sábado, abril 20, 2024

Apuestas ilegales en el tenis: las raquetas no se manchan

Por Tomás De Seta

Todos hemos sido chicos. La gran mayoría, ya sea en la escuela o en un “picadito” de fútbol, dijimos sin entender de lleno la frase: “Yo apuesto por este equipo”. Cuando éramos niños, se decía en el momento y pasaba desapercibida. En la adolescencia se repetía, y tal vez lo más grave era poner en juego una “Coca-Cola”, o que no aciertes el resultado y tengas que cumplir la apuesta. Pero esa frase que muchos usamos en la vida, en la actualidad es acaso la gran problemática de una práctica que dejó de ser amateur en 1877: el tenis.

Considerado deporte profesional hace 144 años, no hay un registro concreto de cuándo fue que la palabra “apuesta” se instaló en el tenis, pero sí tiene una fecha de nacimiento mundial. En los alrededores de 1780, las apuestas tuvieron su origen en Inglaterra, en carreras de caballos y galgos.

  1. Roger Federer levanta su tercer Australian Open y Rafael Nadal logra un tricampeonato por primera vez en Roland Garros. En Wimbledon, las dos leyendas se cruzan y el suizo alcanza su quinto trofeo. El tenis da espectáculo, pero lo que la gran mayoría no se espera que, 23 días después de la batalla épica en La Catedral de Londres, el tenis halle una faceta desconocida en el ambiente.

Aunque no hay un momento concreto de cuándo fue que comenzó la situación que ataca al tenis, hay una fecha del posible inicio de las apuestas ilegales modernas. Y con la particularidad de que el primer suceso involucró a un jugador argentino.

El 2 de agosto de 2007, por los octavos de final del ATP 250 de Sopot, Polonia, Martín Vasallo Argüello se midió ante Nikolái Davydenko. El ruso se llevó el primer set por 6-2, e inmediatamente las apuestas por Vasallo Argüello se acrecentaron por 7 millones de dólares. Al mismo tiempo que el ruso se imponía en el resultado, su pago se incrementaba. En el segundo parcial, el argentino se lo llevó por 6-3 y los apostadores seguían poniendo dinero por él. Mientras, la cotización del ruso seguía subiendo. En el set final, Davydenko perdía 2-1 y decidió retirarse por una supuesta lesión en el pie.

A medida de lo que iba ocurriendo en Internet, la agencia Betfair advirtió a la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) del extraño acontecimiento, ya que se detectó un volumen de apuestas diez veces superior al normal. Finalmente, el pago de las apuestas ganadoras fueron suspendidas y tras las irregularidades, Mark Davies, vocero de Betfair, manifestó: “No es tanto la suma que se apostó, sino la cotización de las apuestas. Davydenko ganó el primer set, pero mientras lo conseguía, su cotización aumentó en vez de bajar. Eso no nos parece normal en una apuesta”.

El asunto levantó sospechas y se hizo público. Meses más tarde, la situación llevó a que se creara a principios de 2008 la Unidad de Integridad en el Tenis (TIU) con el objetivo de luchar contra la corrupción y los arreglos de los partidos. Tras un año de investigaciones, el 12 de septiembre de 2009, la ATP lanzó un comunicado: “No se encontraron evidencias de violación de las reglas por parte del señor Vasallo Argüello, del señor Davydenko o de ninguna otra persona asociada al partido”. Además, incluyó en el reglamento de 2008 el “Programa Anticorrupción del Tenis”, que obliga a los jugadores a denunciar a cualquier persona que les haga preguntas sospechosas. Vasallo Arguello, en una entrevista con Clarín en el Australian Open 2008, expresó que no estaba de acuerdo: “Esa política de terrorismo, de asustar. Viene alguien y me dice: ‘¿Cómo estás Martín, ganás hoy?’. ¿Tengo que denunciarlo?”.

Para dejar en claro: las apuestas ilegales están controladas por mafias que obligan a los tenistas a participar y a meterse en su red a cambio de grandes sumas de dinero. Estudian la situación de los competidores con relación a su ranking y a su economía. El tenis argentino ha sido víctima.

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El lunes 21 de mayo de 2018 comenzó la primera ronda del ATP 250 de Lyon. Nicolás Kicker cayó ante Federico Coria por 6-4, 1-6 y 5-7. Tres días más tarde, luego de un entrenamiento matutino con Federico Delbonis en el club Bois de Boulogne, la TIU declaraba culpable a Kicker por dos arreglos de partidos. El primero, en 2015, en el Challenger de Padua, Italia, en la derrota 6-1 y 6-2 ante el coreano Lee Duck-hee. Y el segundo, en el mismo año, en el Challenger de Barranquilla ante el ecuatoriano Giovanni Lapentti. La resolución final se hizo esperar 29 días, hasta que el 19 de junio la TIU aclaró: “El tenista argentino Nicolás Kicker ha sido suspendido por seis años y multado con 25.000 dólares por cometer infracciones de arreglo de partidos bajo el Programa Anticorrupción de Tenis”. Asimismo, la TIU añadió: “La mitad del período de inelegibilidad (tres años) se suspende sobre la base de que el Sr. Kicker no cometa más infracciones del programa”.

