Por Aracely Benitez Vega y Micaela Trípodi
“Qué loco, ¿no? Cuánto cuesta aceptar la realidad a veces. Ah, pero cuando la acepté mi vida se llenó de oportunidades”, decía Stefanía en un post en su cuenta de instagram.
Stefanía Ferrando es una atleta paralímpica argentina que nació el 30 de noviembre de 1993 en Gualeguay, Entre Ríos. Desde su nacimiento fue diagnosticada con Atrofia Muscular Espinal (AME), por lo que toda su vida ha tenido que manejarse en silla de ruedas. De pequeña la trasladaban a “upa” o en auto, y cuando pasó a primer grado tuvo su primera silla. “Stefi” tiene buenos recuerdos de su infancia y estuvo rodeada de grandes amigos que buscaban la forma de incluirla a la hora de jugar, aunque contó que su mayor influencia siempre fueron sus “viejos”. Ellos la ayudaron, sobre todo a crecer como persona.
Stefanía hace su vida tan normal como lo podría hacer cualquier otra persona. Aunque con la diferencia de que ella se encuentra, desde el 2020, en el noveno puesto del Ranking Mundial. Actualmente se prepara para competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio en la disciplina de boccia, deporte que practica desde 2017, pese a que su familia siempre estuvo relacionada a su práctica. “Lloré un montón el día de la clasificación. Estaba súper emocionada porque fue un logro muy importante para mí. A los Paralímpicos van los 10 mejores deportistas del mundo y estoy dentro de ellos, es increíble”, señaló.
Por otra parte, Ferrando tiene sus convicciones bien definidas y desea dejar huella en la historia del deporte argentino: “Me gustaría ser recordada como la deportista más apasionada y que dejó todo. Quiero dejar marcado que no importa lo que pase, siempre se puede seguir hasta conseguir lo que uno quiera”.
“Una chica de buena madera, sincera y de corazón enorme”. Así la describe Rosa Lazo, su mejor amiga desde hace 14 años. En su faceta de deportista, “no se rinde hasta lograr sus objetivos, y a la vista queda que lo está logrando y que aún le queda mucho más. Siempre está perfeccionándose, para mejorar día a día, y esforzándose para que todos puedan conocer un poco más de este deporte, gracias a ese esfuerzo es la repercusión que hoy tiene en Gualeguay, donde todos la apoyan”, agregó.
Destacada por la perseverancia, compromiso, seriedad y pasión con la que practica la disciplina –en palabras de su equipo conformado por su entrenador Cristian Rosado, y su asistente deportivo Juan José Ferreyra, quien además es su pareja– sus objetivos de cara a lo que viene, son claros. “Tener un gran rendimiento, meternos entre los diplomas paralímpicos y por qué no soñar con una medalla”, expresó su preparador con ilusión. Con esa misma ilusión, aunque con algo de modestia, Stefanía dijo que se está preparando para ir por la medalla: “No sé si lo voy a lograr pero voy a darlo todo para conseguirlo”, aseguró.
No hay dudas de que la confianza está puesta y así lo reafirmó ‘Juanjo’, como ella llama a su compañero de vida: “Stefi es una persona muy fuerte mentalmente que tiene muy claro lo que quiere y siempre logra lo que se propone”. Con su equipo de trabajo, la deportista se alzó con el Open Regional de San Pablo 2019 y se quedó con la clasificación en Individual BC3 para Tokio. “En ese torneo sabía que tenía que ganar o ganar si quería ir, así que fui sin presión porque además, mi carrera deportiva había sido sólo de dos años y tengo mucho por delante. Aclaro que sí me preparé un montón con mi entrenador y mi asistente, y creo que la frutilla del postre la tuvo el psicólogo deportivo que me metió todas las fichas para ir con mente de ganadora a lograr lo que quería, disfrutándolo”, expresó.
De la misma manera en que la describen quienes trabajan con ella, lo hace su amiga Rosa quien, además, deja ver su orgullo a través de sus palabras: “Admiro mucho su fortaleza, nunca se rindió, ve la vida de una forma tan linda que te lleva a vos a verla de la misma manera y te enseña día a día a que si de verdad lo soñás nada es imposible, todo se logra y hay que ir siempre hacia adelante, no importa cuántas dificultades se interpongan, si se quiere se costea y se llega. Es una de las personas con más fuerza y temperamento que conozco”, afirmó.
Sin embargo, la Stefanía Ferrando de ahora no es la misma que la de hace diez años. A pesar de tener un trabajo y haber estudiado una carrera, por mucho tiempo debió lidiar con sus inseguridades y los estereotipos sociales, aquellos que la limitaron a aceptarse y valorarse.
“Considero que uno mismo se pone límites por el entorno que lo rodea. A veces naturalizamos cosas que no son como creemos. En mi caso yo pensaba que mi camino estaba por otro lado, dedicarme al estudio y el trabajo. No me imaginaba teniendo pareja, con planes de vida independiente, ni mucho menos siendo deportista de alto rendimiento”, contó. A la vez, Stefanía mencionó un episodio que fue bisagra en su vida y que cambió por completo su perspectiva: “Una vez alguien me preguntó si me había dado cuenta de que estaba en una silla de ruedas, y fue cruel pero crucial. Transcurría mi día a día en una silla pero nunca me imaginaba, y ni siquiera en los sueños, me veía así.” La atleta contempla ese hecho como un clic necesario para ver sus limitaciones y explotar lo que sí podía y ama hacer.
Así fue como descubrió el poder de la terapia, que se convirtió en su mejor aliado para poder aceptar su situación: “Sin terapia hoy no estaría donde estoy y sé que no hubiera podido aprovechar todas las oportunidades que me han llegado. Fue algo fundamental para mí”, señaló.
Fuera de su rol como deportista y psicóloga, en sus tiempos libres Stefanía disfruta pintar y dibujar, tanto como disfruta una buena milanesa con papas fritas, su comida favorita. Estudió Artes Visuales y no descarta sumar a su lista académica la carrera de Diseño Gráfico. En relación a esto, su amiga Rosa –con quien comparte largas charlas sobre la vida acompañadas de unos mates– confesó que es muy buena con todo lo que tenga que ver con las manualidades y que “hace unas tazas increíbles pintadas a mano”. Probablemente eso confirma su habilidad con las bochas.
En la actualidad, también aprovecha su tiempo para mirar partidos y entrevistas de otros deportistas, ya que dice aprender de ellos. Su referente es la yudoca Paula Pareto porque “es una deportista que empezó desde abajo y llegó a lo más preciado, el oro olímpico. Y eso es lo que quiero yo, ser una gran deportista pero manteniendo el enfoque y la humildad”, añadió.
No solo es campeona en las competencias, sus allegados confirman que también lo es en la vida. “Como amiga es de las personas que siempre van a estar, aunque pasemos tiempo sin vernos sé que si necesito algo no me va a dejar en banda”, recalcó su amiga Rosa Lazo.
Asimismo, eso demuestra la propia Stefanía, con las ganas de ayudar la caracterizan: “Me gusta compartir lo que aprendo con los demás. Para mí compartir lo que aprendí es hacer lo que comparto con el resto. Por ejemplo, si en el deporte comparto una estrategia de juego con mis compañeros y estamos a la par, eso me exige a mí misma mejorar. Entonces creo que si aplicamos eso a la vida en general, todos podemos aprender y mejorar en lo que nos proponemos”.