sábado, abril 20, 2024

Sadio Mané, el filántropo del fútbol de élite

Por Tomás Alós

El delantero senegalés Sadio Mané, reciente incorporación del Bayern Munich a cambio de 35 millones de dólares, viene de ser multicampeón en Inglaterra con el Liverpool, de convertirse en héroe en su selección tras ser campeón de África y ayudar a clasificarla al Mundial de Qatar 2022, e ídolo en su pueblo natal, Bambalí, dónde lejos de los flashes de la élite europea, se pone al hombro la tarea de mantener a su pueblo, matando el hambre y cubriendo necesidades básicas, a través de actividades solidarias.

¿Para qué quiero diez coches Ferrari, veinte relojes con diamantes y dos aviones? ¿Qué harán estos objetos por mí y por el mundo? Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Hoy puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre”, dijo en la televisión de Senegal.

Mané es un crack tanto dentro como fuera de la cancha, alejado de las  muestras de opulencia económica y de frivolidad que se conoce dentro de la élite del fútbol, el delantero de 30 años, donó 640.000 dólares para construir un hospital en su pueblo, el cual carecía de un centro asistencial y al que ahora asisten pacientes de 34 aldeas cercanas. En 2019 donó 350.000 dólares para la construcción de una escuela y posteriormente les dio notebooks a cada alumno de este establecimiento para mejorar la forma de educación.

No terminan ahí sus gestos solidarios, sino que todos los meses envía 70 euros a cada una de las familias del barrio dónde creció, para ayudarlos a salir de la pobreza. Desde mediados de 2018 colabora con un programa de prevención del HIV en Malawi, la enfermedad que afecta especialmente a África, donde dos tercios de los infectados, alrededor de 23 millones de personas, viven en el África Subsahariana.

Tras marcharse del Liverpool en este mercado de pases Mané dejó como regalo y en forma de agradecimiento a todos los empleados del club, una caja de chocolates personalizados, una foto autografiada de él y una cartita escrita a mano, dejándoles en claro la importancia de su trabajo para con él.

Su marcada humildad que tanto lo caracteriza, se debe en parte a su religión, es musulmán practicante. Durante su estadía en Liverpool se difundieron videos de él haciendo actividades en una mezquita, por ejemplo limpiando los baños.

A principio de año hizo una declaración, respecto a sus actos solidarios, que resume y exhibe la modestia de su persona. Dijo: “Creo firmemente que somos modelos a seguir, así que debemos exhibir una buena imagen y ayudar a la gente. Normalmente no hablo de estas acciones, pero son muy importantes para mí y para toda mi comunidad”.

Está claro que Sadio Mané vive como piensa y piensa en ayudar a los que más lo necesitan, a los de su pueblo, a aquellos que lo vieron de chico patear pomelos porque le faltaba una pelota de fútbol. Se ubica lejos de las excentricidades materiales que abundan en el fútbol de primer nivel mundial.

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