jueves, marzo 28, 2024

De la cancha a los escritorios: los jugadores que se convierten en dirigentes

Por Federico De Luca

Johan Cruyff sabía muy bien cuál era el destino del negocio del fútbol. Cuando se retiró como entrenador en 1996 ya tenía en la cabeza desde qué lado quería seguir involucrado en ese mundo que vivió toda su vida. En 1999 se fundó el Johan Cruyff Institute con el objetivo de involucrar y educar a los deportistas, atletas y profesionales en la gestión deportiva. Con esta introducción te recibe el sitio web del Johan Cruyff Institute: “La gestión deportiva es el campo de la educación relacionado con la industria del deporte. La industria deportiva ha tenido un impacto en la economía mundial cada vez mayor en los últimos 20 años, con inversión en infraestructura pública, movilización de recursos y creación de nuevas profesiones y puestos de trabajo. Hoy en día es uno de los sectores profesionales con más crecimiento económico, creando oportunidades para aquellos que aspiran a un futuro en el mundo del deporte”.

En mayo de 2020, la institución desembarcó en Argentina a través de un convenio con Racing. El acuerdo era un beneficio para los socios y trabajadores del equipo de la provincia de Buenos Aires en cuanto al acceso a los programas de formación académica en Gestión Deportiva, Marketing Deportivo y Patrocinio, Administración y Coaching.

A partir de la llegada de Diego Milito, ex futbolista e ídolo de La Academia, Racing comenzó a allanar un camino directo a la profesionalización de todas las áreas. Ese es el proyecto que defendió el ex secretario técnico hasta el último día que ejerció desde esa función. Pero para que ello se lleve a cabo se necesita el respaldo de toda la comisión directiva y que todos apunten hacia el mismo objetivo. La disconformidad de Milito nacía en que los dirigentes no lo dejaban actuar con libertad, tal como prometieron cuando asumió en el cargo. Tal fue el agotamiento que en noviembre de 2020 dejó la secretaría técnica de Racing y mediante un video en sus redes sociales se despidió de los hinchas y aclaró que su renuncia partió por diferencias con el presidente Víctor Blanco: lo que para el ídolo era una inversión en infraestructura, capacitación y desarrollo de áreas profesionales e institucionales, para el dirigente era un gasto. Lejos estuvo la dirigencia de respetar los ideales que conllevaba ese acuerdo con el Instituto Johan Cruyff.

Desde la ex secretaría técnica aclararon que no es lo mismo un dirigente deportivo que un dirigente político. El primero se capacita para gestionar deportivamente un club a través del orden, de la metodología y de optimizar recursos. Y en el fútbol argentino hay un rechazo a lo nuevo: a algunas personas no les conviene que esté todo tan planificado.

Gabriel Heinze anticipó algo de esto en 2016, en una entrevista para el diario La Nación, realizada por el periodista Cristian Grosso: “Con estos dirigentes el fútbol argentino no tiene escapatoria, todo evolucionó en el mundo, todo cambió… menos ellos”. Y agregó: “Tienen que entender que debe venir gente nueva, gente joven. Con otras ideas, que hayan vivido otras cosas”. En aquel entonces Heinze era el entrenador de Argentinos Juniors. Y fue muy preciso al explicar qué pasa con el futbolista que se involucra en la política de un club: “Chocan con gente que tiene todo armado y no quiere que venga alguien a sacarles el lugar. Se juntan, y comienzan a trabajar para que el nuevo no tenga poder de decisión. Entonces, ¿qué hace el futbolista? Se termina yendo. Y nadie puede convivir con esta gente”.

En el momento en que Milito decidió dar un paso al costado, desde la comisión directiva comenzaron una reestructuración y recurrieron nuevamente a un exfutbolista, pero esta vez para ocupar el cargo de mánager: Rubén Capria. Su primera elección fue la designación de Juan Antonio Pizzi a cargo del plantel, pedido que fue cumplido. Finalmente, el entrenador fue destituido de su cargo luego de una derrota, en el clásico de Avellaneda, contra Independiente. Llegar a la final de la Copa de la Liga, le permitió al director técnico permanecer en su cargo, pese a que después de la derrota 5 a 0 frente a River Plate en la Supercopa Argentina, su continuidad se mantuvo permanentemente en el ojo de la tormenta. No era la idea de un proyecto a largo plazo lo que lo retenía, sino el gasto elevado que implicaba destituirlo. El mánager de Racing lo bancó hasta último momento. De hecho, hasta se rectificó y afirmó que a Pizzi lo volvería a elegir cien veces más. Pero su convicción no fue suficiente para convencer a la cúpula dirigencial.

