Por Martina Pérez de la O
Muchos dirían que los problemas invadieron su infancia, pero la boxeadora Daniela La Bonita Bermúdez se siente orgullosa por haber salido de la miseria y llegado al éxito de una forma ética. Se crio entre cartones corrugados y llegó a ser campeona mundial en tres categorías (FIB súper gallo, AMB súper mosca, OMB gallo). Al día de hoy se emociona cada vez que habla de su vida y busca siempre dejar un mensaje a quienes la siguen.
-Sabido es que te ayuda contar de dónde venís porque no querés olvidarte nunca quién sos y lo que te tocó pasar para llegar a ganar y ser la mejor del mundo. Entonces, ¿quién sos después de todo?
-Estoy muy contenta, feliz y orgullosa y todo lo que soy se lo debo a mi familia que siempre me apoyó. Nosotros somos 6 hermanos, 3 varones y 3 mujeres, somos muy unidos y se lo agradezco a mi papá que me llevó a este hermoso deporte así que estoy feliz. Nos costó mucho llegar a donde estamos, yo soy campeona en tres categorías, Evelyn (hermana del medio) en dos, Roxana (hermana menor) está empezando los pasos como profesional, Gustavo (hermano mayor) es campeón latino. Venimos de una familia muy humilde y nos costó llegar donde estamos.
-Hace unos años aseguraste que tuvieron una vida jodida y que les tocó cirujear, pero en el medio apareció el boxeo, ¿Cómo te decidiste y por qué decís que te cambió la vida?
-Es algo que me pasó en la vida y no me da vergüenza decir que juntábamos cartón porque mi papá se quedó sin trabajo y no quedaba otra cosa que hacer eso, y mucho trabajo no había tampoco así que tuvimos que cirujear, pero lo tomamos como un trabajo, porque fue algo que nos pasó y no me siento mal ni nada de eso en cambio me siento feliz por lo que hicimos, porque no salimos a robar ni nada por el estilo. El boxeo nos cambió todo, nosotros conocimos mucha gente, nos despertó mucho también y bueno conocimos muchas provincias y ciudades. Mi papá fue boxeador, campeón chaqueño y rosarino y pensó que ninguno de nosotros iba a ir para ese lado. Después puso un gimnasio chiquito en mi casa y ahí nos metimos y él decía que era muy complicado cada vez que nosotras le decimos que queríamos ser boxeadoras, pero siempre nos apoyó.
A los 12 años encontraste una estatuilla de la Virgen del Lujan entre la basura, ¿Sabías lo que era creer en algo en ese momento? ¿Cuándo empezaste a hacerlo? ¿Sentís que te salvó?
– Mis papás siempre fueron católicos, pero yo a esa edad no era devoto de alguien y cuando encontré a la Virgencita de Luján le dije a mi papá: “Le voy a pedir a ella para ser alguien en la vida”. Nunca le dije que en la rama del boxeo, pero siempre le dije a mi papá que iba a ser algo en la vida y le pedí a ella. Soy re devoto de ella, es más, siempre voy a Luján. Cambió todo y creo mucho en ella porque nos ayudó desde que nosotros estábamos mal y siempre lo que le pedí, lo cumplió.
-¿Qué le dirías hoy a aquella niña de 10 años que eras después de pasar de la calle al éxito?
– Le diría que estoy orgullosa, y que todo se lo debo a mi familia. Con mi papá nos íbamos a dedo y yo le preguntaba “¿será que vamos a llegar a ser algo?”, y él siempre me decía “si, todo se puede en la vida”. Soy feliz por lo que logré y voy a seguir con el boxeo porque es algo que me dio mucho.
-¿Qué rol ocupa la familia en un momento tan complicado como es estar en la calle todo el día?
– Para nosotros fue triste pero a la vez es lo que nos tocó. Siempre nos apoyamos entre toda la familia. La gente nos agarró aprecio. Mi papá quería trabajar pero no había trabajo y es lo que nos pasó, a veces es triste porque vemos que mucha gente pasa esto y es triste porque cuesta. Ahora gracias al boxeo podemos estar mejor económicamente, cada uno tiene su casita.
– ¿Sentís que hubieras sido campeona del mundo (como lo fuiste) si tu historia hubiese sido distinta?
– Nosotros siempre decimos que las personas que sufren, llegan a ser algo en la vida. Nosotros sufrimos mucho de chiquitos porque nos costó mucho la vida, sobre todo siendo 6 hermanos. Mi papá siempre nos dijo que él iba a hacer todo para que nosotros estemos bien. Por eso siempre digo que nosotros tuvimos algo para llegar, el sufrimiento, el ser humilde, yo creo que si no fuéramos eso no creo que llegaramos a ser campeones, porque uno así siempre tiene una meta, quizá decimos “lo voy a hacer por mi familia” o “para que mi familia esté bien” y por eso llegamos a ser algo en la vida porque a veces cuando uno tiene todo le da igual, no tenes una meta.