sábado, noviembre 23, 2024

Por Franco Madotti

Si hay algo en particular que caracteriza a los uruguayos es la garra, y esta no es la excepción. Ronald Paolo Montero nació en Montevideo, Uruguay, y vivió su infancia en Pocitos, un departamento del país vecino con 121 mil habitantes. Vivía con su madre, sus hermanos, su tío y su padre, Julio Montero Castillo, ídolo del Club Nacional de Football. 

El Cabezón, como le decían en su familia, es hincha de Peñarol. De chico, por respeto y legado de papá, se probó en Nacional pero su estatura apareció como el principal argumento del club para decir que no (NdR jugó en Primera con 1,79 metros). A los 15 años, el joven Montero decidió ir al Carbonero donde lo ficharon por ser hijo de Montero Castillo. Debutó en el Manya a los 21 con César Luis Menotti como entrenador, y con tan solo una temporada en Primera lo vendieron al Atalanta de Italia. Cinco años después fue traspasado a la Juventus y terminaría logrando diez títulos en nueve años siendo el capitán. Además, tuvo un breve paso por San Lorenzo y se retiró del fútbol profesional en 2007 en Peñarol. 


Idea de juego

El actual entrenador del Cuervo, de 49 años, admitió que está ante la oportunidad de su vida y que puede ser una vidriera para dar el salto hacia Europa, donde sueña con dirigir a la Vecchia Signora. 

Montero arrancó siendo interino en 2014, luego de conducir la Reserva, y tuvo que ponerse al mando de la Primera de Peñarol en tres partidos (dos victorias y un empate). Pasados dos años y ya en Colón de Santa Fe, con un estilo de juego marcado, con presiones altas y los centrales adelantados (técnica que aprendió con Menotti en su etapa como jugador), y con un paso previo en Boca Unidos de Corrientes, conformó su cuerpo técnico que lo acompaña hasta el día de hoy, con excepción de Richard Chengue Morales, quien en 2019 decidió dar un paso al costado y convertirse en representante. 

Finalizada su etapa en el Sabalero, con una efectividad del 51%, a principios del 2017 aceptó una oferta de Rosario Central, que venía de años muy buenos con Eduardo Coudet. En el Canalla, logró resultados más que aceptables, como eliminar a Boca de la Copa Argentina y ganarle a Newell’s en condición de visitante. A pesar de eso, el equipo no rendía de la manera esperada y tras 24 partidos en el cargo, decidió dar un paso al costado. 


Paolo Montero llevó al Sambenedettese dos años consecutivos a los playoff de la Serie C de Italia para pelear por el ascenso.

Si bien el uruguayo dirige desde 2014, recién obtuvo la mayor certificación que un entrenador puede tener en 2019, cuando estaba dirigiendo al Sambenedettese y se recibió en el Coverciano, una de las escuelas de técnicos más importantes del mundo que otorga la Licencia de UEFA Pro, la cual permite dirigir a cualquier equipo de primer nivel de manera permanente. 

En Italia fue donde más se sostuvo en el tiempo, ya que estuvo dos años y obtuvo sus mejores campañas, llevando al Sambenedettese a pelear por ascender a la Serie B, pero tras dos años consecutivos jugando los playoff no pudo lograr el objetivo. 

Fiel lector del novelista brasileño Paulo Coelho, Montero expresó varias veces que le gusta mucho vacacionar por lugares tranquilos con su familia para desconectarse de la televisión y la tecnología. Además, en una entrevista con El Gráfico, explicó que ser frontal en su carrera como futbolista le traía problemas: “A mí me han di­cho mil co­sas, pe­ro lo to­mé siem­pre a fa­vor del gru­po”.

En San Lorenzo intentará plasmar su idea de juego, pero si hay algo que Paolo Montero tiene claro es que el esfuerzo no se negocia y eso, tras ser capitán de la Celeste, lo sabe muy bien.

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