Por Franco Cecchini
Central Ballester se convirtió en el equipo del fútbol argentino que más tiempo estuvo sin anotar un gol: la última vez había sido el 16 de abril con el tanto de Nazareno Maciel en el empate 1 a 1 contra Centro Español. Finalmente pudo ponerle fin a esa racha luego de 83 días.
Central Ballester se enfrentaba a Lugano por la sexta fecha del segundo torneo de la Primera D y para no convertirse en el equipo del fútbol argentino que más tiempo estuvo sin anotar un gol necesitaba romper el cero antes de los 65 minutos. El maleficio se cortó, pero a los 74. Después de 884 minutos, el Cacique, hizo un gol. El récord que ostentaba el conjunto de Caballito se lo quedó Central Ballester por 9 minutos.
Nueve partidos y 74 minutos de otro, fue el tiempo que estuvo sin convertir un gol hasta que Enzo Ventecol agarró de volea la pelota que picaba afuera del área y la puso al costado del palo para empatar parcialmente. “Sentí que le debía el gol a mi familia, a mi gente y a los hinchas. Más allá de muchas cosas que se dicen y que se hablan, este es un club que yo amo mucho, estoy hace casi 8 años acá y tuve ofertas de muchos lugares pero no quiero irme”, dijo el autor del gol que volvió a sumar minutos desde el banco por segunda vez consecutiva luego de cumplir la suspensión de cinco partidos por pegarle un cabezazo y provocarle una herida en la nariz a Tomás Cuscueta de Cambaceres.
Central Ballester superó a Ferro que en el año 1999 estuvo 875 minutos sin inflar la red.
En el momento del gol los colaboradores y el cuerpo técnico, encabezado por Pablo Viedma, se unieron en un abrazo. Cada jugador gritó el gol como si fuera propio hasta encontrarse con sus compañeros y finalmente, los cerca de 200 hinchas del conjunto de José León Suárez pudieron gritar un gol que tenían atragantado desde hace 884 minutos. “Estoy muy feliz, hoy por lo menos hicimos un gol. Cuando vi que la pelota entró grité mucho de la emoción”, dice un joven hincha, entre lágrimas de alegría y tristeza, ya que el gol sirvió únicamente para cortar esta extensa racha.
En la última del partido, a los 95 minutos, en una jugada en la que todos los futbolistas de Central Ballester reclamaron offside, Nahuel Fraquelli convirtió el 2 a 1 para Lugano y condenó al Canalla a una nueva derrota. El clima volvió a ser tenso, como lo viene siendo durante todo este tiempo, los jugadores sienten que vienen siendo perjudicados con los arbitrajes. Los hinchas muestran continuamente su enojo al plantel con canciones e insultos. Luego de cada gol, en contra, las trompetas y bombos entonan el ritmo de la famosa canción de Bonnie Tyler llamada It ‘s A Heartache (“jugadores…”) que suena en el fútbol argentino cuando los resultados son negativos.
“Estamos intentando revertir una situación que se viene arrastrando desde el campeonato pasado con un plantel de jugadores que nosotros no elegimos. Desde que estoy al mando del equipo no fuimos superados por ningún rival, este gol tendría que haber llegado antes pero estamos muy salados, te juró que cuando ganemos un partido a este equipo no lo para nadie”, dice Pablo Viedma, entrenador de Central Ballester que está al mando desde el 5 de marzo y sumó tres puntos (todos empates) en nueve partidos.
Central Ballester está atravesando un pésimo momento, en la primera vuelta del torneo de Primera D no ganó ningún partido y solo sumó un punto en diez encuentros. En los primeros cinco partidos de la segunda rueda tampoco ganó. No consigue sumar de a tres desde hace casi once meses, el 14 de agosto del año pasado venció a Muñiz de visitante por 1 a 0, y desde ese lapso disputó 22 partidos con un saldo de 14 derrotas y 8 empates.
El fin de semana que viene volverá a enfrentar a Muñiz, el último rival contra el que ganó por última vez, en esa misma cancha, con la intención de volver a recuperar la memoria de lo que por los últimos resultados fue una hazaña.