Por Leandro Scalambrino
Rodolfo Martín Arruabarrena, aquel lateral izquierdo que alcanzó la gloria con Boca Juniors en el 2000, consagrándose campeón de la Copa Libertadores y convirtiendo un doblete en la final ante Palmeiras de la mano de Carlos Bianchi, hizo sus estudios para ser director técnico en la Escuela de Técnicos de Vicente López, recibiéndose en el 2010. En 2011, con 35 años, tuvo su primer desafío como entrenador de Tigre, que estaba en una situación complicada, y el Vasco supo cómo salvarlo del descenso al Matador, consiguiendo el 48,24% de los puntos en 76 partidos dirigidos en todo su transcurso por el club. Al finalizar su paso por Tigre se convirtió en el entrenador de Nacional de Uruguay en el cual no iba tener un paso sobresaliente.
Idea de juego
A partir del año 2014 arrancó su etapa por Boca. Arruabarrena empezaría a pisar fuerte en el club Xeneize en 2015, consiguiendo el título de Primera División y la Copa Argentina. Durante todo su paso consiguió un total del 68,45% de los puntos, y en el campeonato de la consagración obtuvo el 71,11% de efectividad.
El Vasco fue parte del equipo de Carlos Bianchi que consiguió la Copa Libertadores en 2000.
En la Copa Libertadores el camino se truncó en octavos de final por el suceso del gas pimienta: “River sacó provecho de una situación desagradable”, manifestó, ya que luego del hecho Boca sería sancionado y eliminado del certamen. La táctica que más veces utilizó fue 4-3-3 y con esta jugó 22 partidos.
Arruabarrena es una persona reconocida en la cancha por gesticular mucho con las manos, cada gol que hace su equipo lo grita eufóricamente como cuando era jugador y este también suele vestirse de traje para cada partido.