de que comenzara a rodar la pelota, se fue hacia la Avenida Hipólito Yrigoyen al 1087.
Vio venir entre 20 y 25 mujeres que llegaban desde las distintas calles. Terminaron de acomodarse en la plaza y Frits se presentó: “Soy periodista de Holanda y quiero saber sus historias”. Rápidamente, las mujeres le dijeron que por favor escribieran sobre ellas. “Nuestros hijos, maridos, nietos y padres han salido y no sabemos dónde están“.
-Fue muy emocionante para mí porque en cinco minutos me contaron 20 historias, me dieron flores, direcciones y cartas”, afirmó el holandés.
Luego de la final entre Argentina y Países Bajos ambas selecciones debían ir a la cena oficial que había organizado la Junta Militar pero los europeos decidieron no asistir. Como Frits debía seguir con la búsqueda de respuestas ante las desapariciones, aprovechó para ir en “representación” de los holandeses.
Le pidió la tarjeta de identificación a Wim Rijsbergen, su fotógrafo Bert Nienhuis también usó la de otro jugador y ambos se hicieron pasar por futbolistas para entrar en la cena donde estaba Videla. “Cuando entré pensaron que era jugador porque estaba muy joven, ahora no lo pensarían porque estoy viejo”, declaró Frits.
En ese momento se le ocurrió hacer una entrevista con Videla. Tomó su grabador, le dijo a Bert que le sacara fotos y fue directo a la mesa, donde también estaba Roberto Eduardo Viola.
–Soy periodista de Holanda, ¿puedo hablar con ustedes?–preguntó Frits.
–Sí, sí–respondió Videla.
–Felicitaciones por el Mundial.
–Gracias.
–¿Dónde está la gente desaparecida? He ido a Plaza de Mayo y hablé con las mujeres que reclaman– sin rodeos, el periodista fue al grano.
–Eso es mentira– contestó en voz alta Videla.
– No son mentiras, hablé con las mujeres, no me van a decir cosas falsas.
–Son mentiras– replicó.
A las diez de la noche, luego de que el dictador argentino le negó en la cara lo que las Madres le habían contado, el holandés se fue junto a Bert a la calle para partir al lugar donde se alojaban. Ahí llegó el problema, habían dejado sus pasaportes adentro. Finalmente pudieron solucionarlo y dejaron nuestras tierras de inmediato, por temor a que les ocurriera algo. “Estoy muy feliz de estar en Santiago de Chile”, declaró Frits Barend cuando logró salir de Argentina.
Ambos contaron sus experiencias vividas en 1978 dejando saber por qué habían decidido cubrir el reclamo de las Madres de Plaza de Mayo que hoy continúan con su lucha por la Memoria, Verdad y Justicia de los 30 mil desaparecidos. Frits recordó que la mayoría de sus familiares habían sido asesinados por el nazismo, solo sus padres y un hermano habían sobrevivido. “Mi madre siempre me decía que no debía olvidarme de pelear por los derechos humanos”, reveló el holandés. Van der Putten había vivido todo tipo de crisis política en Europa por lo que decidió elegir un desorden distinto en un país tercermundista. “Mi motivación era América Latina y estar donde estaba la acción”, ratificó.