Por Sofía Marina
Londres 2012. Los Juegos Paralímpicos se inauguran llenos de música, fuegos y luces en un estadio de Stratford colmado por 62.000 espectadores en el marco de un homenaje a la ciencia. El físico teórico británico Stephen Hawking es la estrella de la ceremonia de apertura titulada Ilustración. Desde el centro del predio, el científico asegura: “Los Juegos Paralímpicos transforman la visión del mundo”.
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El 29 de julio de 1948 ocurrió un hito en la historia del paralimpismo mundial. El mismo día de la apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, el Dr. Ludwig Guttmann organizó la primera competición de tiro con arco para unos 16 militares alemanes que padecían lesiones medulares post Segunda Guerra Mundial. El propósito de los “Juegos de Stoke Mandeville”, como los nombró Guttmann, era que los soldados fueran parte de una sociedad que los había excluido.
Lo que en un principio fueron deportes de rehabilitación para veteranos de guerra, evolucionaron a deporte recreativo para incursionar en la competencia y el alto rendimiento. Estos Juegos se convirtieron en lo que hoy conocemos como Juegos Paralímpicos. Debutaron como tales en Roma 1960 con 400 atletas de 23 países, entre ellos Argentina.
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En Argentina, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) a principios de 2022, se registraron 47.327.407 habitantes. A pesar de no aprovechar la situación para actualizar el Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad realizado durante abril y mayo de 2018, el estudio destacó que en las localidades urbanas de 5.000 y más habitantes de todo el territorio nacional, la prevalencia de población con dificultad de 6 años y más es del 10,2%. En términos absolutos, se estiman 3.571.983 personas. Esto significa que en uno de cada cuatro hogares hay al menos una persona con discapacidad y un aproximado de 10 de cada 100 personas poseen algún tipo de dificultad.
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“Hoy el deporte me dio una tolerancia muy grande hacia la frustración y tengo poco miedo a arriesgar”, sostiene el nadador y medallista de los Juegos Paralímpicos Tokio 2020 Matías De Andrade. Sin dudas es una herramienta social importantísima y no solo motivacional. Es una puerta que abre posibilidades a la inclusión. “Muchas personas con discapacidad se sienten menos y el deporte permite que se sientan a la par de los demás. Es una gran integración para salir de esa desgracia”, concluye De Andrade (foto).
Alejandro Pérez, director de Discapacidad de la Secretaría de Deportes de la Nación, explica que el deporte es una herramienta fundamental que visibiliza al mundo del paralimpismo. Más allá de que existan leyes que buscan promover el desarrollo y el acceso al deporte adaptado en tanto derecho (como el artículo 30 de la ley 26.378, sostenida por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, el artículo 20 de la Ley de Protección integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes o la Ley de Deporte) muchas veces al no ser visibles las actividades, estas normas no se hacen valer o no se generan como derechos. A su vez, esto hace que no haya servicios y se convierta en un “circular de la invisibilidad”. “El deporte hace todo lo contrario. Pone en escena a las personas con discapacidad desde un lado positivo haciendo actividad física y eso provoca que más gente lo vea, se generen más derechos, se cumplan las leyes y se originen más servicios”, enfatiza Pérez.
Este punto demuestra ser un argumento central para una idea progresista del deporte adaptado y para ello el Comité Paralímpico Argentino (COPAR), que rige desde 2004, junto a la Agencia Nacional de Discapacidad y la Secretaría de Deportes de la Nación -en específico la Dirección de Deporte Adaptado y Promoción Deportiva- son los encargados de organizar y promover los deportes olímpicos en el país.
En la actualidad, uno de los mayores problemas que impide progresar al paralimpismo hacia su profesionalización, en comparación con el movimiento olímpico, no es la falta de capacidad o nivel de los deportistas, sino el desconocimiento y la falta de difusión. Se tiene una idea errónea sobre la discapacidad que influye en el deporte paralímpico. “Lo que es distinto es la comunicación que se hace con respecto a estos deportes y eso muchas veces dificulta el crecimiento”, asegura Pérez, el director de Discapacidad de la Secretaría de Deportes de la Nación.
Aunque a partir de los Parapanamericanos de Lima 2019, donde se batió el récord de venta de entradas al superar los 100.000 boletos, se reconoce cierta progresión en cuanto a su visibilización, cantidad de representantes nacionales y logros deportivos hacia lo que fue Tokio 2020, hay mucho camino por recorrer.
Con 57 deportistas que compitieron en 11 disciplinas, la delegación argentina ganó 9 medallas y 32 diplomas en la 16° edición de los Juegos Paralímpicos de Tokio. La actuación enorgulleció y enalteció los valores que pregona el olimpismo y superó todo tipo de expectativas después de atravesar una pandemia. “Siento que Tokio fue como los Juegos de Río 2016 para Argentina. Creo que llegó a la cima de lo que fue una proyección de ciertos atletas y se vio reflejado en la cantidad de medallas. Es más que positivo porque Argentina está en el mejor nivel paralímpico de la historia”, afirmó De Andrade, luego de conquistar el segundo puesto en los 100 metros espalda en la Clase S6 de natación y considerar a Tokio como “los mejores Juegos de la historia en lo personal”.
