Por Fabrizio Ortiz Pennisi
“¿Quién es este animal?”, se preguntaban en un gimnasio casi vacío de Ituzaingó el 27 de diciembre de 1997, mientras un quilmeño flaquito, alto, de 22 años disputaba su primer combate de boxeo profesional a seis rounds ante Cristian Marcelo Vivas, en la categoría Wélter.
Este “animal” logró llevarse la victoria ese día en el segundo round por descalificación, y ya tenía en claro que quería triunfar, pero no se conformaba solamente con un campeonato local o un récord imbatible, siempre aspiró a mucho más de lo que creía posible, porque según él, se sale de abajo con objetivos que sean más grandes que uno mismo. “Si no me hubiera puesto objetivos no estaría donde estoy. Ya desde mis inicios pensaba: ‘Voy a construir un mundo y lo voy a conquistar’”.
Estas palabras le pertenecen a Sergio “Maravilla” Martínez, el boxeador argentino que nunca se quedó quieto y que es más que un pugilista: desde que se desenvolvía como futbolista en Claypole, para luego subirse a un ring, Martínez evolucionó profesionalmente y sus manos no solo sirven para golpear, sino que también para escribir, ya sea desde poesía a libretos para sus shows como humorista.
El ex campeón mundial de 47 años hoy emprende una carrera de actor y se encuentra en el rodaje de “Búfalo”, la película que cuenta la historia del peleador argentino de Artes Marciales Mixtas, Alejandro Ortiz.
Se podría afirmar que Martínez es un estudioso tanto dentro como fuera del cuadrilátero: por un lado es quien analiza a sus rivales por fuera del deporte, estudia sus actitudes ante las cámaras, como se mueven, sus puntos bajos y sus virtudes. Posteriormente eso lo pone en juego una vez que comienza el combate y no solo busca la victoria por el nocaut físico, sino también por el psicológico. “Soy experto en hacer enojar a mis rivales, les digo de todo”. Por otro lado busca mantener su cabeza activa y en plenitud siempre; ostenta la habilidad de recordar cada fecha y cada momento que le marcaron el camino de su carrera, la mayoría del tiempo escribe notas, poesía y relatos, e incluso lee libros para evolucionar intelectualmente. “Considero que la escritura, la lectura y el habla van de la mano. A leer se aprende leyendo, a escribir, escribiendo, y a hablar, hablando”.
Actualmente, quien colgó los guantes en 2015, con cinco campeonatos mundiales obtenidos en diferentes categorías de peso, sigue demostrando que aún puede dar pelea, así lo plasmó el año pasado cuando se batió a duelo con el inglés Macaulay McGowan, a quien superó por puntos luego de 10 rounds disputados y dos caídas del oriundo de Manchester.
El “Zurdo Maravilloso” planea pelear en agosto y el retiro no parece estar cerca, lo que demuestra que a pesar de bajar los brazos para pelear en un ring, en la vida siempre tuvo la guardia alta, nunca se dejó noquear por nada ni nadie. A pesar de contar tres derrotas en toda su carrera, “Maravilla” siempre apostó a evolucionar, y así lo hace, sirviendo de inspiración en las charlas motivacionales que proporciona, dibuja sonrisas con sus shows de stand-up, enamora con sus relatos e impresiona con su actitud y su personalidad únicas en un boxeador de su talla. “En mi vida hice todo lo que pude, nada quedó incompleto. Hice más de lo que tendría que haber hecho. Pero nada está terminado, pienso seguir escribiendo momentos, ya que quedan cosas muy copadas por hacer”.