Por Luis Climenti y Tobias Rodríguez
Emanuel Ginóbili no fue el mejor jugador del mundo en el básquet, no tiene grandes distinciones o premios individuales como, por ejemplo, sí los tiene Leo Messi. No fue Michael Jordan, ni LeBron James. Sus mayores logros fueron el sacrificio, su competitividad y hacer grandes a los equipos en los que jugó. Los logros individuales no son importantes para Manu, lo más importante es dar, es entregarse por sus compañeros. Con los Spurs logró 4 anillos NBA, fue dos veces All-Star y la emblemática camiseta número 20, la que siempre usó en los San Antonio Spurs, fue retirada en marzo de 2019.
Las camisetas en el básquet tienen una relevancia que trasciende lo meramente estético. Son mucho más que un simple uniforme para diferenciarse del contrario. Representan la identidad, la pasión y la unión de un grupo de deportistas que comparten un objetivo común. Simbolizan la profunda conexión entre un jugador, su equipo y el deporte. En muchas ocasiones, describen la perseverancia, la habilidad y la dedicación de un deportista. Inspiran a futuras generaciones a esforzarse por alcanzar la excelencia en el deporte y a recordar que siempre el trabajo y el amor por el juego son fundamentales para el éxito en cualquier cancha.
El 29 de mayo de 2023, Santino Noceda Migliardo, un nene de 8 años que juega al básquet en el Club Unión Vecinal de Luis Guillón desde 2022, le regaló su camiseta con el dorsal número 12 al base de Boca Juniors Franco Balbi, luego de que “el Mago” haya jugado la semifinal de la Liga Nacional contra Instituto en la Bombonerita. Pero eso no es todo, la camiseta iba con dedicatoria: “Para mi ídolo Franco, de Santi”. Se dieron vuelta las costumbres, el nene no se acercó al jugador reconocido para pedirle algún recuerdo. No, para nada. Santi le regaló a su ídolo lo más preciado que hoy tiene. Como hacen los grandes, el pequeño gigante dio lo mejor que tenía sin esperar nada a cambio.
Esta situación sorprendió a Balbi y afirmó que le generó mucha sorpresa, porque generalmente se da al revés: “Santi nunca me pidió nada. Nos sacamos una foto y siempre me daba unas palabras de aliento cuando ganábamos o perdíamos. Que ese día él me haya regalado la camiseta con la que juega, fue una linda sorpresa para mí. Obviamente, la tengo con mi colección, junto con las que usé en mi carrera y con las que cambié”.
Balbi cuenta que no es consciente de que hay mucha gente mirando los partidos y que puede pasar que los chicos se sientan representados con su juego y con su personalidad. El jugador reconoce que simplemente hace su trabajo, pero hay personas que realmente admiran su juego o su personalidad.
“Siempre trato de hacer las cosas que me salen dentro de la cancha. No busco ser el espejo de nadie ni forzar ninguna situación. Lo de Santi se dio muy natural. Él siempre me esperaba después de los partidos en la Bombonerita y nos sacábamos una foto. Siempre tenía unas palabras para mí, al igual que sus padres, que lo apoyan y lo acompañan. Así lo fui conociendo”, afirma Balbi.
En octubre de 2022, Maximiliano Noceda, el papá de Santi, que jugó al básquet en las inferiores de Ferro, llevó al nene a ver un partido entre Boca y Ferro en el inicio de temporada de la Liga Nacional. Ese día el nene de Unión Vecinal vio que desde el Verde le regalaron una camiseta a su ídolo Xeneize, por su pasado en el club. Entonces, él quiso hacer lo mismo. Porque entendió que, en esa acción de dar, hay un reconocimiento hacia el que recibe la ofrenda.
“Franco antes jugaba en Ferro. Un día fui a ver Boca vs Ferro, antes de empezar el partido le dieron la camiseta a él. Recordé eso y quise hacer lo mismo”, cuenta Santi con algo de timidez mientras toma un juguito multifruta en el bar de su club en Luis Guillón.
El día que Santino le regaló su camiseta a Balbi, Boca le ganó a Instituto 104 a 96, se puso 2 a 2 en la serie de semifinales y forzó el quinto partido, que unos días más tarde el equipo Xeneize le ganó por 3 puntos al campeón vigente y consiguió el pase a las finales de la Liga Nacional de Básquet después de 16 años. En ese contexto, el Mago frenó para recibir la ofrenda de Santi. En medio de una definición de campeonato.
