Por Guadalupe Ledesma
Su anhelo máximo era jugar para la Selección Argentina y con tan solo 21 años, Morena Corvalan ya vivió momentos inolvidables en su carrera. Alegre, predispuesta, guerrera, bondadosa y compañera son algunos de los adjetivos que le calzan a la perfección a esta joven soñadora que a los seis años comenzó su amor por el handball y hasta la actualidad continúa. La cancha que mide 40 por 20 metros la vio crecer y desarrollarse tanto deportivamente como a nivel personal.
“Para mí, el handball es pasión, compromiso y entrega”, sentenció la pivote de la Selección Argentina Junior. Durante los últimos años, la actual jugadora de Sedalo salió de su zona de confort, dio un salto de calidad en su nivel de juego y conquistó su primer título en el equipo de Lanús. Un trofeo que fue histórico, tanto para ella como para la institución. Desde hace 11 años, no lograba consagrarse en lo más alto de la Liga de Honor Oro Damas y lo consiguió este año, en el Torneo Apertura 2023 de Femebal (Federación Metropolitana de Balonmano), con un plantel conformado por jugadoras que en su mayoría eran categoría Juniors.
Trabajo, pasión, compromiso, compañerismo y hambre de gloria fueron algunas de las palabras que sonaron en los últimos meses en los vestuarios de la institución. Tras un torneo muy disputado ante otro de los equipos líderes del handball argentino, Ferro, las jugadoras de Sedalo lograron obtener un amplio triunfo por 33 a 25 en el cruce directo ante el conjunto de Caballito y de a poco, el máximo objetivo comenzaba a aproximarse. Aunque en un principio era impensado, finalmente el club del sur llegó a la última fecha del campeonato apertura con chances de ser campeón.
“Cuando arrancamos el año, nuestro objetivo principal era meter podio, estar entre esos primeros tres equipos para lograr acercarnos más a la clasificación al Torneo Nacional de Clubes del próximo año. Después se fueron dando los resultados y cuando nos dimos cuenta que teníamos posibilidades le seguimos metiendo, pero éramos conscientes que teníamos que ir partido a partido”, contó Morena. A tan solo un triunfo de la gloria, el pasado 6 de julio, comenzó a correr el tablero en la Casa del Handball Argentino y Morena, como durante todo el torneo, fue una pieza fundamental en el plantel dirigido por Fernando García.
“Después de obtener el campeonato vivimos una locura, todavía no caemos en la realidad. Es muy loco e histórico lo que logramos, fuimos el equipo más joven en ganar un trofeo en Liga de Honor”, expresó la jugadora de handball.
La pivote, que desde muy pequeña sabe lo que es soñar en grande, tocó el cielo con las manos y ayudó a sus anhelos a seguir por más. No solo obtuvo junto a sus compañeras el título número 29 en el club, sino que también fue la segunda máxima goleadora del torneo con 120 goles anotados con su derecha mágica.
“El campeonato fue algo increíble e inolvidable para todo el equipo. Cada partido se vive con mucha intensidad, vamos siempre y realmente la pasamos muy bien”, explicó Claudio Corvalan, papá de la jugadora. Tras esa temporada, Morena no se conformó y siguió con su mente puesta en el próximo desafío, dejar al club en lo más alto y mantenerse en la élite del handball argentino. “Me encantaría jugar en el exterior. Ser profesional de algo que amo sería un sueño por cumplir, aunque todavía lo veo lejano. El objetivo más cercano es seguir creciendo en el club”, sentenció la atleta.
Sus primeros pasos como deportista los dio en el club Larre Handball de González Catán, en ese entonces comenzó la actividad como una niña más que iba a divertirse con otro grupo de chicos. “Descubrió el deporte como un juego y fue una de las primeras niñas que formó parte de la categoría en el club Larre Handball, fue una de las pioneras. Recuerdo que era una nena súper enérgica y muy habilidosa, le encantaba entrenar, divertirse y compartir. Siempre se destacó por su personalidad”, afirmó Gisela Thurmann, su primera entrenadora.
Al poco tiempo, esa pequeña que jugaba y disfrutaba de cada momento dentro de la cancha, se dio cuenta que además de gustarle ese deporte, tenía condiciones para seguir sus sueños. “Cuando More tenía cinco años hacía handball, natación y patín. Siempre fue muy deportista. Un día estábamos en un entrenamiento de patín y una de sus compañeras se cayó y se rompió la muñeca, ella automáticamente se acercó a mí y me dijo que no quería hacer más por miedo a caerse y no poder jugar más al handball. En ese momento, me di cuenta que ese deporte marcó la diferencia en ella, si bien siguió con las otras actividades, ya desde muy chica priorizó el handball”, confesó Vanesa Trimarchi, mamá de la handbolista.
Cuando llegó a la categoría menor tomó una decisión que tarde o temprano cambiaría su futuro. Con el claro objetivo de seguir por más, la deportista que usa la camiseta número cinco, al igual que lo hacía su mamá cuando era jugadora, migró hacia el club Dorrego de Morón. Allí sembró un camino repleto de aprendizaje y crecimiento. “Fue muy difícil cambiarme de club. Yo siempre digo que para tomar esa decisión tenes que ser muy valiente”, expresó Morena Corvalan. A partir de su rendimiento destacado, llegó la tan esperada y trabajada primera convocatoria para representar a la Selección Argentina.
