Por Juan Ignacio Rivera
En el tenis es difícil subir a lo más alto, caerse y sentirse derrotado para tener que levantarse una y otra vez. Y más aún, cuando su máximo rival no fue ni Federer, ni Nadal, ni Djokovic, porque a todos ellos les ganó en varias ocasiones. El rival fue él mismo, fueron sus lesiones y fue el temor al fantasma de no volver a jugar al deporte que amó.
27 de noviembre de 2016. La Arena Zagreb se encontraba repleta de argentinos que al ver salir a Juan Martín Del Potro del túnel, cantaban: “Soy argentino, es un sentimiento…”. Cuarto partido de la serie entre Argentina y Croacia por la final de la Copa Davis. El seleccionado dirigido por Daniel Orsanic estaba 2 a 1 abajo en la serie. Del Potro tenía la obligación de ganar su partido contra Marin Cilic para forzar un quinto punto. Por si no había peor escenario, empezó perdiendo los dos primeros sets y se quebró un dedo de la mano izquierda. El tandilense siempre fue un jugador que levantaba su nivel con el aliento de la gente. Se hizo fuerte en su derecha, la cual fue su mayor virtud, y ganó un partido histórico por 3 sets a 2. “Fue el mejor partido de mi vida y lo voy a recordar para siempre. Va a ser un momento inolvidable”, fueron las palabras de Delpo luego de la victoria.
Su compañero de selección, Federico Delbonis, ganó el quinto partido frente a Ivo Karlovic y consagró a Argentina como campeón. Delpo había cumplido su sueño y por el que tanto luchó. Dejó en el pasado esa final de Copa Davis en 2011 frente a España, donde La Torre perdió el partido definitivo. Pero esta vez, ya era un hecho y un reflejo de que no hay que bajar nunca los brazos. Eso fue él toda su carrera. Un ejemplo de que las derrotas y las lesiones te pueden hacer más fuerte.
Sin embargo, Del Potro pasó por mucho sufrimiento antes de llegar a la gloria en Croacia. Luego de ganar el US Open en 2009 ante Roger Federer y quedar como top 4 del ranking ATP, en 2010 sufrió su primera lesión en la muñeca derecha. Se operó y quedó en la posición 484. Él sabía que le tocaba empezar de nuevo, pese a haber estado en lo más alto. Su familia fue muy importante y cuando cualquier otro tenista se hubiese quedado en esa lesión, la Torre acabó otra vez en el top ten en enero de 2011.
Luego de su buen final de temporada, Delpo empezó a jugar sin temor y con su físico al máximo. Así, ganó cuatro trofeos sumados a la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos en Londres 2012. En 2013 consiguió el ATP de Róterdam, el Torneo de Washington y dos meses después el de Tokio. Terminó ese año de manera espectacular al ganarle la final del Swiss Indoors de Basilea a Roger Federer.
El 2014 inició de muy buena manera con un título en el Torneo de Sydney hasta que el 24 de marzo volvió la oscuridad. Tuvo que operarse de nuevo, pero esta vez de la muñeca izquierda. Allí fue cuando Delpo regresó al barrio Falucho 1 donde se crió, para ver qué hacía con su vida. Tandil era su refugio. “La Banda del Salamín” lo era. Su grupo de amigos que conoció en el colegio San José. Cada día en su cabeza pensaba si volver a entrar en un quirófano o buscar otro camino fuera del tenis. Eso lo atormentaba.
En 2015 sus problemas físicos siguieron y jugó tan solo 4 partidos en el año. Este fue un momento de inflexión en su vida. Para muchos, su inactividad y su puesto 1045 en el ranking ATP lo consideraban como el final de su carrera. Para su familia, amigos y algún que otro fan, que soñaban con volver a ver a la Torre en lo más alto, confiaban en su retorno. Durante toda su profesión, Del Potro sumó 5 años y medio de lesiones. Entre 2010 y 2017 se perdió 14 Grand Slam. Sin embargo, eso no le impidió estar entre los mejores de la historia de su país
En el cruce de las calles Avellaneda y Richieri en Tandil, se encuentra un mural de Juan Martín Del Potro. Pese a que es una persona muy conocida, La Torre es tratado como uno más. Como a él le gusta. Pasar desapercibido y vivir la tranquilidad que le otorga su ciudad natal. Siempre que puede, aprovecha para estar cerca del otro deporte que ama, el fútbol. Si bien es hincha fanático de Boca, los fines de semana apoya al equipo Ramón Santamarina desde la platea del estadio Municipal. También, en sus tiempos libres juega como delantero en “Para qué te traje FC”, equipo armado con sus amigos de la “Banda del Salamín”.
En 2018 volvió a jugar una final de Grand Slam donde perdió con Djokovic en el US Open. Ya con los problemas de muñeca atrás, Delpo parecía estar recuperado y con confianza, hasta que en el Masters de Shangai de ese año volvió su peor pesadilla. Una lesión. Esta vez en la rótula de su rodilla, que lo hizo regresar al quirófano. Una nueva frustración y una nueva operación para el argentino. Otra vez no se dio por perdido y un año más tarde en el prestigioso Torneo de Queens Club, en el inicio del partido frente a Feliciano López, se volvió a resbalar. Debió abandonar y esa fue la caída definitiva para su rodilla.
El 8 de febrero de 2022, Juan Martín Del Potro jugó el último partido de su carrera frente a Federico Delbonis. Se enfrentaron los dos argentinos que le dieron los últimos dos puntos a Argentina en la Copa Davis soñada. La Torre de Tandil se retiró del tenis con la conciencia sana y la tranquilidad de que dio todo para recuperarse de las lesiones. El partido del argentino estaba más afuera que dentro de la cancha. Por primera vez fue a verlo jugar su mamá, Patricia Del Potro. Luego del encuentro se dieron un abrazo interminable, que seguramente será uno de los premios más grandes en la vida del Delpo.