Por: Pedro Basla
Genaro Larotonda nació en La Plata en el año 1999. Hace casi ocho años comenzó a entrenar en el gimnasio Invictus y a soñar con dedicarse de lleno al kickboxing. Su gran performance en Argentina y su poca vocación por el estudio decantaron en que hoy esté en la ciudad neerlandesa de Breda con el objetivo de, algún día, ser campeón del mundo. No obstante, sabe que todo lo que pueda lograr es el fruto del trabajo que hay detrás.
-¿Cómo fue tu infancia en La Plata? ¿En qué barrio vivías y cuál era tu realidad económica? ¿Tenés amigos del barrio?
–Me críe en el barrio La Loma, de la ciudad de La Plata. Mi situación económica siempre fue buena, mis amigos quizás estaban un poco más marginados, pero mi situación siempre fue buena. Estudié en el San Vicente de Paul y mi familia me sugería que tenía que continuar una carrera, pero yo tenía en mi cabeza lo que es la pelea. Empecé una, dejé a los dos meses y me dediqué de lleno al deporte. Hacía más de cinco años que venía entrenando y estaba obsesionado. Desde un principio tenía constancia y muy en claro lo que quería, por eso me aparté un poco del barrio, de las juntas y demás.
-¿Cómo es tu relación con tu familia?
–Tengo a mis papás y a mis dos hermanos, que son más grandes. Mi papá siempre fue muy correcto y me inculcó que tenía que continuar con una carrera universitaria, pero en la cabeza yo tenía pelear. Mi vieja quizás me ayudó más, siempre me bancó con el tema de las dietas y me apoyó desde el inicio, quizás hasta más que mi papá, porque él pensaba que me lo estaba tomando como un hobby, pero yo estaba haciendo las cosas en serio desde nivel amateur. Mis hermanos me apoyaron siempre y, hoy en día, se juntan a ver mis peleas en Europa.
-¿Cuál fue la carrera que habías empezado?
–Ni bien terminé la escuela, mi viejo me decía que tenía que continuar una carrera universitaria, pero no era lo que yo quería. Entonces probé estudiando nutrición, pero a los dos meses dejé porque al mismo tiempo tenía la cabeza puesta en una pelea y se me hacía muy difícil.
–¿Cómo eras en el colegio? ¿Eras de pelearte o eras más tranquilo? ¿Recordás la primera vez que te peleaste?
–El estudio nunca fue lo mío, los exámenes los pasaba como podía. Estudiaba, pero no tenía facilidad como mis compañeros. No tenía 9 y 10 pero sí 6, 7 y 8 en el boletín. La única vez que me peleé en el colegio fue contra un pibe más grande.
–¿Cómo llegaste a incursionar en el kickboxing? ¿Desde un primer momento hiciste kick?
–Arranqué a entrenar un 2 de febrero, en pleno verano. Estaba con mis amigos y les dije vamos a probar esto, qué sé yo… Ellos dijeron que no y me mandé solo. A partir de ahí arranqué a entrenar en Invictus MMA, que es un gimnasio de artes marciales mixtas. Entonces empecé a hacer kickboxing, MMA y jiu-jitsu, todo mezclado. Entrenaba no sé cuantos turnos a la semana, pero me decidí por el kick porque me di cuenta que me gustaba la pelea en pie. A partir de ahí, mi objetivo era tener una carrera. Me di cuenta que tenía más facilidad en el deporte que en el estudio, entonces eso me motivaba.
-En Argentina peleaste y ganaste casi todo lo que disputaste, ¿Qué significó para vos eso en cuanto a tu nivel y también en que te hayan ido a ver tus amigos y tus familiares?
-En Argentina tuve 14 peleas, gané 13 y empaté una. Obviamente trabajé durísimo para eso, porque desde un inicio me lo tomé muy profesional, aunque quizás peleaba de manera amateur. A lo mejor eso hacía gran diferencia, porque comía bien, me suplementaba y actuaba como un deportista profesional. Que mi familia y amigos estuvieran ahí fue un plus que se sentía muy bien. Todo eso fue gratificante. Ellos sabían el esfuerzo que había detrás de cada pelea y que me puedan ver en vivo, y no a través de una pantalla, me dio mucha más fuerza.
-Hace dos años estás en Países Bajos, ¿por qué tomaste la decisión de ir para allá?
–Dentro del kickboxing hay muchos estilos, y uno de esos es el que se maneja acá en Países Bajos, que se llama dutch style. Era muy popular, entonces investigué a dónde podía ir a entrenar dentro de Países Bajos y miré muchos videos para practicar. Tomé la decisión de venir para acá porque me gustaba el estilo y porque sabía que hay mucho nivel. Entonces hice unas cuantas cosas para juntarme mi dinero y poder comprar el pasaje e, incluso, muchos familiares me ayudaron también para venirme para acá.
–¿Cómo hiciste para poder juntar la plata?
-Luego de haber dejado la facultad, tenía claro que quería venirme a entrenar a Países Bajos y hacer mi carrera. Entonces, como vivía con mis papás, no tenía muchos gastos y podía trabajar dando clases y ahorrar toda esa plata. Aparte de las clases, cada centavo que veía lo ahorraba y compraba euros, que eran carísimos. Mi familia me ayudó mucho. Mis amigos, unos días antes de viajar, vinieron con un sobre y me ayudaron. La intención de ellos me motivó aún más.
–¿Cómo se lo tomó tu familia?
–Al principio quizás no estaba 100% convencida de mi decisión, pero al mismo tiempo veían que me movía para hacerme los papeles, juntar la plata y todo lo que significa mudarse a otro continente. Lo estaba haciendo por mi cuenta. Entonces, a partir de ahí, ellos cambiaron el pensamiento y me terminaron apoyando incondicionalmente.
-¿Cómo hiciste para llegar al Gimnasio en el que estás entrenando, que es uno de los mejores del mundo?
–El gimnasio se llama Hemmers Gym. Lo conocí por internet y, a la vez, había muchos peleadores conocidos que entrenaban acá y me gustaba el estilo de pelea que tenían, de hecho lo intentaba copiar en Argentina. Me puse en contacto con el entrenador y desde ahí fue sencillo, saqué el pasaje y dije cuándo iba a ir, sin saber que me iba a quedar a vivir acá. La idea principal era por tres meses, pero tenía en mente que me quería quedar a vivir. Además, poder compartir entrenamientos con Marat Grigorian (uno de los mejores peleadores del mundo, con un récord de 63-11-1) es muchísimo. Cuando estaba en Argentina, mi motivación muchas veces era ver videos de él. Ahora entrenamos juntos y hasta me da consejos.
-¿Cuáles son tus objetivos a corto, mediano y largo plazo? ¿Te ilusionás con ser campeón del mundo?
–Actualmente estoy trabajando en un depósito de supermercado. Espero algún día poder dedicarme al 100% al deporte y no tener que ir a trabajar, poder vivir de las peleas, sponsors y demás, como un deportista profesional. En lo que queda del año tengo dos peleas confirmadas, estoy esperando a que llegue la fecha y entrenando para eso. También quiero seguir evolucionando como peleador, en lo técnico y en todo lo que abarca evolucionar dentro del deporte ¿A quién no le gustaría ser campeón del mundo? Tengo claro que todo es a su tiempo. Primeramente me gustaría ser un peleador de nombre con un buen récord de victorias y poder estar bajo un contrato en un evento grande algún día.