martes, abril 23, 2024

Así juegan las promesas de la Selección

Por Matías Ochoa

El fútbol argentino suele ser un semillero de talentos que, generalmente, emigran al Viejo Continente luego de demostrar sus habilidades en Primera División. Desde comienzos del siglo XXI, varias familias han decidido mudar su cotidianeidad a Europa, y con ellas se fueron algunas de las futuras estrellas del fútbol. A pesar de ello, el argentino tiene algo que no se pierde y que se transmite directamente en los genes: el sentido de pertenencia. Es por ese sentimiento y ese amor por Argentina que siete de los futbolistas que integran regularmente el plantel del seleccionado Sub 20 viven o directamente nacieron en el exterior: Nicolás Paz, Franco Carboni, Valentín Carboni, Tiago Geralnik, Matías Soulé, Luka Romero y Alejandro Garnacho.

El hecho de no haber podido disfrutar de sus cualidades en la Primera del fútbol argentino es quizás el factor por el cual no fue sino hasta haber formado parte de la citación de Lionel Scaloni para aquella doble fecha de Eliminatorias en marzo de 2022 que sus nombres comenzaron a resonar en el público local. Poco se sabe de ellos, por lo tanto: ¿qué mejor manera de conocerlos que a partir de su talento dentro de la cancha?

A pesar de la insistente presión rival, Nico Paz no tiene mayores inconvenientes para salir jugando. Un mediocampista con sus características suele explotarlas en ofensiva, pero su riqueza técnica, su buen físico –falencia que mejoró con el paso del tiempo– y facilidad para girar sobre su eje –inteligencia y anticipación como fundamento– y posicionarse de frente al campo rival le brindan al equipo un plus en salida y creación. Una vez de frente, varias son las opciones que puede aplicar gracias a su precisa zurda: un cambio de frente, una gambeta que progresa por más riesgosa que parezca –algo similar a lo que ocurría en las mejores etapas de Mesut Ozil–. Y aunque son opciones totalmente válidas, el juego táctico actual impone salidas a puro toque al ras del césped, por lo que, perfilado, abre el juego al lateral izquierdo.

Allí en la banda esperaba Franco Carboni para continuar una salida limpia. Para la posición que ocupa dentro de la disposición táctica del equipo –lateral izquierdo–, su físico es imponente: un metro ochenta y tres de altura, potencia, velocidad y fuerza, un excesivo parecido a Lucas Hernández. Claro, quizá eso adquiere sentido al saber que en sus inicios, jugaba como extremo con gran proyección, por lo que requería de cierta potencia física. Al igual que Nico Paz, el abanico de posibilidades para continuar la jugada es bastante amplio gracias a su gran capacidad para tomar decisiones y, sobre todo, su privilegiada zurda; pero al estar parado sobre la línea de lateral, las opciones se reducían a aprovechar su velocidad y continuar en largo por ese sector, o descansar en un mediocampista que bien conoce: su hermano Valentín.

Si bien el menor de los Carboni suele jugar por el sector derecho del campo de juego para hacer rendir al máximo su zurda, no hay mejor sociedad que la de aquellos que juegan juntos desde niños. La posibilidad de descansar en las cualidades defensivas de Nico Paz, le permite a Valentín exprimir al máximo su capacidad de generar juego e involucrar a sus compañeros. Típico de argentino, la gambeta está siempre en su radar y, a pesar del impulso de encarar en velocidad hacia adelante y dejar atrás a varios rivales –porque sus habilidades con la pelota bajo el pie se lo permiten–, tener un medio campo repleto de talento lo obliga a mover el esférico de lado a lado. Más cerca de la banda izquierda, recorta hacia el centro, y debido a que su perfil no se ve favorecido, el jugador de Inter de Milán opta por la posibilidad de tocar atrás para Tiago Geralnik, que se aproximaba para hacerse de la pelota.

Al igual que en Villarreal, su equipo, Geralnik busca tener la pelota bajo control. La riqueza técnica del mediocampo del seleccionado Sub 20 facilita la creación. De alguna manera su calidad quedó evidenciada en el lamento de Marcelo Gallardo luego de su partida del millonario en 2020. Su carácter distintivo en este caso, y en contra de lo que suele pasar,  es su pie hábil: a diferencia del resto de los cuatro que conforman la mitad, Tiago es diestro. Abierto por izquierda, a perfil cambiado, generalmente aprovecha su picardía y rebeldía para trasladar de afuera hacia adentro y dejar a los rivales sin chance alguna; pero a pesar de su excelente habilidad, si algo desconcierta al equipo contrario es jugar a un toque, detalle que Geralnik hace a la perfección. Su inmediato pase logra tal desarticulación y la pelota llega al sector derecho de la cancha.

Desde el lugar que mayor comodidad le brinda a su propio juego, Matías Soulé recibe la pelota con el área rival entre ceja y ceja. El control orientado es el primer aspecto a señalar, ya que a partir de él surgen sus movimientos en ataque. Con el esférico pegado a su prodigiosa zurda, encara con aspectos muy similares a los de Ángel Di María. Quizá en lo que más se asemeja es en esa característica gambeta que de tan solo un momento a otro pasa de parecer un jugador completamente desarmado a dejar parado al rival sin sentido de ubicación. Al igual que Fideo, su preferencia por el recorte hacia adentro para quedar perfilado les da un parámetro a los defensores que, en este caso, no resulta: el desborde es la opción elegida y el centro atrás tiene a otro gran talento como receptor.

En la medialuna, Luka Romero recibe la pelota con el arco de frente. De alguna manera, todo indica que el delantero finalizará la jugada. Los defensores salen disparados a detener ese inminente remate. Al verse casi encerrado, recurre a su mejor cualidad: la gambeta y el pie a pie en espacios reducidos. No solo estas características, sino también sus similitudes físicas sirven a la comparación con los inicios de Lionel Messi: pelo largo, 1,69 metros de altura y la capacidad para escurrirse por cualquier espacio que el promedio de los jugadores y hasta incluso el público pensaría imposible. Con eso como premisa, Romero se deshace de la muralla rival y, en vez de rematar, su agilidad mental le permite distinguir un carril entre líneas para asistir a Garnacho.

Trazando una diagonal desde el sector izquierdo del campo llega Alejandro Garnacho a ocupar ese espacio libre a pura velocidad y potencia. El cuatro rival corre de atrás. La polifuncionalidad del delantero de Manchester United es una característica que le da un rasgo diferencial a la hora conformar un equipo. Así como es capaz de retroceder para formar parte de la generación de juego, o aprovechar una gambeta corta y la explosión en velocidad, también suele llegar a instancias definitorias y, de hecho, muy bien lo hace. Al hacer contacto con la pelota, controla con su pie menos hábil, que bastante bien maneja, y se perfila haciendo que el cuatro rival pase de largo cual tren bala. De derecha, a colocar. Pique hasta el banderín y ¡SIUUUUUUUU! calcando el festejo del portugués Cristiano Ronaldo, con quién además, comparte equipo actualmente.

Qué lindo sería replicar alguna jugada similar más adelante. Actualmente sería prácticamente imposible ver jugar a los siete al mismo tiempo en un mismo once titular del seleccionado Sub 20 –el equipo tendría exceso de talento, aunque quedaría un tanto desequilibrado–, pero teniendo en cuenta que con el paso del tiempo y de acuerdo a sus cualidades, los jugadores van modificando su estilo y también, en muchas ocasiones, su posición, ¿por qué no ilusionarse en un futuro? 

 

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