jueves, noviembre 28, 2024

Carlos Griguol, el mago de las finanzas

Por Roberto Aboian

El trabajo de jugador de fútbol puede ser un empleo muy generoso a la hora de considerar los salarios que cobran las demás personas. En algunos casos, existen profesionales que en pocos años logran juntar una gran cantidad de dinero, pero no saber administrarla puede implicar perder esa recaudación al final de sus carreras.

Carlos Timoteo Griguol, histórico entrenador de Ferro y Gimnasia de La Plata, estuvo siempre muy al tanto de estas situaciones. Junto a sus colaboradores, buscó inculcar ciertos valores para que, luego del retiro, los jugadores fueran capaces de seguir con sus vidas dentro o fuera del fútbol y no quedar estancados. Uno de los temas principales en los que el DT cordobés hacía hincapié era sobre la administración financiera. “El mayor aprendizaje que tomé de Griguol y de mi paso por Ferro fue el manejo del dinero. Él no nos inculcaba el temor a tenerlo, sino más bien buscaba transmitir la responsabilidad de saber qué hacer con él. Nos marcaba ejemplos, los buenos y malos modelos, para aprender de ellos”, afirma Marcos Guillermo Samso, actual asistente técnico de la Selección de Libia y exjugador profesional con un gran recorrido en el fútbol argentino.

Daniel Vega, exfutbolista y actual director deportivo de Platense, dice que no todos los deportistas son capaces de administrar financieramente las ganancias fruto de su trabajo. “Los amigos del campeón”, las malas influencias y los gastos innecesarios por delante de los importantes son algunas de las razones por las que un jugador exitoso económicamente no logra salir del mundo del fútbol con al menos una propiedad. En la actualidad, con la finalidad de dar a conocer ciertas herramientas, Vega hace uso de sus conocimientos de contaduría (recibido en la Universidad de Buenos Aires mientras se desempeñaba como futbolista profesional) y da clases en la Fundación El Futbolista, de Agremiados, sobre los temas ligados a la administración de bienes y finanzas personales.

Vega explica que, en la Argentina, únicamente el 10% de los futbolistas es capaz de comprarse una propiedad en sus años de actividad profesional: solamente los que juegan en la élite y de manera continua son aquellos que alcanzan este objetivo.

Para Griguol, lo más importante a conseguir era la casa para el bienestar de la familia. “Muy lindo el auto, pero usted no tiene bidet”, solía decir el entrenador a sus jugadores. Los lujos venían después, ya cuando el futbolista había sentado una base, ya sea económica o en terrenos. A su vez, Griguol los impulsaba a seguir una carrera terciaria en paralelo, considerando que la vida profesional de futbolista no era eterna, sino más bien corta.

Tanto en Gimnasia como en Ferro, Griguol implementaba un seguimiento de sus jugadores sobre sus notas y las faltas en la escuela. “Siempre nos controlaban porque tenían línea directa con los directores de los colegios, más que nada por la asistencia a las clases. En Ferro nos solicitaban las fotocopias de los boletines por parte de nuestros tutores para que luego lleguen a Griguol”, recuerda Samso. Las intenciones del DT tenían como finalidad que los jugadores puedan formarse en el sistema educativo y completar los estudios, para que luego sean capaces de insertarse en el mercado laboral, en caso de no lograr su cometido en el mundo del fútbol tras el retiro. “He tenido charlas individuales y grupales con él, y no era solamente que Griguol hablaba: también se sumaban los jugadores más grandes para aconsejar. Todo esto deja un legado que hasta hoy se mantiene”, confiesa Samso.

Javier Valdecantos, preparador físico que compartió muchos años con Griguol en Gimnasia y en el Betis de España, rememora que la idea del cuerpo técnico era que los jugadores no perdieran el tiempo en el que no realizaban actividades y que pudieran aprovechar los ratos libres para aprender cosas nuevas por fuera del fútbol. Para que esto fuera efectivo, Griguol había creado un sistema de castigo para aquellos jugadores que decidían no seguir sus reglas. “Cuando nos enterábamos que un integrante del plantel no había estado haciendo sus deberes, aparecía con notas bajas o faltaba a las clases, lo hacíamos entrenar con el equipo de lunes a viernes y para el fin de semana quedaba descartado para el partido. Lo hemos hecho con jugadores de renombre y con la espalda que tenía Carlos era imposible que se le plantaran: tenían que hacerle caso para jugar. Pasado el tiempo, muchos nos agradecen por la mano dura”, dice Valdecantos. Años después, este sistema lo implementó en todas las categorías de Gimnasia, desde el primer equipo hasta las infantiles.

Con respecto a lo económico, Valdecantos, actual preparador físico del cuerpo técnico de Guillermo Barros Schelotto, afirma que el jugador de fútbol no tiene mucha noción a la hora de sus gastos y que es necesario que se le enseñe a saber en qué usar la plata que gana: “A los 18 años, el futbolista que obtiene su primera plata es capaz de comprarse una Ferrari si le alcanza. Con Timoteo eso era imposible, no había manera y si lo llegaba a hacer alguno, intentaba que no se entere porque lo obligaba a devolverlo”.

En la actualidad, el alcance de la educación para los futbolistas, según Vega, ha evolucionado en lo que respecta a las posibilidades: casi todos los clubes en la Primera División cuentan con escuelas y, en caso de no tenerlas, incentivan a sus jugadores para que puedan formarse realizando el seguimiento pertinente de sus calificaciones y asistencias. Un ejemplo de este sistema es el de Estudiantes de La Plata, que cuenta con las instalaciones deportivas y educativas en el Country del club: los jugadores salen de entrenar y van directo a las aulas a estudiar y formarse. “En Platense creemos que el jugador culto rinde mejor y tiene una mayor capacidad de entendimiento del juego”, puntualiza el ídolo del Calamar.

Sin embargo, en algunos casos minoritarios se ha evidenciado el fenómeno de que los futbolistas no quieran estudiar. “En Boca me ha pasado que ha venido el padre del jugador de inferiores a decirme que su hijo no iba a estudiar, porque quería que se dedicara en su totalidad al fútbol. En esos casos te cierran la puerta y no se puede hacer nada, porque no tenemos la espalda de Timoteo”, reflexiona Valdecantos. En el mundo de hoy, con cuerpos técnicos que son reemplazados de manera casi descartable, se hace imposible generar ese impacto de autoridad y personalidad que antes sí existía.

Más allá de estas pequeñas circunstancias, el modelo de Griguol de presentar herramientas tanto educativas como financieras a los futbolistas ha dejado un legado que hasta hoy las instituciones, secretarías técnicas, formadores y cuerpos técnicos buscan implementarlo para darles el poder de aprovechar el vivir del fútbol y sacarle fruto a ello.

Más notas