El director técnico juntó su pertenencias y se despidió con este mensaje: “No encontramos respaldo para continuar. Con el único que hablaba era con Capria. Nunca me había pasado no tener relación con los dirigentes, el fútbol argentino a veces se maneja de una forma que uno no está acostumbrado”.

Juan Simón, ex defensor de la Selección argentina y de Boca, entre otros clubes, se desempeñó como mánager del Xeneize durante el período 2014-2016. La restricción en la libertad de acción y sin injerencias en las determinaciones deportivas lo llevaron a tomar la decisión de alejarse.

Simón explica desde sus palabras el rol de mánager: “Es un nexo entre dirigentes, cuerpo técnico y plantel. Debe ser multifuncional, conocer de reglamento, de economía. Se utiliza para delegar funciones; el directivo se encarga de la parte ejecutiva y nuestra tarea se torna a lo deportivo”.

Franco Cristaldo, Andrés Cubas, Tomás Pochettino, Rodrigo Bentancur, Cristian Erbes, Sebastián Palacios, incluyendo a Carlos Tevez y Fernando Gago, que se formaron en las inferiores, reflejan el proyecto que ideaban Simón y el Vasco Arruabarrena para Boca: potenciar el material de las inferiores y pocas incorporaciones en los mercados de pases.

La visión de Simón es positiva en cuanto a que los jugadores profesionales se involucren en las cúpulas dirigenciales. Ahora remarca los casos de Enzo Francescoli en River, el de Milito primero y el actual de Capria en Racing, el Consejo de Fútbol en Boca y Agustín Alayes en Estudiantes de La Plata, entre otros. Además, enfatiza: “Es mucho más llevadera la relación entre un mánager y un director técnico porque hablan el mismo idioma”. Aunque en su caso, Simón no sólo limitó su conocimiento volcado al fútbol, primordialmente en el reglamento por ser agente FIFA. Trabajó a la par de abogados, gerentes y tesoreros, fortaleció la confianza de estos al estar interiorizado y desarrollado con los números, algo que considera un plus fundamental.

Hay quienes afirman que a través de la gestión deportiva se puede transformar la vida. Así lo expresó Juan Sebastián Verón, quien fue presidente de Estudiantes y es actual vicepresidente, en el Foro de Innovación Social Tecnología 2020. “Buscamos no solo transformar desde lo deportivo, sino también desde lo humano y por eso el fútbol tiene un complemento que es la parte educativa. En este sentido, Estudiantes avanzó muchísimo en la tecnología que se pone al servicio del futbolista desde lo formativo y eso convive con el deportista dentro de la institución”, dijo el ídolo del Pincha, que estableció relaciones con la organización Fútbol Con Corazón con el objetivo de complementar el deporte con la parte pedagógica. Desde el principio del mandato, en octubre de 2014, el proyecto de la comisión directiva comandada por Verón mostró un fuerte compromiso con la educación de sus juveniles para brindarles la chance de insertarse en el mercado laboral o continuar una carrera académica.

Juan Román Riquelme se involucró directamente en la política de Boca desde un cargo ejecutivo. La decisión de postularse como vicepresidente segundo en la lista encabezada por Jorge Ameal-Mario Pergolini fue directamente para competirle a Christian Gribaudo, candidato que quería continuar el legado macrista de Daniel Angelici. Apenas comenzaron a ejercer funciones, se le delegó las determinaciones futbolísticas al consejo de fútbol (integrado por Bermúdez-Delgado-Cascini). Con el pasar del tiempo, la fórmula se desgastó y los conflictos comenzaron a aparecer. Por diferencias con el consejo de fútbol, Pergolini decidió renunciar y su lugar como vicepresidente primero lo ocupó Román. A pesar de las tareas ejecutivas que implica este cargo, reiteradas veces Riquelme aseguró que su objetivo es lograr la séptima Copa Libertadores, una obsesión que apasiona a todos sus hinchas, y que tratará de formar el mejor plantel para alcanzar el objetivo. Para eso, se propuso llenar el club con gente que ya conoce la presión de uno de los equipos más grandes de Argentina. Al igual que Verón, al estar directamente involucrado en la política administrativa, Riquelme disfruta de esa libertad que en otros puestos no se les asegura a los ex futbolistas.

La tendencia de los ex jugadores profesionales sumergidos en la política de los clubes es cada vez más acrecentada y podemos imaginarnos los próximos que desembarcarán en ese universo: Milito nuevamente en Racing, Tevez en Boca, un deseo que parece tener desde su regreso al club en 2015, o Maxi Rodríguez en Newell’s. Es cuestión de tiempo que aparezcan nuevos y reclamen esa ansiada libertad para impulsar una evolución del fútbol argentino.

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