En la vida hay dos tipos de personas una de ellas son las que ante una adversidad se caen y no vuelven a intentarlo, otra las que ante un duro golpe le dan batalla y pelean por sus sueños. Morena es de ese grupo, de las que se sacrifican y no paran hasta conseguirlo. “Cuando la vimos con la celeste y blanca fue algo hermoso. Ella tuvo una convocatoria previa que fue difícil pasarla porque llegó hasta el final y en la última lista, cuando las fichas estaban todas puestas en ella, quedó afuera. Después de sufrir mucho, al próximo año la vuelven a convocar, entonces ahí tuvimos que poner paños fríos. Aprender, disfrutar y crecer en el proceso. Verla dentro de esos nombres fue algo impresionante”, sostuvo su mamá.
El 2018 fue el momento de máxima felicidad para la deportista, cuando era segundo año de la categoría cadeta, su nombre formó parte de las 14 jugadoras convocadas para disputar el Torneo Sudamericano con la albiceleste. “Me acuerdo todo de ese instante. Estaba en un almuerzo con mis primos, me mandaron un mensaje con la lista definitiva y eran tantos los nervios que tenía que no podía verla. Cuando leí mi nombre fue una mezcla de emociones hermosas, grité, salté y festejé con mis seres queridos”, contó la goleadora que formó parte del equipo ideal del Torneo Apertura de Femebal.
En las siguientes temporadas, su nombre comenzó a resonar en el ambiente del balonmano. “Sus condiciones se notaban desde chica. Además de sus propias capacidades, su potencial lo fue desarrollando con los entrenamientos, con su conducta y compromiso”, relató su primera DT Gisela Thurmann, actual jugadora de la Selección Argentina de Beach Handball. En 2022, la carrera deportiva y la vida de la jugadora de handball escalaron. Luego de varios meses de preparación, muchos entrenamientos y tras un excelente Campeonato Panamericano, en el cual Argentina se coronó campeón y obtuvo el pasaje a la cita mundialista, la pivote de Sedalo entró en la lista definitiva de jugadoras que representarían al conjunto albiceleste en el Mundial Junior de Eslovenia.
Una mezcla de sensaciones en los días previos al viaje pasaban por la cotidianidad de la handbolista. Emoción, abrazos, palabras de aliento, felicitaciones y cálidas despedidas transitó la pivote en la previa del viaje de su vida. Aunque no lo contó en voz alta, su máximo deseo era que su familia viviera la experiencia junto a ella, aunque sabía que era muy difícil que sus seres queridos planeen todo en menos de una semana. Sus padres, quienes cumplieron un rol fundamental en su carrera y la acompañaron durante toda su vida, también morían de ganas por ver cumplir a su hija su principal sueño.
“El mundial fue algo mágico. En la mitad de semana dieron la lista definitiva y nosotros como papás ya habíamos decidido que si quedaba, viajábamos. Planeamos un viaje en cinco días, fue una locura y una gran aventura”, recordó la mamá de la joven de 21 años. Finalmente las dos personas más importantes en la vida de la jugadora estuvieron presentes en el viejo continente. Tras partir de Buenos Aires, hicieron escala en Roma, agradecieron en el Vaticano y continuaron el viaje hacía el país en donde se iba a disputar la máxima cita. “El abrazo con More cuando llegamos a Eslovenia fue algo hermoso”, afirmó Vanesa.
Ese reencuentro de seres queridos en Europa fue la sinopsis perfecta de lo que representa esta familia. Unión, amor, compañerismo y trabajo en equipo. Todos juntos formaron parte del sueño de Morena. “El apoyo de su familia, tanto de su mamá como de su papá, es el principal pilar en este deporte”, expresó Fiorella Trimarchi, prima de Corvalán.
El momento de felicidad plena que siente un deportista al escuchar el himno argentino no se compara con nada, ver el fruto después de tanto sacrificio es el mejor motor para seguir en camino. “Vestir la celeste y blanca y representar a tu país es todo, en ese instante lo único que se te pasa por la cabeza es que tanto esfuerzo valió la pena”, detalló la experimentada jugadora de balonmano.
Con su rendimiento dentro de la cancha también demostró porque formó parte de esa selectiva planilla de handbolistas que habían tenido la oportunidad de vestir la celeste y blanca. Con su aguerrida defensa, impecables goles, versatilidad posicional e inteligencia mental se convirtió en una de las máximas promesas que se mostró ante los ojos del mundo en la cita ecuménica.
“El Campeonato del Mundo que jugó fue una alegría total e inolvidable”, contó el padre. Jugar con el corazón y disfrutar de la vida fue la enseñanza que le dieron en su casa desde pequeña. “Se enamoró del deporte, soñó en grande, alcanzó sus sueños y se sigue superando”, expresó la técnica que la vio crecer.
Picar la pelota la conquistó completamente y la 40 por 20 metros se volvió un hábito en su vida. Además de poder encariñarse con el deporte en conjunto y alegrarse por los logros colectivos, porque eso también es Morena, una compañera que nutre al equipo y hace crecer a sus pares.
La jugadora de La Garrita hizo rutina lo extraordinario y demostró que los sueños que uno tiene en la infancia, con esfuerzo y con dedicación pueden hacerse realidad.