Por Pedro Moreno Polak
Se cumplen dos años desde el día más duro y doloroso para cualquier futbolero argentino y del mundo. El 25 de noviembre de 2020, Diego Armando Maradona falleció y dejó un vacío que ningún tipo de figura podrá llenar.
Por todo lo que fue, lo que significó y lo que generó en todos los que alguna vez vieron un partido de fútbol, Diego es y siempre será amado. Algunos de los barrios donde vivió; La Paternal, La Boca o Villa Devoto reflejan la alegría y el carisma que Maradona emanaba.
Por las calles de esos barrios reinan los cuadros, las estatuas, los bares con su nombre, murales, pintadas, tatuajes, la propia cancha de Argentinos Juniors. Todo es él. Esos barrios son él. La felicidad y la historia la escribió él.
Maradona es el personaje más trascendente de la historia del deporte argentino y mundial. Al que todos conocen, al que todos admiran y al que todos, alguna vez, soñaron con abrazar. Algunos lo lograron e incluso llegaron a tener proyectos juntos. Fabián Alfonso era su amigo y juntos tuvieron la idea de hacer un bar temático con su figura tan adulada.
“Tuvimos la idea de crear este lugar en pandemia, hablábamos por teléfono muy seguido para ultimar detalles, pero después pasó lo que pasó y tuve que postergar ese proyecto”, contó el Japo en una mesa de su propio bar, y agregó: “Creíamos que Diego tenía que estar acá porque La Boca es su casa”. Sin embargo, la fecha de inauguración no fue sino hasta más de un año después del fallecimiento del Diez.
El 12 de diciembre, el día del hincha de Boca, a las 12.12 del mediodía, Alfonso -con el apoyo de Dalma, Gianinna y las hermanas del Pelusa- abrió las puertas del lugar. “Esto es un bar temático pensado como un homenaje. No es un museo”, aclaró el fundador. Está en Avenida Don Pedro de Mendoza, en La Boca.
Después de la partida de Diego aquel 25 de noviembre pandémico, a mediados del mes siguiente, se abrió el santuario con su nombre en el estadio que también lleva su marca. La gente que pasa por el barrio se acerca a rezar, a dejar una ofrenda, una camiseta. Maradona se convirtió en algo sagrado, en un nuevo Dios. “Era necesario algo así en un club como Argentinos Juniors. Acá fue donde debutó y donde va a vivir para siempre”, aseguró Diego (otro, no Armando), el encargado de cuidar el lugar.
En Lascano 2257 está la primera casa que le dio Argentinos. Es difícil entrar. Es un ambiente que conmueve a cualquiera. Está convertida en un museo desde antes del deceso del ídolo y, aunque haya cosas nuevas o modificadas -más allá del mantenimiento lógico y necesario- conserva su cama, algunas cosas de la cocina, el baño intacto. Es muy chocante meterse ahí y sentir esa cantidad enorme de emociones y angustias.
Todo aquel que idolatre a Diego Armando Maradona, sin importar si lo vio dentro de la cancha o no, tiene altamente recomendado asistir a cualquiera de estos lugares. Si se puede, a todos. Aún sin tenerlo más, son para disfrutar, para recordarlo y para seguir amándolo como siempre se lo amó a ese que hoy es una pintura del mundo.