En el segundo partido que se lo identifica, Kicker, antes del encuentro, pagaba 1,53 pero tras ganar el primer set bajó su porcentaje de favoritismo y pasó a abonar 3,3. Mientras en las casas de apuestas había movimientos de hasta 700.000 euros, una cifra irreal para la dimensión del torneo, el argentino sacaba 5-4 en el último set, pero las doble faltas y los errores no forzados se hicieron presentes. “La tenía que tirar afuera a propósito. Miraba todo el tiempo al árbitro para ver si sospechaba”, comentó luego Kicker. Finalmente, perdió 7-5 el tercer set. Kicker era 78° del mundo y había sido convocado a la Copa Davis. Una vez que su sentencia se dictaminó, reconoció su error: “Estaba 70 del mundo, ahora estoy suspendido y me arruiné la carrera. En ese momento no confié, pero después me agarraron en un punto muy vulnerable y acepté”.

El tenis argentino estaba conmovido por la noticia. La TIU no dio respiros, y dos días más tarde anunció que Federico Coria era suspendido por dos meses con una multa de 5.000 dólares ya que no reportó que le habían ofrecido arreglar partidos en un torneo Future de Sassuolo, infringiendo el reglamento del Programa Anticorrupción del Tenis. A los 90 días, Patricio Heras fue castigado con una suspensión de tres años y una multa de 25.000 dólares por arreglar un partido en el Challenger de Barranquilla en 2015. Y en 2021, Franco Feitt, 437 del ranking de dobles, era castigado por la ITIA (reemplazó a la Unidad de Integridad del Tenis) por nueve infracciones al Programa Anticorrupción que le bastó una suspensión de por vida.

“Detrás de algo malo, siempre hay algo bueno”. Marco Trungelliti, en una entrevista con La Nación en 2019, reveló cómo los apostadores quisieron contactarlo: “Máster, avísame cuando estés por Buenos Aires, me gustaría tener una reunión con mi socio y vos por un tema de sponsoreo”. El santiagueño clarificó por qué los apostadores realizan con éxito su objetivo: “En un partido en Future podía ganar entre 2000 y 3000 dólares, 5000 y 10.000 en Challenger y 50.000 y 100.000 en ATP”. A los pocos días, Trungelliti realizó un viaje a Europa y allí, firme al reglamento, actuó sobre el protocolo y le envió un correo a la TIU. “Les escribo porque un tipo me contactó por algún tipo de patrocinio. Después de hablar, me dijo claramente que está en una especie de negocio de apuestas. ¿Me pueden decir por favor qué puedo hacer? Tengo su nombre y algunas cosas que me dijo”. Trungelliti no sólo resolvería su problema, sino que además el de la organización. “Yo le envíe captura y estaba el número de teléfono; ahí la TIU asoció números, y era el mismo que había contactado a Coria, Kicker y Heras. Ahí saltó todo”. La Unidad de Integridad del Tenis, a finales de 2017, lo convocó: “Necesitamos que prestes testimonios en los juicios a Coria, Heras y Kicker”.

En cierto punto, Trungelliti ayudó a que el tenis sea un poco más limpio. Sus colegas lo apoyaron. Federico Delbonis dijo: “Es correcto lo que hizo y yo lo haría también”. Guido Pella sostuvo: “Lo quisieron contactar, él fue, denunció y me parece perfecto”. Involucrarse con apostadores es fácil, pero salir es muy difícil. En los torneos de menor nivel se hace imposible no encontrar a un apostador. “En los Futures, los arreglos y las apuestas son como una barra libre”, declaró Trungelliti. Los apostadores poseen una ventaja: la aplicación tiene una demora de diez segundos y hacen su juego ya sabiendo quién va a ganar el punto. En Argentina aparecieron reiteradas veces. “Cuando hice los torneos en el Tennis Ranch de Pinamar, saqué a un chileno, un italiano, dos eslovenos y una ucraniana”, declaró en abril de 2019 Juan Riquelme, organizador de las competencias.

La presencia de los apostadores es una consecuencia de la economía argentina. En un deporte donde la inversión de dinero es muy grande, rechazar ofrecimientos es una decisión difícil. “Obviamente que cuando estaba 200 me costaba mucho, seguía dependiendo de mis padres y me tenía que pagar entrenadores, no quería depender de ellos”, comentó Kicker. En la mayoría de las decisiones, las apuestas aceptadas se deben a la dificultad que tiene el deporte como subsistencia. Leonardo Mayer dice: “Estoy muy cansado de correr y que la plata no alcance”.

También es una oportunidad para la ATP de hacer más justos los repartos de premio entre todos los niveles de torneos. “No puede ser que cuando termina un Grand Slam veamos que el cheque del ganador es de más de 4 millones de dólares. Con parte de ese dinero se podría ayudar a jugadores de nivel más bajo o fomentar eventos del Challenger Tour o el Circuito ITF con mejores premios, lo que permitirá que haya más gente con opciones de vivir del tenis”, declaró Andy Murray, el tenista britanico ex N°2 del mundo, en CNN.

Es entendible que en el mundo capitalista las empresas quieran facturar dinero todo el tiempo. Pero, directivos de la ATP, ¿no prefieren un deporte más equitativo para todos y que los jugadores no caigan en la tentación de meterse en apuestas ilegales porque a fin de mes gastan más de lo que ganan?

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