viernes, noviembre 22, 2024

Por Marcos Tellechea

Miguel Ángel Russo es un hombre que, con fuerza y voluntad, supo ganarle a una enfermedad mortal. Nació en Lanús el 9 de abril de 1956 y su pasión por el fútbol tiene su sello desde aquel debut como profesional en 1975, con Estudiantes de La Plata. Carlos Bilardo lo hizo ingresar en lugar de Miguel “El Fantasma” Benito, en el 2 a 2 frente a San Martín de Tucumán.

Se retiró a los 32 años para dedicarse al rol de entrenador y conservar ese sentimiento ahora desde el banco de los suplentes. Debutó en este cargo en 1989 dirigiendo a Lanús, en la Segunda División del fútbol argentino, club en el que consiguió dos ascensos a Primera División, en 1990 y 1992.Ya entre 1994 y 1995, fue el entrenador de Estudiantes en dupla con Eduardo Luján Manera, consiguiendo nuevamente el ascenso.


Idea de juego

En su carrera como entrenador, Russo pasó por México (Monarcas Morelia), Perú (Alianza Lima), España (Unión Deportiva Salamanca), Chile (U. de Chile), Paraguay (Cerro Porteño), y Colombia (Millonarios). En este último club ganó tres títulos, siendo sus únicas consagraciones en el extranjero. 

En Argentina, tuvo dos o más etapas en Lanús, Estudiantes, Vélez, Boca y Rosario Central. En Boca, logró su máxima estrella ganando la Copa Libertadores 2007, frente a Gremio, por un global de 5 a 0. A fin de año, luego de la derrota por 4 a 2 frente al Milan por la final del Mundial de Clubes, Russo abandonó su cargo. Tiempo después, tuvo cortas etapas en San Lorenzo (2008-2009), Racing (2010-2011) y Rosario Central, donde logró otro ascenso a Primera en la temporada 2013-2014. Entre 2017-2018, firmó con Millonarios, donde salió campeón del Torneo Finalización 2017 y de la Superliga 2018.

En 2017, a pesar de haber salido campeón con el conjunto colombiano, no todo fue alegría para Russo, ya que, luego de la consagración, en una conferencia de prensa confesó que tuvo cáncer de próstata. “Mi médico dice que una de las claves de mi sanación es lo que significa el trabajo para mí. Pero no es que el fútbol fuera mi terapia. El fútbol es mi vida”. En 2020, vuelve a Boca, donde hasta ahora consiguió dos títulos, la Superliga Argentina y la Copa Diego Armando Maradona.


En su primer ciclo, ganó la Copa Libertadores 2007 con Riquelme en el campo de juego. 

 

Para Russo, un volante central es una pieza clave dentro de un equipo porque es el que va a romper por el medio, el que va a decidir la pausa y la velocidad y el que tiene más situaciones de ataque y defensa que cualquiera en la plantilla”, y de un centrodelantero piensa que “tiene cosas innatas y naturales que hay que respetarlas e ir agregándole lo que el entrenador ve para el beneficio del equipo, tienen que tener importancia asociada, presencia, trabajo, equilibrio y también debe ser gente que necesita estar lo más cerca del área posible”.

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