viernes, abril 26, 2024

Diego, una fiebre sin fin

Por Nicolás Santirso

¿Qué es Dios? “Deidad a que dan o han dado culto las diversas religiones politeístas”, según la definición de la Real Academia Española. El Maradonismo es una fiebre sin fin, que acompaña a cercanos de por vida y enferma a extraños, sin cura ni solución.

Para la cultura del fútbol argentino, Diego Armando Maradona es el precursor del éxito deportivo nacional, aquel que “con tal de jugar un Mundal, iría al arco”. Para el neutral es un condenado por la sociedad, por un pueblo que “empieza a construir la casa por el techo”.

Pelusa es el niño bautizado de gloria y en su biblia escribió que “la pelota no se mancha”, que la verdadera pureza era “jugar por el sandwich y la coca”, por lo menos hasta que le “cortaron las piernas”.

Aquel chico nunca se imaginó tener el privilegio de saludar a un pueblo “desde el balcón de la Casa Rosada”. “Maradona no es una persona cualquiera”, fue quien “del balón hizo palomas y burló una absurda guerra” y el mismo que ganó “el Premio Nobel de la Paz, desde México a Fiorito”.

Aquel “hombre de una sola palabra” nunca traicionó sus ideales, por más contradicciones que supo tener. Nunca quiso ser un ejemplo “pero sí un referente”. Maradona le dio brillo a la Argentina, cuando el país ni figuraba en el mapa mundial ¿Fue la mano de Dios? “Dios es Dios y Diego es Diego”. La realidad es que “los argentinos son maradonianos” y quien se atreva a juzgarlo, “se le escapó la tortuga…”.

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