Por Pedro Basla
Este viernes en Doha, Qatar, más de 1000 hinchas argentinos realizaron un banderazo para alentar a la Selección. En Rusia 2018, recién el banderazo tuvo lugar post derrota con Croacia, en la segunda fecha. Los tiempos, lógicamente, se adelantaron porque, pese a que hay optimismo para que la Selección pase de ronda, una derrota lo eliminaría matemáticamente. Sin embargo, el mensaje de hoy no es el mismo que el de la previa del partido con Nigeria.
Post Rusia 2018, Lionel Scaloni agarró la Selección Argentina y lo que parecía que sería un simple interinato, terminó decantando en un proyecto exitoso que rompió con la sequía de 28 años sin títulos con la obtención de la Copa América 2021, que consiguió una segunda estrella con la Finalissima ante Italia y que quedó a solamente un partido de alcanzar el mayor invicto de selecciones nacionales, con 36 partidos sin perder.
No obstante, estos éxitos se consiguieron como consecuencia de un proyecto integral de la mayor con las juveniles, con Diego Placente como entrenador de la Sub 15, Pablo Aimar de la Sub 17, Javier Mascherano en la Sub 20 y Walter Samuel y Roberto Ayala como ayudantes de campo de Scaloni. Desde el ciclo de José Pekerman que Argentina no tenía en todas sus categorías una línea en común a seguir. Pasaron, en el medio, siete entrenadores, con performances más o menos exitosas.
El recambio generacional que introdujo Scaloni fue total: de los 26 jugadores convocados a Qatar 2022, 19 son debutantes. De los que ya tenían experiencia, solamente Lionel Messi, Ángel Di María y Nicolás Otamendi fueron a más de un Mundial. Paulo Dybala, Marcos Acuña, Nicolás Tagliafico y Franco Armani solo estuvieron en Rusia 2018. Durante el proceso entre los Mundiales de 2014 y 2018, la gente se preguntaba -y con razón-, que pasaría con la albiceleste cuando la generación de Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Javier Mascherano (por citar tres ejemplos) deje de ser parte. Hoy, la sensación es que hay futuro, incluso cuando los integrantes mayores de este equipo no se pongan más la camiseta.
El oriundo de Pujato convocó hasta ahora a 92 jugadores y le dio minutos a 75, con alrededor de 40 debutantes. Por este abanico de variantes que caracterizó su ciclo, descubrió, con muy buen ojo, jugadores que estaban por fuera de las luces, pero que le dieron, o le darán, buenos partidos a la Selección. El caso paradigmático es el de Nicolás González, quien se quedó afuera del Mundial por no estar al 100%, pero que fue titular en casi todos los partidos de la Copa América obtenida y un baluarte de esta etapa: el escobarense, que surgió de Argentinos Juniors, jugó poco en la Primera División argentina, había brillado con el “Bicho” campeón de la B Nacional que dirigía Gabriel Heinze y fue vendido muy joven al Stuttgart alemán, que tiempo después descendió. Scaloni, gracias a un seguimiento, lo convocó cuando militaba en la segunda división de Alemania y pasó de desconocido a titular en la mayor.
Además, hoy Argentina cuenta con un departamento de scouting, que se encarga de rastrear jugadores que se hayan ido de chicos a jugar a Europa o que hayan nacido en el viejo continente pero tengan madre y/o padre argentino. Nicolás Paz, Tiago Geralnik, Franco y Valentín Carboni y Alejandro Garnacho son algunos de los jóvenes a los que el entrenador ha convocado para “reservarlos” y que en el futuro, se pongan la de Argentina y no la de otro país.
Con todas estas cartas sobre la mesa, los hinchas llegaron a Qatar con una ilusión tan grande como la decepción post derrota con Arabia Saudita y la posibilidad de quedar afuera del Mundial ante México es una realidad. Pero a veces, la gente tiene memoria y no se olvida de la identificación que tuvo con este equipo en los últimos dos años y los momentos vividos. El banderazo significa “acá estamos, sabemos cómo llegamos y confiamos en ustedes. Vamos a dar vuelta esto todos juntos, pese a una derrota que no estaba en los planes”.
La clasificación a Rusia 2018 y los primeros dos partidos de ese Mundial (1-1 vs Islandia, 0-3 con Croacia) fueron tan angustiosos que aquel último aliento de los hinchas antes del 2-1 a Nigeria fue el intento de motivación y la demostración de apoyo a un equipo que no devolvía nada adentro de la cancha y que reflejaba toda la anarquía que hubo en AFA post muerte de Julio Grondona. El de esta tarde, es la creencia de un pueblo en un proyecto futbolístico y la demostración de la confianza generada por el equipo, pese a que la Albiceleste pueda ganar, empatar o perder.