viernes, mayo 3, 2024

Futbolistas, rompiendo barreras y desafiando estereotipos

Por Matteo Vignapiano

El fútbol nos ha dejado millones de historias contadas y por contar a lo largo del tiempo. Algunas insólitas, como aquella expulsión a Carlos Alberto De Marta, mientras defendía la camiseta de Estudiantes, en 1972 por “insultar”. ¿Lo insólito? Era sordomudo. Otras son de superación, un ejemplo para todos aquellos que tienen una discapacidad y desean realizar algún deporte. 

Manuel Francisco dos Santos, apodado Garrincha por ser libre, puro y veloz como el pájaro que lleva ese nombre, era un jugador brasileño nacido en Río de Janeiro. El delantero tenía su pierna derecha seis centímetros más corta que la izquierda, la columna vertebral torcida y, si juntaba las rodillas, los pies le quedaban separados. Además tuvo una severa poliomielitis, un virus que ataca la médula espinal y provoca atrofia muscular y parálisis.

Sus anormalidades en las piernas no le impidieron cumplir su sueño de ser jugador. Utilizó la mencionada discapacidad para crear una nueva técnica de gambeta que para muchos lo transformó en el mejor regateador de la historia. “El dribbling consiste en amagar una cosa y hacer otra, pero Garrincha simulaba precisamente lo que terminaría haciendo”, declaró el periodista brasileño, Armando Nogueira. 

Garrincha, a pesar de sus dificultades físicas, ganó dos mundiales con Brasil (Suecia 1958 y Chile 1962) y el Campeonato Carioca tres veces con Botafogo, el club donde debutó.Es ejemplo de superación personal, pero no es el único. Hay más: 

Si retrocedemos unos años hasta 1921, en el Club Centro Atlético Lito de Uruguay, se produjo el debut de Héctor Castro a los 17 años. Hijo de padres gallegos y nacido en Montevideo, era un delantero hábil, goleador y combativo que, gracias a sus características y a su desempeño, capturó la atención del Club Nacional de Football, uno de los equipos más grandes del fútbol uruguayo, que lo contrató poco después.

Castro comenzó a trabajar a la temprana edad de 10 años. A los 13, sufrió un desafortunado accidente mientras manejaba una sierra eléctrica. Como resultado, perdió parte de su brazo derecho. Sin embargo, esto no le impidió destacarse en el fútbol profesional, mostrando un gran nivel.

Su desempeño en el Club Nacional le valió un lugar en la selección uruguaya, con la que ganó los Juegos Olímpicos de 1928. Dos temporadas más tarde, participó en la primera edición de la Copa del Mundo de la FIFA, celebrada en Uruguay, un hito trascendental en la historia del deporte, dónde quedó para siempre plasmado en todos los libros de fútbol. El 18 de julio de 1930, en el Estadio Centenario de Montevideo, durante el partido inaugural del Mundial contra Perú, Castro anotó el primer gol mundialista de la historia de Uruguay, en el minuto 65. Además, en el minuto 89 de la final contra Argentina, anotó el último gol de cabeza para sellar la victoria 4-2.

En total, disputó 25 partidos con la selección uruguaya, marcando 18 goles y se encuentra en el décimo puesto de la lista de máximos goleadores de la historia de la Primera División de Uruguay, con 107 goles. El delantero demostró que todo lo malo tiene algo bueno oculto. No se vivió lamentando por lo sucedido en su brazo, sino que lo utilizó para ganar saltos, balones divididos e incluso le pegaba a sus rivales con el muñón. Apodado “El Divino Manco’, es un ejemplo para todas aquellas personas que enfrentan desafíos en la vida. 

Volviendo a la actualidad, muchos jóvenes sueñan con convertirse en jugadores profesionales al ver a sus ídolos marcar increíbles goles en la televisión, pero solo unos pocos lo logran. En 2009, Álex Sánchez hizo su debut en el Club Zaragoza, convirtiéndose en el primer jugador con discapacidad en la primera división del fútbol español. Nacido el 6 de junio de 1989 sin su mano derecha, logró superar todo tipo de barrera preestablecida y hacer historia en el fútbol.  Actualmente juega para el Utebo Fútbol Club en la Segunda División RFEF, donde ha anotado 7 goles en 14 partidos. A sus 34 años, además de futbolista, es licenciado en Derecho y posee un doctorado en Derechos Humanos. Es el autor del libro “La vida al alcance de la mano”, que relata su historia personal y su proceso de superación. Álex no solo es apasionado por el fútbol, sino que también planea dedicarse a correr, andar en bicicleta y organizar carreras de resistencia, una vez que termine su carrera como futbolista. “Me he adaptado a todo lo que he querido hacer. Nací con la pasión por el fútbol en mis venas y la falta de una mano no me ha impedido nada. Además, he adaptado el pádel, el gimnasio y montar en bicicleta, que también me gustan, a mi discapacidad a lo largo del tiempo. Es más que un instinto de supervivencia, es un instinto de adaptación al entorno”, declaró en una entrevista para la revista Men’sHealth.

En el fútbol argentino podemos encontrar el caso de Rodrigo Rey, el arquero actual del club Independiente de Avellaneda, quien tiene una disfluencia en el habla, una forma de tartamudez. Él lo explicó en una entrevista con Tyc Sports: “Pienso las cosas más rápido de lo que las digo. Pienso 20 cosas y después cuando las quiero decir como que me trabo. Es eso, es una traba, no repito lo que digo. Vengo con el diálogo pero mi cabeza quiere ir más rápido que mi boca”. A pesar de ésta dificultad, el arquero de 33 años utilizó su profesión para hacer frente a su condición en el habla. Durante los partidos, cuando necesita dar instrucciones a sus compañeros en el campo, no experimenta esa dificultad y puede hablar con normalidad.

Sin embargo, admitió que hacer entrevistas y contestar después de los partidos representa un desafío para él, ya que es consciente de que su forma de exponer es diferente y puede ser objeto de críticas. A pesar de esto, Rey aprendió a aceptar su disfluencia como parte de él y, al amarse a sí mismo, también ama esta parte de su identidad: “La última vez que fui a un fonoaudiólogo, estaba en Newell ‘s. Más que un tratamiento era una terapia de grupo y comprendí ahí que no hay que luchar contra esto, es parte de mi”. 

El deportólogo Christian Lassen afirmó que, aunque se puede jugar sin un brazo, es evidente que habría una desventaja con los demás jugadores. Además, agregó que un jugador con los problemas físicos de Garrincha no podría jugar profesionalmente en el fútbol actual: “Mane tenía dismetría en sus piernas, lo que lo convertía en un desastre biomecánico, pero fue uno de los mejores y más habilidosos jugadores de la historia. Hoy en día, el fútbol es muy inclusivo, pero para el profesionalismo, estaríamos dando demasiada ventaja y es probable que un jugador con problemas serios sea excluido antes de llegar a la élite”.

Lassen aclaró cómo influye ser sordomudo en un futbolista: “Al fútbol se juega con el cerebro y con las piernas. Un jugador sordomudo estará en desventaja en cuanto a la comunicación dentro y fuera del campo, pero esto no tiene por qué impedir su rendimiento. Puede desarrollar su actividad con normalidad y luego se deberá ver como se puede comunicar con sus compañeros y el técnico. Pero no tiene ningún impedimento físico para jugar al fútbol”. 

Esto fue un breve repaso sobre jugadores con discapacidades que demostraron a lo largo de los años que su potencial y sus habilidades no conocen límites, evidenciando que una limitación física no debe convertirse en un obstáculo que nos detenga en la vida.

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