Los chicos, ilusionados, se le acercan a Balbi y él trata de corresponder con todos, porque recuerda que también fue ese chico que se quiso sacar una foto o ver de cerca a sus ídolos: “Hoy en día me pasa de estar cerca de gente que admiro, si bien no pido fotos, me genera un impacto. Siempre que los chicos me piden un autógrafo o una foto, trato de darlo. Tienen esa ingenuidad de pedir una foto o de charlar un rato; y yo trato de cumplirles ese deseo, de darles ese ratito de felicidad. Hay momentos en los que hay mucha gente y no se puede cumplir con todos, pero siempre trato de darle algo a los más chicos”.
Balbi creció en Junín, su ciudad natal, y de chico soñaba con ser jugador profesional. Respiraba básquet y admiraba a Marcelo Milanesio. Se sentía identificado con el estilo de juego del cordobés y se sorprendía con lo que veía. Quería ser cómo su ídolo, ese que brillaba en Atenas.
Anabella, la mamá de Santi, se muestra sorprendida por la relación que forjaron Balbi y su hijo. Algo mágico pasó entre ellos. La camiseta de Unión Vecinal, esa que tiene el dorsal 12, dio paso a una historia de cuentos entre el maestro y su aprendiz: “Durante las finales contra Quimsa, lo fuimos a ver y lo esperamos como siempre. Santi le pidió a Franco ver un entrenamiento, él dijo que sí y al otro día del partido lo fue a ver entrenar. Los entrenamientos de Boca son a puertas cerradas, pero Franco lo autorizó y lo invitó a la cancha a tirar al aro”.
Con la inocencia de un nene de 8 años, Santi sueña con ser basquetbolista profesional. En ese sentido, Balbi asegura que el foco en un niño tiene que estar en divertirse y pasarla bien con el básquet y con los amigos. Ya vendrán los tiempos en los que la responsabilidad empiece a ganar. Hoy Balbi juega en el Flamengo de Brasil y cuenta que ser profesional es tener una rutina diaria de 10 meses o 1 año, y que lo más difícil es mantener esa constancia. Todos los días levantarse, desayunar, ir a entrenar, volver, comer y descansar. Todos los días, a la misma hora. No hay feriados, no hay sábados, no hay domingos. Todos los días, con la misma disciplina y constancia.
Los padres de Santi están muy contentos con que Franco Balbi sea el referente de su hijo, porque ven en el base a una persona con valores, que van más allá de ser un gran jugador. Ambos coincidieron en destacar la humildad de Balbi para acercarse a Santino y alimentar su ilusión.
El hecho de que un nene le regale la camiseta con la que juega en su club de barrio, firmada y dedicada a su ídolo, abrió un camino con el que el ex Boca se siente a gusto: “Si el día de mañana Santi llega a ser profesional, que tenga presente el esfuerzo que hizo en el pasado y lo valore. Cuando llegás a ser profesional, te olvidás de todo lo que hiciste o todo lo que dejaste por serlo. A la edad de él, es más importante el disfrute y las ganas de jugar. Ojalá que, pasados los años, él pueda estar en mi lugar dando una charla y contar su historia con algún nene”.
El Mago le dijo a su seguidor que hoy lo más importante es divertirse: “A Santi le diría que conocerlo fue un gran gusto. Que me tenga como espejo es una responsabilidad también. Tengo que seguir haciendo mi trabajo y hacerlo de la mejor manera. Ojalá que el día de mañana, esa camiseta que me dio, sea la primera de muchas que le pidan. Y poder decir que yo tuve el gusto y el honor de tener su primera camiseta. Va a estar guardada siempre. Ojalá que el día de mañana él esté en el lugar en donde yo estoy hoy, y que también pueda contar la historia de un chico que tiene una ilusión muy grande de ser jugador profesional. Que seguramente, por como es él y como es su familia, va a insistir y va a buscar ese sueño. Pero ahora todo es diversión”.
Una vez más, el deporte y los chicos nos muestran el camino. Como diría Fito Páez, “Dar es dar. No marcar las cartas, simplemente dar”. Porque lo más importante es dejar algo en el otro, de eso se trata la vida. Puede ser un consejo, una camiseta, un sueño o una linda historia.