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Con un bronce en los 200 metros T36 de Yanina Martínez y una medalla plateada en salto en largo de Brian Impellizzeri, el entrenador de ambos Martín Arroyo especificó acerca de la necesidad de políticas deportivas para poder desarrollar mucho más el deporte: “Desde una ley o desde un departamento, una estructura paralímpica a nivel del Estado que de un puntapié inicial para que instituciones y clubes copien para no necesitar solamente de fundaciones, ONGs o cualquier otro tipo de búsqueda social constante”.
Los protagonistas reconocen un progreso muy grande tras la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) pero siempre hay cosas para mejorar y más en un mundo en el que los derechos se trabajan día a día. A partir de la creación del ENARD, hacia principios de diciembre del 2009, el deporte avanzó y se empezó a pensar en su competitividad.
En las distintas áreas provinciales y municipales existen diferentes programas que promueven la integración y el acceso al deporte. Pero estos planes no son suficientes para abastecer las necesidades del colectivo paralímpico. Existen becas deportivas que se otorgan en relación al crecimiento de la cantidad de deportistas, su rendimiento deportivo y la obtención de logros. La cantidad de becados por la Secretaría aumentó un 49% desde 2019 hasta 2022. Pasaron de ser 185 a 275 los becados.
Hoy, De Andrade posee dos becas: la de la Secretaría de Deportes y la del ENARD por excelencia paralímpica. Sin embargo, el nadador de 29 años ratifica la necesidad de una “reestructuración urgente” de las bases de las becas porque son muy bajas para los que están empezando e incluso para medallistas Parasuramericanos y Parapanamericanos. El gasto de un deportista de élite es muy grande, cualquiera sea su disciplina. “Si no hubiese sido por el sponsor que tengo, no hubiera podido tener los elementos que tenía en Tokio. Son muy caros en la alta competencia. Una malla de competición vale 450 dólares”, agrega el nadador.
La condición económica es un factor primordial para poder introducirse y practicar cualquier disciplina, y más en el ámbito profesional. Por eso es que Susana Masciotra, ex paralimpista y dirigente del Comité Paralímpico Argentino (COPAR) y la Federación Argentina de Deportes sobre Sillas de Ruedas (FADESIR), considera que si los deportistas no pueden invertir en grande no pueden soñar con éxitos: “Para tener resultados hay que poder tener planificación, y para poder tener planificación tenés que tener gente muy capacitada en todos los aspectos que hacen al alto rendimiento”.
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Entre las falencias que tiene la estructura del paralimpismo se encuentra a la tecnología como una de las más notables. De Andrade considera que por esta razón es que los argentinos se destacan en deportes colectivos y no tanto en individuales.
La matriz de base de los deportes es el club. Si no se generan espacios propios en lugares donde hoy no existen, es difícil que los chicos con discapacidad tengan lugar para hacer actividad deportiva. La infraestructura es un factor clave para la iniciación de muchos jóvenes.
La dificultad del transporte es otra desventaja. Llegar a los lugares desde donde viven en el caso de los que necesitan un transporte adaptado es otro problema.
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Como proyectos a impulsar, la Dirección de Deporte Adaptado busca darle lugar al deporte inclusivo, que es aquel en el que pueden participar personas con y sin discapacidad. Alejandro Pérez muestra una mirada positiva sobre el proyecto: “Lo queremos impulsar en las provincias como una herramienta para las escuelas. Se está haciendo inclusive dentro de los Juegos Nacionales Evita”. Por otro lado, pretenden brindarles información concreta de donde derivar a los chicos una vez que cumplen su rehabilitación en los hospitales. Que sepan de lugares cercanos a donde puedan practicar actividad física o deporte con opciones. “Queremos cerrar algunos convenios con algunos centros de rehabilitación y hospitales importantes”, revela el director de Discapacidad de la Secretaría de Deportes de la Nación.
Por último, trabajan para que el año que viene se sume alguna actividad para personas con discapacidad a los Juegos Nacionales de personas mayores. Lo que se busca es pensar desde el principio con una apertura hacia la inclusión. Las competencias tienen que ser accesibles para todos desde el momento en el que se empiezan a gestar los proyectos. Pérez reconoce que todavía falta eso para que el crecimiento sea mayor.
Es necesario invertir en tecnología, infraestructura y capacitar a muchas más personas que las que prepara el Programa Nacional de Capacitación Básica sobre Herramientas para la Inclusión. “Ahí es donde más fallamos junto a las bases de lo que es la proyección de los atletas al inicio”, sostiene De Andrade.
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En el mundo siempre se vende el exitismo y nunca se vende lo que se hace para lograr el éxito. Quizá cuando se apueste y se perciba todo el esfuerzo, la pasión y el trabajo que hay detrás de las nueve medallas paralímpicas que conquistó Argentina en Tokio, se entienda lo que sostiene De Andrade sobre que “la discapacidad es un condicionante en la vida, pero no es un limitante”.
En la actualidad, la difusión del deporte adaptado en Argentina debería contribuir, como lo hacen los Juegos Paralímpicos, a aquel cometido del doctor Guttman relacionado con la inclusión social de los soldados alemanes que padecían lesiones medulares post Segunda Guerra Mundial, ya que al deporte no le importa quién sos.