jueves, noviembre 21, 2024

Marcos Acuña, de tal palo tal astilla

Por Pedro Basla

En las últimas horas, se conoció una foto en Zapala, Neuquén, de Ricardo Acuña, padre de Marcos, bancando a sus compañeros de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) en reclamos salariales en la calle. Su hijo es uno de los abanderados de la Argentina, que irá por la tercera Copa del Mundo de su historia en el Lusail Stadium ante Francia.

Después de haberse probado en River, Argentinos Juniors, Boca, San Lorenzo y Quilmes y de no quedar, el “Huevo”, nacido y criado en Zapala, pensó que el tren ya había pasado, aunque le quedaba una bala más: Ferro. Allí, a los 17 años, quedó y poco tiempo después, debutó en Primera.

En Oeste, no era un jugador que se caracterice por el sacrificio, sino un volante por izquierda habilidoso, que en las cuatro temporadas disputadas en la B Nacional había sido pretendido por equipos de primera. Fue Racing, de la mano de Diego Cocca, el que se lo llevó. Y a partir de allí, su habilidad, que no es poca, pasaría a un segundo plano para adaptarse a cualquier posición, lo que lo llevaría a Europa y a ser titular en la Selección.

En La Academia arrancó como un volante por derecha que enganchaba para patear de zurda y jugó, también, en la banda izquierda. Más sobre el final de su etapa, destacaba más por su ida y vuelta que por su gambeta. Pese a eso, era un mediocampista que se caracterizaba por llegar mucho al gol.

La polifuncionalidad de Acuña se profundizó cuando fue traspasado al Sporting de Lisboa: allí, llegó como un volante ofensivo, pero su valía en ataque y defensa causaron que Jorge Jesús lo coloque como lateral izquierdo. Sus buenos rendimientos le dieron continuidad durante esos tres años en el club portugués y lo llevaron a ser convocado a Rusia 2018, en el que jugó un solo partido: fue el carrilero izquierdo en la derrota 0-3 ante Croacia.

Post pandemia pasó al Sevilla, club en el que fue fundamental para Julen Lopetegui y ahora para Jorge Sampaoli. Pero lo más importante que le dio esta transformación fue ser una pieza clave de la Selección de Lionel Scaloni, pese a no ser titular siempre.

Acuña, a esta Selección, le da pegada, esfuerzo, firmeza defensiva y determinación en ataque. Se ha convertido en un todoterreno, clave para formar la línea de cinco defensores, por su amplitud en cancha y su importancia en las áreas. Esa metamorfosis, que lo llevó a brindar más sacrificio como defensor, que habilidad como volante ofensivo, lo destacó en su nueva posición y lo hizo jugador de Selección.

No todos los jugadores aceptan, en pos del equipo, un cambio de posición que los limite en lo que pueden mostrar para darle algo distinto, y más útil, a sus compañeros. Acuña, con características ofensivas de nacimiento, utilizó todo el sacrificio para poder brindarle a sus equipos algo que no tenían. Seguramente, además de sus ganas de trascender en el fútbol europeo y en la Selección, habrán estado las enseñanzas de su padre, quien también se sacrifica: con su hijo disputando el partido más importante del Mundo en Qatar, está bancando la parada en las calles de Zapala, para defender a los trabajadores.

Foto Destacada: FM de la Montaña

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